Revista Digital de El Quinto Hombre

DESENREDANDO LA CRIN DEL TAI CHI CHUAN - Nota III

                                           
Por Augusto Alcalde (Argentina)




El sabio pospone a si mismo al avanzar
Se excluye al conservarse
Porque no busca provecho
Logra su provecho
Realiza sin ser autor.

LAO TZU


En este camino, no existe un ideal de vida, a diferencia de otros Yogas.
TAI CHI nació, creció y permanece en unión con las escuelas taoístas.
La forma de vida de estas escuelas, si es que es preciso hablar de forma, esta lejos de la austeridad y dureza del asceta.

Esta llena de la bella intensidad vital de quien este ahora como lo único que existe; bello, fugaz, intenso como una flor silvestre a la orilla del camino.

Lo que digo es fácil de saber
Fácil de practicar
Pero nadie en el mundo lo comprende
Nadie lo sabe practicar
Los que lo comprenden son raros
En esto reside su grandeza.

LAO TZU.

Quizás quede claro lo que TAI CHI es; quizás lo que no es; el centro entre es y no es, es la morada de TAI CHI.

Como da comienzo, diremos que es el viento, la nube, un gato; y si no entiendes, esta perfecto.

Y recuerdo la luz del ocaso; las montañas, el fresco colándose entre los árboles; y como con el maestro comienzo a aflojar el cuerpo en movimientos suaves que imito como un eco, expresando esa armonía interior, ese equilibrio fluyente que parece tan sencillo.

Con la consciencia de la vitalidad, con la fuerza en el cuerpo y los músculos sueltos, las piernas se separan y la unidad se  divide; las rodillas se flexionan levemente, el equilibrio se desliza sin esfuerzo y dan comienzo las formas que fluyen; la forma sin forma; meditación en movimiento: el TAI CHI.

Hay lentitud, hay calma, gracia en movimiento, espontaneidad. Los pies despiertan al movimiento como una grulla, como una emanación de la tierra.

El cuerpo atento como una serpiente; como bambú verde.

Brotan curvas continuas desde ese centro de equilibrio, el vientre; curvas que cruzan los planos en círculos seguros que se engendran sin fin.

El CHI, energía vital, circula. Sube y baja por pecho y columna; se desliza por brazos y piernas; manos, plantas, dedos, allí una nueva corriente brota retornando al origen: el TAN TIEN, campo del elixir, océano del CHI, en el bajo vientre.

Comprendo aquí al Viejo Maestro LAO “El sabio lo es por el vientre, más que por el ojo”.

Cada acción encuentra a la siguiente, como un río; cada forma fluye en otra continua como ese río, la vida misma.

Las sombras rojas del ocaso que acarician el campo entran en la danza y reflejan su  belleza.

Se identifican las formas por su nombre, y se traduce en poesía y enigma el tono campestre y natural TAI CHI:

“desenredando la crin del caballo salvaje”
“tender el arco hacia el tigre”
“la serpiente se desliza”
“la grulla blanca abre sus alas”
recuerdo la luz, el rojo sol poniente, las montañas.
El grito de aquellas aves al despedirse.
Aquel día concluyo el ciclo que nació barriendo la pieza.

Un circulo se había completado; el centro no estaba más, comenzaba el espiral.

¿Quién hace crecer ese árbol, florecer sus ramas, caer sus frutos?

No es aquel hongo, parásito, ilusorio, el “yo”; no el empujón de la voluntad condicionada, en busca, como todo acto volitivo, de un fin; a veces sutilmente disfrazado de “trascender el yo”.

El fin es desconocido; el “yo” no puede buscarlo; su búsqueda es como acallar el eco gritando más fuerte.

La comprensión de esto es el único paso, luego la danza comienza por sin misma.

¿Hay otros pasos en este, el Camino Sin Formas, el Camino del Vacío?

                                                

Que los ríos y los mares son señores de los valles
Viene de saber como mantenerse en lo bajo
Por eso son señores de los valles
Con el estudio, cada día se aumenta
Con el Tao, cada día se vacía
Se vacía, y otra vez se vacía
Hasta llegar al no-hacer
No hay cosa que el no-hacer no haga

LAO TZU

Comienza este camino en la Humanidad y la Indagación de la Naturaleza Original del yo ilusorio.

Es este paso termina toda huella; se percibe y comprende ese desierto lleno de flores; WU: SHUNYA; el vacío de todas las cosas.

Esto es la comprensión de la ausencia de entidades individuales en los procesos de la vida.

Cuando el TAO se expresa a través de la totalidad de uno mismo, TAI CHI se expresa, se expresan los procesos naturales de fluir del río de la vida.

La Tierra (TI) es un camino; el Cielo (TIEN) es otro; ambos son uno.

Puro YIN y puro YANG; pura humildad, receptividad, lo cuadrado, la extensión, puro movimiento, creatividad, el circulo sin centro, el extender.

El camino del practicante es el camino de la Tierra.

En el I-CHING su signo es K´UN: la vacuidad de un recipiente, que en virtud de esta es penetrado por lo creativo, lo espontaneo, puro YANG, pura luz, Cielo, cuyo símbolo es CH´IEN.

El camino de la Tierra tiene un solo paso, termina al comenzar y comienza al terminar. Aquí se inicia el TIEN TAO; Camino del Cielo; sucede por si, es causa de si mismo, pura espontaneidad creativa que calma lo vacío sin llenarlo. Dos frases del trabajo sin continuidad entre si: la primera, campo de acción del yo, que ara y siembra; en ella hay trabajo, esfuerzo, disciplina; la segunda es la expresión expansiva de un proceso atemporal e impersonal, espontaneo y natural; es como el viento, la lluvia, el sol, y el despertar de la semilla; aquí no cabe la actividad auto centrada, dirigida, sencillamente porque aquí ya no existe.



CONTINUA NOTA IV

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