Revista Digital de El Quinto Hombre
CASO LAGO LA FLORIDA. Contacto del tercer tipo. - Nota II
OVNILOGÍA COMPARADA.
Con respecto a la observación del OVNI en el lago La Florida (provincia
de San Luis, República Argentina), no podemos compararlo con otros casos
similares, ya que la lista sería muy numerosa; el aparato es el tipo clásico
Nro. 8 de la clasificación de Claude Poher, dos platos soperos invertidos,
con una especie de alerón en la parte central.
Un caso similar, aproximado en el tiempo y lugar a esos hechos,
sería la visualización del pintor Julio Suárez Marzal y el Dr. Walter
Griehl en pleno mediodía del 24 de mayo de 1971, y en el centro mismo
de la ciudad de Mendoza.
Con referencia a la aparición del humanoide, éste parecía perteneciente
a los seres de alta talla y con la conformación antropomórfica común a
todos los casos de descensos de entidades extraterrestres provenientes
de las 3 posibilidades de origen de las mismas.
Los casos de contactos del tercer tipo que indicaremos han sido
investigados en forma personal por el equipo de CAEFA, y no mencionaremos
los indicados por el periodismo u otros medios de información porque pensamos
que no tienen valor científico para una evaluación seria, al desconocerse
la veracidad o falsedad de los hechos relatados.
Regino Perroni se
tapa los ojos ante la gran luminosidad
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Caso Arévalo: sábado 18 de marzo de 1950, a las 18.30 aproximadamente,
en la provincia de Santa Cruz, Argentina.
El Sr. Wilfredo Arévalo, a quien entrevistáramos en forma personal
igual que a su hijo, manifestó que había visto aterrizar un OVNI a cierta
distancia, manteniéndose otro segundo objeto en el aire. Del aparato descendido
emanaba una niebla azulada verdosa, por debajo del cuerpo, que estaba
hecho de un metal muy fosforescente, tipo aluminio. La parte superior
del objeto giraba y además poseía en su centro una especie de cúpula transparente,
donde había 4 hombres de una estatura superior a los 2 m, vestidos de
blanco, que movían instrumentos colocados en su interior.
De pronto salió un reflector color azulado desde adentro del aparato,
y con un intenso olor a gasolina empezó a elevarse emitiendo un zumbido
sordo, como de soldadura autógena.
Se unió al otro OVNI que estaba en el cielo, y ambos desaparecieron
hacia los Andes, dejando una estela de color azul intenso cuando entraban
en territorio chileno.
En el lugar de los hechos se encontró un círculo de 6 mts. de diámetro,
con los pastos totalmente chamuscados.
Para nosotros es el primer contacto humanoide en la República Argentina,
con un excelente testigo calificado.
Caso Douglas: 12 de octubre
de 1963; entre las 3 y las 7 de la mañana. Monte Maíz (provincia de Córdoba,
Argentina).
Eugenio Douglas era un camionero que vivía en Venado Tuerto (provincia
de Santa Fe), fallecido recientemente, y a pesar de sus antecedentes de
cuchillero de la zona y sus peleas agresivas con otros ciudadanos,
su caso fue avalado por las declaraciones del Dr. Francisco Dávalos y
la investigación exhaustiva que se hizo con el testigo.
Este hecho ha recorrido el mundo y es muy popular en América y Europa.
Eugenio Douglas había salido con su camión de Venado Tuerto cuando, al
llegar a las proximidades de Monte Maíz, en la provincia de Córdoba, su
vehículo sufre un corte de contacto.
Intrigado por el suceso, sigue a la deriva unos metros cuando de
pronto ve venir, en sentido contrario, una potente luz que se le va encima;
se pone muy nervioso y cae a la banquina, rompiendo la punta de eje; en
ese momento los faros se le apagan totalmente.
Mira hacia su costado derecho y encuentra que a unos 10 o 20 mts.,
aproximadamente, hay un aparato estacionado, de forma ovoide, de unos
10 mts. de diámetro, muy iluminado, con dos figuras humanoides de más
de 2 mts. de estatura; visten un uniforme blanco grisáceo, pegado al cuerpo,
con cascos en sus cabezas.
Lanzan desde el aparato unos haces rojizos que le producen quemaduras
en el cuerpo y en el rostro; Douglas atina a hacer un disparo con un revólver,
para luego empezar a huir a campo traviesa.
En su huida, durante varios km., los seres le van haciendo una especie
de manga para tratar de introducirlo en el objeto, acercándolo
paulatinamente con luces muy potentes; Douglas dice que trata de defenderse,
anudando su poncho a su mano izquierda y sacando su cuchillo o su revólver,
para usarlos indistintamente con la mano derecha; en determinado momento,
luchando y cayéndose, encuentra que las entidades se han
ido, y entonces sigue corriendo para llegar a Monte Maíz. Se acerca a
la comisaría local, donde hace la denuncia, y es entrevistado por el Dr.
Francisco Dávalos, que comprueba las quemaduras y diagnostica raras
lesiones producidas por elementos no determinados.
Al lado del camión y en el primer recorrido de Douglas en el campo
se encuentran huellas de pisadas. Investigación hecha juntamente con CAEFA
(Santa Fe).
Alvarez y Sosa ven
el regreso del ser
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Caso Pretzel: 14 de junio
de 1968, a las 0.30 aprox., en Villa Carlos Paz (Córdoba, Argentina).
Aproximadamente a las 0.30 de ese día, María Elodia
Pretzel había terminado de atender a los parroquianos y huéspedes del
hotel La Cuesta, de Villa Carlos Paz, cuando volviéndose de la cocina
ve desde el orificio rectangular de la misma, que da al salón comedor,
a una persona alta detrás del mostrador de recepción de ese
motel.
María Elodia empieza a acercarse y la entidad, que medía más de
2 mts. de altura y vestía un buzo celeste escamado, brillante, empieza
a caminar para acercarse a ella. En la palma de su mano izquierda llevaba
una esfera celeste, a la que movía constantemente hacia arriba y hacia
abajo. Cada vez que la movía hacia arriba, María Elodia se desmayaba,
para levantarse con grandes esfuerzos y comenzar a retroceder (según
la descripción que realiza la mujer, se trata de un individuo con rasgos
de las tipologías Nro. 1 y Nro. 8 ).
Presa de una gran crisis de nervios, va caminando hacia atrás mientras
observa que la entidad, siempre sonriente y usando su esfera, también
empieza a retroceder, caminando como si lo hiciera en una cuerda floja,
y no apoyándose en cada pie.
Al llegar al umbral de la puerta, baja su cabeza, conservando su
forma erecta, y se pierde en la salida.
Mientras tanto, su padre, Pedro Pretzel, venía en su coche de la
ciudad de Córdoba, distante unos 40 km. de Villa Carlos Paz; cuando observa,
en una de las subidas y bajadas del camino, que había un tractor
iluminado en la puerta de su motel; cuando llega a su casa se encuentra
a su hija tirada en la cama, muy nerviosa y con un llanto compulsivo,
que no podía detener.
En la investigación se descubrió que, en las cocheras del motel,
que se encuentran frente a la ruta, había un Peugeot al cual se le encontró
radiactividad; lo mismo que en la parte externa de la casa de los Pretzel.
Esta investigación se hizo con la ayuda del equipo CAEFA (Córdoba), Alberto
M. Astorga y Dr. José Altivo Ponsa.
En los años posteriores se volvió a encontrar en 2 oportunidades
más a la protagonista, que repitió toda esta narración en forma reiterada
y sistemática.
Caso Cerro de las Rosas:
27 de junio de 1968, a las 17.00 horas aproximadamente, en la ciudad de
Córdoba, Argentina.
Tres niños de 13, 12 y 10 años, llamados Hugo César Messina, Jorge
González y Oscar Crespo, marchaban por el Cerro de las Rosas en bicicleta
aquella tarde, cuando de pronto fueron sorprendidos a 50 mts. de distancia
por la aparición de un OVNI color plateado brillante, que descendía con
un anillo giratorio en su parte inferior, mostrando luces de distintos
colores; parecía como una hélice grande. El aparato se estacionó
a esa distancia de los protagonistas y a una altura de 20 o 30 mts. sobre
el cerro.
Desde la parte superior salió una pareja de humanoides (un hombre
y una mujer) que comenzaron a flotar en el aire, como suspendidos,
para ir descendiendo paulatinamente y entrar nuevamente en el aparato
por la parte inferior.
Parecía una caminata de astronautas terrestres. La pareja
era de conformación antropomórfica, de enorme estatura, más de 2.5 mts.;
vestían uniformes ajustados al cuerpo y sus cabellos eran largos y de
color rubio albino. En ningún momento vieron alguna escotilla de la que
pudieran salir las entidades.
Investigación conjunta con CAEFA, Córdoba (Alberto Máximo Astorga).
Caso Tapalqué: 30 de julio
de 1968, a la hora 2.00, en Olavarría (provincia de Buenos Aires, Argentina).
Una comisión policial alertada por numerosos pobladores
de las inmediaciones del arroyo Tapalqué, a pocos km. de la ciudad bonaerense
de Olavarría, se encuentra con tres humanoides de una estatura de más
de 2 mts. que visten monos o mamelucos plateados y habían salido de un
OVNI aplanado, de forma ovoide, que despedía en su descenso luces multicolores.
Los humanoides maniobraban alrededor del aparato; al dar los policías
la señal de ¡Alto! y no darse por aludidas las entidades, la comisión policial,
formada por un oficial inspector y dos agentes, lanza una ráfaga de ametralladora.
Los tres seres levantan las manos y largan sendos haces luminosos
y compactos a través de una bola luminosa, cuyo efecto es paralizar a
los agentes policiales, quienes no pueden prácticamente moverse para utilizar
las armas.
Instantes después, los tres humanoides giran y se dirigen al aparato;
en ningún momento se ven puertas o escalerillas, pero las entidades desaparecen
para luego hacerlo también el aparato en forma muy veloz y sin ningún
sonido.
Caso Santa Isabel: Ultima
semana de setiembre de 1972, ciudad de Córdoba, Argentina.
Se trata de una secuencia de hechos episódicos, jamás registrados
hasta ahora, sobre la aparición de un humanoide visto por distintos testigos
en varios días consecutivos, y en distintas posiciones y actitudes.
Todo sucede en la última semana de setiembre de 1972; el primer
protagonista es Teodoro Merlo, de 56 años de edad y empleado de la planta
automotriz Santa Isabel de la fábrica IKA Renault, domiciliado en la
ciudad de Córdoba; ve al humanoide en los vestuarios de esa planta hacia
las 5.30 horas aproximadamente, del 21 de setiembre de 1972, y a una distancia
de 3 metros.
La entidad antropomórfica tenía entre 2.40 y 2.50 mts. de estatura;
era de piel muy blanca, con dedos largos y finos en sus manos; de gran
corpulencia, vestía un mono o mameluco enterizo de color azul oscuro,
sin botones ni cinturones, muy ceñido al cuerpo.
El ser estaba sentado sobre un piletón con su piernas abiertas,
y sus características morfológicas coinciden con la observación registrada
en la noche del 27 de setiembre de 1972, en que, recorriendo con una motocarga
las instalaciones de la planta automotriz, el empleado administrativo
Enrique Moreno, de 19 años de edad, ve a un ser en una calle interna de
unos 200 mts. de extensión, a unos 100 mts. de distancia respecto de él.
Este último testigo recuerda la cara del ser como muy parecida a los moais
de la isla de Pascua.
El tercer testigo es el chofer Luftolde Rodríguez, quien aprecia
el fenómeno horas más tarde del incidente del empleado Moreno, y percibe
las mismas características morfológicas de la entidad; como en los anteriores
hechos, se producen también efectos electromagnéticos de corte de luces
y encendidos.
Además, otro testigo ve salir, muy cerca de la planta
Santa Isabel, a una luz intensa que se pierde en el cielo estrellado,
posiblemente un OVNI portante del ser anteriormente visualizado.
Una excelente investigación del CADIU de Córdoba, corroborada por
nuestros equipos de CAEFA Buenos Aires y CAEFA Córdoba.
Caso Días DAvila: 13
de diciembre de 1972, 19.40 hs., Días DAvila, estación de Bahía,
Brasil.
Esta investigación brasileña fue llevada a cabo por un muy buen
representante de CAEFA en Brasil, el Sr. Alberto Romero, e intervino además
la Universidad Federal de Bahía en el análisis de las huellas encontradas
en el lugar.
En enero de 1973 llegamos a una localidad situada a pocos km. de
Salvador, capital del Estado de Bahía, con el objeto de ampliar una información
que habíamos recibido.
Después de efectuar una serie de investigaciones, conseguimos entrevistarnos
con el Sr. Fritz Abbehusen y su esposa, doña Margarita (62 y 65 años respectivamente),
quienes nos atendieron con toda cordialidad y dispuestos a relatarnos
los hechos que presenciaron. Según la narración de los esposos Abbehusen,
eran aproximadamente las 19.40 horas del día 13 de diciembre cuando el
aparato de televisión, que se hallaba funcionando, sufrió una brusca interferencia.
El Sr. Fritz salió al porche de su casa y divisó un objeto de enormes
dimensiones y muy luminoso que, atravesando rápidamente el espacio, se
dirigía hacia las lomas vecinas. En ese momento, cuando el objeto se alejó
de la casa, el aparato de televisión volvió a funcionar normalmente.
Interesado por el espectáculo que se desarrollaba ante su vista,
le pidió a su esposa que le trajera unos anteojos para observar el objeto
con mayor detalle. Mientras aguardaba que su esposa regresara, percibió
a simple vista que lo que estaba observando no era un vehículo conocido.
Su forma era circular y de gran tamaño, puesto que cuando descendió, ante
su sorpresa, en una loma situada a unos 5 km. de distancia, podía ser
visto con la dimensión aproximada a unos 3 cm.
Con los anteojos pudo ver claramente que no estaba posado, sino
que flotaba a unos metros del suelo. En el vehículo predominaba el color
de una luz tipo fluorescente en la parte inferior, y en la parte superior
aparecían una serie de ventanillas de color rojo y rojo claro casi naranja.
Transcurrieron algunos minutos, al cabo de los cuales el Sr. Fritz se
sentó en una silla, para no cansarse, y poder observar con tranquilidad
lo que estaba sucediendo. Poco después, tres pares de luces que parecían
brasas de fósforos guiñando en la oscuridad se separaron del
objeto siguiendo trayectorias diferentes, una de las cuales enfiló directamente
hacia donde se encontraban ellos.
Doña Margarita, en compañía de la sirviente del matrimonio (Valdete
de Lima, 22 años, soltera), se dirigió a la parte de atrás de la casa
para poder observar mejor, puesto que el terreno accidentado de la región
permitía mayor visibilidad desde el sector posterior de la vivienda. De
esta manera, apoyadas en la pared, vieron aproximarse las dos luces pequeñas,
a las que perdieron de vista por un instante al aproximarse éstas a la
parte baja de la loma.
Poco después, y de acuerdo con las declaraciones de ambas, dos figuras
aparecieron a unos 50 mts. de la casa. Daba la impresión de que caminaban
con la punta de los pies, subiendo exageradamente las rodillas a cada
paso que daban. Los testigos fueron coincidentes en sus declaraciones,
al afirmar estos detalles y al referir las formas físicas de las criaturas.
Según ellos parecían dos chicos de 13 o 14 años, muy delgados; al caminar
lo hacían con los codos junto al cuerpo, como los esquiadores cuando
llevan bastones. Vestían una especie de túnica de color blancuzco
o gris, pero, sin embargo, no pudieron observar detalles del rostro, ni
afirmar ni negar si portaban escafandras o cascos. Como vieron que los
dos seres se aproximaban a ellas, huyeron despavoridas llamando al Sr.
Fritz a gritos.
Cuando el marido llegó, los dos seres habían desaparecido.
Después de estos acontecimientos las dos mujeres entraron en la
casa y el Sr. Fritz se quedó sentado, observando con los anteojos hasta
casi la medianoche. Fue así que vio otra luz, parecida a los faros de
un automóvil, que se encendió en otra loma vecina a la que cobijaba al
OVNI, tiñendo de color rosado los alrededores. Al cabo de algunos minutos
dejó su posición y comenzó a desplazarse en dirección al OVNI; cuando
se situó en la vertical del mismo se apagó o desapareció.
Durante las horas en que el objeto permaneció en la loma, un haz
de luz que partía de él barría las proximidades, y cuando por casualidad
se fijaba por algunos instantes en un determinado lugar, los matorrales
comenzaban a incendiarse. No obstante, las llamas se apagaban de inmediato
cuando la luz se alejaba. Este hecho se repitió varias veces durante aquella
noche, por lo que un matrimonio que estaba con el Sr. Fritz decidió intentar
acercarse hasta allí en auto. Ekner Ramos y doña Iracema fueron al lugar
en auto, llevando con ellos a un acompañante; otro matrimonio, que se
negó a testimoniar, los siguió a presenciar el fenómeno.
Se detuvieron en un lugar próximo; desde allí vieron dos focos
luminosos suspendidos sobre el terreno a unos 2 mts. de altura. El amigo
(que también se negó a decir su nombre) que se encontraba con los Ramos
bajó del auto para observar de cerca. En ese instante, una de las luces
avanzó hacia él y lanzó un haz de luz muy fuerte, cegándolo; aterrorizado,
corrió hacia el interior del auto y la luz retornó a su primitiva posición.
Reanudada la marcha, más adelante divisaron el OVNI a unos 2 km.
de distancia, flotando sobre el suelo. Cuando intentaron aproximarse éste
comenzó a retroceder, manteniendo entre ambos la misma distancia. Pese
a estar relativamente lejos, el objeto tenía proporciones gigantescas;
posteriormente el OVNI comenzó a desplazarse silenciosa y lentamente,
desapareciendo atrás de unas lomas. En sus declaraciones, el Sr. Fritz
nos habló de que le habían informado que un árbol, localizado en un arenal
próximo al lugar donde estuvo la nave, se había quemado casi totalmente.
Pero en ello había un detalle curioso: estaba carbonizado en su parte
interior; en la parte exterior se hallaba intacto. Agregó que el muchacho
que había acompañado a doña Iracema y al esposo había llegado a encender
un cigarrillo en las brasas del árbol.
Agradecimos al matrimonio su apasionante relato, y partimos para
llevar a la profesora que nos había ayudado en la investigación a su casa.
En el trayecto encontramos por casualidad al muchacho que el Sr.
Fritz mencionara, quien de muy buen agrado accedió a acompañarnos hasta
el árbol en cuestión, donde tuvimos la oportunidad de fotografiarlo. Además,
recogimos algunas muestras en sus proximidades.
Evidentemente, este caso de contacto del tercer tipo es el que tiene
más similitud con el caso lago La Florida, que estamos analizando.
CONTINUA NOTA III
El Quinto Hombre
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