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Revista Digital de El Quinto Hombre
CARL GUSTAV JUNG - SU CONCEPCION ANTROPOLOGICA - Nota
III
Por el Prof.
Dr. Vicente Rubino (Argentina)
La antropología psicológica de Jung es una de las respuestas
antitéticas a la concepción del hombre que el siglo XIX nos había legado.
La idea del HOMO FABER del POSITIVISMO y del DARWINISMO consistía en una
visión demasiado restringida de la existencia humana, en donde la misma
se halaba en un estado de extrema "cerrazón", con su hombre-animal evolucionado
- económico- racionalista, y con su determinismo biológico e histórico.
La concepción freudiana del inconciente fue la primera
herramienta intelectual con fuerza suficiente para superar a la vieja
psicología racionalista. Pero el propio Freud no trascendió el umbral
del naturalismo antropológico, por lo que quedaron en la oscuridad ciertas
respuestas acerca de la problemática del hombre contemporáneo, esperando
que alguien proyectara la luz de la Psicología Profunda sobre las fuerzas
sociales e históricas que se ocultan bajo la consciencia y permita comprender
lo inconciente en función de su significado y de su significado y de sus
consecuencias para la vida espiritual del hombre.
La obra de Jung esta orientada en esta dirección. Su
comprensión de lo inconsciente va mucho más allá de la concepción racionalistas
de la consciencia. Su interpretación de la Psique es intrínsecamente histórica
y se basa prevalentemente más en una concepción socio - cultural que biológica
del hombre - lo que lo acerca a las ideas filosóficas de Cassirer- . Y,
sin ofrecer teoría metafísica unilateral alguna, evita una limitada posición
materialista, preparando el campo psicológicamente para una penetración
más profunda de la realidad, al interpretar con seriedad el significado
de la experiencia "Numinosa".
Jung ha sido una Fuerza - Guía que abrió el camino
a un campo nuevo, ocupándose de en forma sistemática tanto de las instancias
oscuras del hombre, como de sus capacidades espirituales integradoras.
Por esta razón, se destaca como figura rectora para quienes creen que
la respuesta a los problemas modernos debe abarcar la comprensión de los
estratos profundos del inconsciente desde un unto de vista histórico,
conjuntamente con una concepción dinámica de la naturaleza espiritual
del hombre.
En su esfuerzo por obtener una visión mas amplia de
la realidad y, en particular, de sus aspectos psíquicos, Jung procuró
colocarse fuera de la Weltanchauung de la mente occidental de su época,
en una actitud de Epojé, para poder comprender el sentir de otros pueblos,
con sus diversas concepciones del mundo. Vivenció la necesidad de una
perspectiva más amplia de la que nos habían brindado hasta ahora las filosofías
de Occidente, y para adquirir consciencia de las limitaciones de la personalidad
europea, se nutrió para traducir su forma de pensar sobre los procesos
psíquicos a un lenguaje apto para la orientación occidental, en las religiones
y filosofías antiguas de Oriente. Trató de interpretar los fenómenos psíquicos
con el antiguo material de culturas remotas, procurando unir la sutileza
introvertida de Oriente con el espíritu extravertido y práctico de Occidente,
y dando a la sabiduría de las antiguas religiones orientales una forma
tal que pueda ser utilizada por las modernas ciencias del hombre.
A pesar de que Jung trato indagar en las raíces filosóficas
de su propir pensamiento, siempre se defendió de la apelación de filósofo
y, sobre todo, de metafísico, y, en verdad, está autorizado a mantener
que su psicología no es una filosofía disfrazada, ya que describe pura
y simplemente vivencias humanas.
Pero por otra parte detrás de estas vivencias, expresada
o no subyace toda una fundamentación filosófica que, notablemente, no
puede considerarse como la invención de una filosofía personal, de un
sistema entre los sistemas, sino del descubrimiento de una filosofía
inscripta implícitamente en el Inconciente Colectivo. Es menos su filosofía
implícita, que la filosofía implícita descifrada por él, y que se dibuja
espontáneamente en lo más profundo del espíritu humano.
Mientras que la psicología de Janet y la de Adler
son representantes del pensamiento de la ilustración, y la psicología
existencial del Estoicismo, la psicología compleja de Jung, al igual que
el psicoanálisis de Freud, es un descendiente póstumo del Romanticismo.
Pero el psicoanálisis es también heredero del Positivismo y Darwinismo,
mientras que la psicología compleja rechaza dicha herencia y retorna a
las fuentes inalteradas del romanticismo y de la Filosofía de la Naturaleza.
La posición de Jung, que postula insistentemente,
bajo el nombre de arquetipo, una naturaleza humana: "El arquetipo es la
naturaleza en estado no falseado", ha sido clasificada a veces de postura
quietista y conservadora. Empero, quizás debamos considerar en respuesta
a tal aseveración, que el conocimiento de la filosofía implícita permitirá
cercar, con armas de las que no disponían ni Kant ni Husserl, las "formas
a priori" y los "prolegómenos" de toda filosofía hecha explícita y, en
el limita, extraer quizás la perspectiva de una "filosofía como ciencia",
la misma que ambicionaba Husserl. Desde ahora, el predominio de estas
exploradoras de "pares de Opuestos" parece que subrayaría el carácter
dialéctico de toda filosofía implícita. Ahora bien, la dialéctica no es
ni quietista ni conservadora: es un diálogo que progresa.
Así se ve en que sentido estrictamente delimitado
y sin embargo rico en promesas, puede asignarse una tarea filosófica a
la psicología inaugurada por Jung.
Siempre se puede objetar, en verdad, que no existe
exactamente "Dato constante". Se han llegado a encontrar en nuestros
días espíritus impacientes de toda estabilidad a punto de negar que exista
una "naturaleza humana", incluso una "naturaleza" simplemente. Se denuncia
ese concepto como una "reificación", como una abstracción realizada. Este
es, en verdad, el resultado extremo y excesivo de una corriente de pensamiento
que procede del descubrimiento de la evolución. Después de haber reconocido
que la naturaleza evoluciona, se ha terminado por acentuar tan intensamente
el segundo término en el detrimento del primero, que lo ha eclipsado por
completo. La escolástica diría, y con razón, que se llega a hablar así
de un accidente sin substancia. Cierto que otra filosofía negará la substancia
de la misma.
Pero estos disputas no llevan lejos.
Heráclito ya sabía que "Todo Fluye".
Jung sabe que todo se transforma y que de este modo
de filosofía implícita debe revisarse siempre. Pero mantiene por otra
parte contra esa solidez terrena de su pragmatismo, un sentimiento muy
fuerte de lo que permanece a pesar de todo, y el descubrimiento de los
arquetipos iba a fortalecerlo en este sentimiento. Por lo demás, el pensamiento
de Jung no se dirige a una mística cualquiera de la naturaleza reputada
como infalible. Declara Jung explícitamente que el Proceso de Individualización
es "Opus contra naturam" o, por lo menos, "Homo additus naturae". Recordemos
la divisa con la que está solidarizado, del arte de los alquimistas: "Quod
natura reliquit imperfectum, ars perficit". "En el mundo de las apariencias
- expresa Jung - es válida la ley del "Pantha rei" del paso universal,
y parece que todo lo que es verdad se transforma, y que solo lo que se
transforma continua siendo verdadero. Todo envejece y tiene necesidad
de metamorfosis y de renovación".
En la obra de Jung, la oposición clásica entre el
sujeto y el objeto pierde mucho de su rigor, y esta imprecisión de frontera
marca tanto su práctica cotidiana, como sus especulaciones sobre la religión.
Esta quiebra de la frontera entre el sujeto y el objeto, y la participación
de la institución y del sentimiento, convierten la suya en una psicología
comprometida: no se aparta del espectáculo, sino que queda involucrado
en el mismo.
Dicha ruptura de la línea divisoria entre el sujeto
acerca a Jung a los postulados de Husserl, y a su concepto de intencionalidad,
pero ese relación s observa en diferentes niveles: Husserl es un pensador
que se despliega dentro de la esfera de la Esencia, haciéndolo Jung, en
cambio, dentro de la esfera de la Existencia. Por otra parte, Jung expresa
que no quiere hacer acto de filósofo, que se limita a seguir, tan de cerca
como le es posible, los hechos, los fenómenos, que procura ceñirse a la
descripción de un dato. Parece incluso que en esta acepción, emplea casi
indiferentemente los términos de fenomenología y de empirismo, cuanto
que la fenomenología de Husserl está en las antípodas del empirismo.
El empirismo de Jung, tal como lo elabora, está en
efecto, muy lejos de lo que se podría llamar el empirismo simple de la
era positiva. En primer lugar, la "Experiencia" de la que habla recuerda
la de Williams James: puede ser igualmente "experiencia religiosa" que
"experiencia sensible". Sabe después con Bergson, que los "Datos inmediatos"
no son la experiencia bruta, sino que, por el contrario, deben ser separadas
de esta por un trabajo de atención delicada, que debe descartar las abstracciones
sobre-impuestas: lo que tomamos por el hecho y la experiencia es ya una
construcción, que "reifica" y que "alienta". Jung se encargo de denunciar,
de disipar los pre-supestos que hacen que la pantalla entre nosotros y
nuestra experiencia, entre nosotros y nosotros mismos.
A pesar de las diferencias, la influencia de Husserl
en el pensamiento actual ha sido notable en una respetable autoridad como
Alphonse de Waelhens no tiene dificultad en admitir que la base de todo
psicoanálisis, se encuentra una verdadera intención fenomenológica.
Los términos fenomenología y fenomenológico han sido
introducidos en el vocabulario de Jung sólo a partir de 1925. Anteriormente
se hallaban ausentes de sus escritos. Jung se ha servido de ambas voces
con el propósito de evidenciar dos características de su ciencia: la psicología
fenomenológica - o fenomenología psicológica- se opone a la sintomatología
clínica. Esta última no se ocupa más que de establecer los aspectos salientes
- los síntomas - de los fenómenos psíquicos. En cambio, la primera se
aplica a descubrir el sentido del mismo de esos fenómenos: ". la fenomenología
de la Psique suministra los datos necesarios para formular una teoría
de las estructuras psíquicas". Una fenomenología de este género se propone
aprehender la estructura propia de los fenómenos. A fin de llevarlo a
cabo, no hace uso de definiciones prestadas de otras disciplinas, sino
procura descubrir el sentido que revelan las "manifestaciones". Parte,
en efecto, de la convicción de que los fenómenos, vale decir, las cosas
que se muestran, encierran su propio sentido. Es, pues, menester esmerarse
en descubrirlo. La atenta consideración de los fenómenos y su inserción
en el conjunto de la vida nos confieren, por lo tanto, una presión profunda
de su sentido propio.
CONTINUA
NOTA IV
El Quinto Hombre
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