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Revista Digital de El Quinto Hombre
LA MASONERÍA - NOTA IV
Una investigación de C.A.E.F.A.
SEGUNDO GRADO - COMPAÑERO
Puesto que la simbología del Oficio comprende
una psicología del desarrollo, se supone que el paso hacia el Segundo
Grado continua de manera natural como resultado del progreso realizado
en el Primero. Esta madures natural que esta relacionada con el surgimiento
del yo se refleja en la simbología masónica mediante la comparación del
nuevo Compañero con una espiga madura de maíz. El aprendiz, que controla
la parte más profunda de su psique y cuyo Primer Vigilante/yo se ha tornado
activo, ha madurado hasta llegar a un estado en el que se encuentra preparado
para examinar los aspectos más interiores de sus procesos de psicológicos.
El trabajo a este nivel se desarrolla en una parte de la psique a la que
el Oficio se refiere como la cámara central; en muchos sentidos es similar
a lo que Jung llamaba el inconsciente personal y lo que tradicionalmente
se conoce como el alma.
El planteamiento general del trabajo del Compañero
se explica en el Cuadro del Segundo Grado, una visión interior que parece
penetrar más profundamente en el templo. El Cuadro del Segundo nivel es
un dibujo detallado de una parte del primero, concretamente del punto
dentro del circulo cerrado por dos líneas paralelas y de la Escalera de
Jacob. En el Segundo Grado las dos líneas paralelas son los dos pilares
(identificados aquí con el complementario y el opuesto por la asociación
con los Pilares de la Nube y el Fuego del Éxodo y con las esferas terrestre
y celestial que los coronan), mientras que la escalera ha sido reemplazada
en el Cuadro del Segundo Grado por la escalera caracol. Como la del Cuadro
del Primer Grado, esta escalera se extiende en dirección Este-Oeste y
define la "dimensión de la consciencia" desde la eternidad hasta la divinidad.
La persona que desee practicar e Oficio debe ascender por estos diferentes
niveles de consciencia que describe el símbolo. En el cuadro del Primer
Grado vimos que la escalera estaba dividida en "tres esferas principales"
que correspondían a los tres grados del Oficio y que describían los niveles
principales de la consciencia psicológica relacionados con el cuerpo,
el alma y el espíritu. La escalera de caracol desempeña una función similar,
pero transmite ideas más complejas y las explica con mayor detalle.
La escalera se encuentra entre los símbolos más complicados
del Oficio, y estudiar todas sus implicaciones excede nuestro ámbito.
En términos generales, la escalera de caracol define los siete "niveles
de consciencia", desde la consciencia del cuerpo físico que esta abajo
hasta la consciencia del espíritu y la divinidad que esta en lo alto.
Si resumimos esta vasta recopilación de ritual y lectura, podemos decir
que las escaleras asignan un peldaño o nivel de la consciencia a cada
uno de los siete Oficiales de la logia, y cada uno de ellos se asocia
con una gran cantidad de literatura clásica relacionada con las Siete
Artes Liberales y las Ciencias y las Escuelas Clásicas de Arquitectura.
También asocia a los tres Oficiales principales de la logia con los Tres
Grandes Maestros que presidían que presidían el edificio del Templo del
Rey Salomón: Salomón, rey de Israel, que ideo el proyecto; Hiram, rey
de Tiro, que proporcionó los materiales, e Hiram Abiff, el arquitecto
principal. Comprenderemos el verdadero alcance de esta conexión cuando
analicemos la leyenda masónica del Tercer Grado. De este modo, los siete
Oficiales de la logia se consideran representantes de los siete niveles
o pisos de la "dimensión de la consciencia" orientada al Este-Oeste, mientras
que la simbología de la escalera nos remite a un conjunto de obras que
proporcionan información e instrucción sobre cada nivel.
No se puede describir el estado de consciencia en un
sentido estricto; no es algo que debe experimentarse, pero podemos vislumbrar
muy vagamente la idea de que el Oficio intenta hablar sobre cada uno de
los niveles de la consciencia considerando a cada oficial de la logia
en el contexto de una de las Siete Artes Liberales y las ciencias.
El Portero o Guarda Exterior esta asociado con la gramática,
el arte que establece reglas estrictas para estructurar las ideas de modo
que puedan comunicarse y registrarse en el mundo físico. El Guarda Exterior
representa la parte de la psique que esta en estrecho contacto con el
cuerpo físico a través del sistema nervioso central. Es "guardián" en
el sentido de que protege la psique de la saturación de estímulos del
mundo físico.
El Guardián Interno esta asociado con la lógica, el
arte que enseña las reglas para el análisis racional; está muy estructurado,
pero es enteramente psicológico. Representa lo que la psicología moderna
llama el ego, el poder ejecutivo partidario de la actividad psicológica
cotidiana que se distingue por su capacidad para formar imágenes mentales.
Es el "guardián" en el sentido de que vela por las personas que permiten
a su psique relacionarse con el mundo.
El Primer Diácono está asociado con la retórica, el
arte que enseña a escribir persuasiva y deslumbrantemente apelando a los
sentimientos del lector. El Primer Diácono representa el nivel psicológico
de los sentimientos y el humor, un cuidado examen de lo que proporciona
una clave en los acontecimientos que ocurren en el inconsciente. La retórica
del mundo antiguo, también incluye la instrucción en el arte de la memoria;
y el Primer Diácono, que representa un nivel de conocimiento cercano al
umbral de la consciencia corriente que tiene que ver con la capacidad
para recordar los acontecimientos de la memoria.
El Segundo Diácono esta asociado con la ciencia de
la aritmética, disciplina que instruía en la manipulación y representación
de las ideas abstractas. El segundo diácono representa el nivel del Despertar.
Estar "despierto" quiere decir estar presente en el momento, percibir
los acontecimientos cuando tienen lugar tanto en el mundo como en el interior
de la propia psique, comprender su alcance y ver las amenazas y oportunidades
que suponen.
El Primer Vigilante esta asociado con la ciencia de
la geometría, como la define la Segunda Lectura, "una ciencia por la cual
descubrimos los contenidos de los cuerpos ilimitados comparándolos con
los que ya han sido medidos". El Primer Vigilante es similar al yo, tal
y como utilizan el termino los psicólogos seguidores de Jung. La algo
obtusa definición masónica de la geometría que acabamos de mencionar arriba,
adquiere un segundo significado cuando nos percatamos de que alude al
viejo principio de "tan arriba, tan abajo". En el proceso del trabajo
masónico el yo surge en la consciencia y luego descubre los elementos
del inconsciente mediante la observación de la experiencia diaria.
El Segundo Vigilante esta asociado con la ciencia de
la música, que tiene una connotación mucho más amplia y mística para los
renacentistas que para nosotros. Como ciencia la música esta basada principalmente
en las proporciones entre las frecuencias de cada nota, en la estructuración
del tiempo y en la manera en que éstas se combinan para producir determinados
efectos. Podemos considerar que el Segundo Vigilante representa el nivel
del alma; y la asociación con la música sugiere la obligación que tiene
el alma de mantener una relación armoniosa entre todos los componentes
de la psique.
El Venerable Maestro está asociado con la ciencia de
la astronomía (que sin duda significaba astrología para los autores de
la estructura simbólica) puesto que se creía que la observación de los
cielos rebelaba las intenciones de la deidad, la astronomía sugiere un
nivel de consciencia que puede ver a una escala amplia transpersonal y
percibir los designios del plan divino. El nivel de la consciencia representado
por el Venerable Maestro guarda una estrecha relación con el espíritu
de modo análogo a la relación que mantiene el guardián con el mundo físico.
Cuadro del Segundo Grado
El Cuadro del Segundo Grado es un dibujo detallado del individuo
humano que se encontraba en el Cuadro del Primer Grado. Aquí
la escalera de Jacob aparece como una escalera interior simbólica
que el individuo debe subir cuando aparte su atención del
mundo físico para examinar la naturaleza de su alma y los
trabajos de su propio progreso psicológico.
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De este modo, el Cuadro del Segundo Grado y el ritual
que lo acompaña (en términos simbólicos) define siete "niveles de consciencia"
dentro de la psique que, cuando se han desarrollado y han madurado en
su funcionamiento, incluyen un contacto consciente entre la divinidad
y el mundo físico.
La escalera caracol está flanqueada por dos columnas.
Ya hemos dicho que estas dos columnas son complementarias, activa y pasiva;
y el echo de que estén presentes en el Segundo Grado las relaciona de
alguna manera con el inconsciente individual. Se afirma que esta echas
de cobre, fundidas en el barro de la tierra -característica que las relaciona
con el mundo físico- y que son huecas por que contienen los archivos del
oficio. Tomada ene su conjunto, la idea de la existencia de un archivo
de documentos almacenados en el inconsciente individual y relacionados
con los acontecimientos del mundo físico sugiere que las columnas son
una representación de la memoria del individuo organizada de tal modo
que los recuerdos que reprimen e inhiben se encuentran en un lugar, mientras
que los que animan y mueven a la acción se encuentran en otro. Al introducir
esta idea en el Segundo Grado, en conexión con la cámara central del alma,
la simbología indica que los recuerdos mencionados son una clase determinada
y están situados en el fondo del inconsciente, que generalmente son inaccesibles
pero que cuando se trabaja en ese nivel de la consciencia se puede disponer
de ellos. Estamos trazando sin duda un paralelismo entre el súper ego
/ ego ideal tal como lo describió Freud o con los complejos emocionales
e intelectuales identificados por Jung, clasificados en esta caso en grupos
activos y represores.
Los recuerdos de la clase de los almacenados en las
dos columnas de Segundo Grado tienen un profundo, aunque inconsciente,
efecto tanto sobre los individuos como sobre la sociedad. En el nivel
individual imponen y limitan el comportamiento de una persona, mientras
que en el nivel social definen los conceptos de moralidad de la sociedad.
Un comportamiento reprimido de esta clase es útil (incluso esencial) para
permitir que el individuo encaje en una familia y en su circulo social
cercano, sobre todo durante la infancia; pero un comportamiento adulto
reprimido de esa manara suele ser ingrato, frecuentemente improductivo
y algunas veces realmente doloroso. Además los grupos sociales que han
definido su moralidad de este modo han entrado a lo largo de la historia
en ciertos conflictos con otros grupos similares, conflictos que en general
les han abocado al dolor y al derramamiento de sangre.
La presencia de estas dos columnas de la memoria en
el Segundo Grado sugiere que, cuando el individuo asciende por la escalera
de la conciencia y actúa sobre el nivel de la cámara central o alma, puede
disponer de la información almacenada de estos archivos. Cuando lleva
estos recuerdos reprimidos a la consciencia y les otorga el valor que
merecen, puede permitirse la carga principal que acarrean al disiparse.
Entonces se convierte en recuerdos corrientes a los que puede acudir pero
ya no tiene el poder de forzar o limitar el comportamiento. Muy al contrario,
el individuo consigue una gran libertad de acción, puesto que se desprende
de las obligaciones y restricciones del súper ego y el ego ideal, así
como las restricciones de la moralidad convencional. Entonces necesita
más criterios básicos para guiar su comportamiento, lo que nos lleva a
considerar las herramientas de trabajo del compañero masón.
Las herramientas de
trabajo, que se presentan en grupos de tres, se utilizan en la aplicación
práctica de la Regla de Tres en el nivel de cada grado. En contraste con
las herramientas para la acción del aprendiz, las herramientas del Compañero
-la escuadra, el nivel y la plomada- son herramientas para la prueba;
y cada una pone a prueba algún criterio absoluto. Es una característica
que las hace adecuadas para representar los modelos de moralidad, la preocupación
fundamental del Segundo Grado. El nivel se enfrenta al criterio de lo
horizontal; y a la vista de su temperamento pasivo, sombrío e inactivo
podemos asignarle la función psicológica del "juicio". El uso de una sola
palabra par describir la función del nivel es, evidentemente, una simplificación
excesiva adoptada por conveniencia; esta herramienta representa en realidad
una serie de conceptos relacionados con la restricción, la contención,
la limitación, el rigor, la disciplina, la defensa, la decisión y el apoyo.
De igual modo la orientación ambiciosa y vertical de la plomada corresponde
a los conceptos de la entrega, el perdón, la generosidad, la licencia
y la disipación que pueden resumirse en la única cualidad de la "misericordia".
Partiendo de la naturaleza de las ideas que hemos asociado con cada herramienta
podemos ver que no hay nada bueno ni malo en sí mismo. Cada uno es lo
que es; y una vida regida tanto por un exceso como por otro -una disciplina
férrea o una libertad incontenida - puede ocasionar serias dificultades.
En la práctica el comportamiento moral consiste en mantener el equilibrio
apropiado en el "justo" nivel y la "misericordiosa" plomada, y la capacidad
individual para mantener este equilibrio con plena consciencia se expresa
en la tercera herramienta de trabajo, la escuadra, que de echo define
la relación entre el nivel y la plomada.
El Oficio nos dice
de este modo que, cuando una persona madura se libera de ciertas restricciones
psicológicas arbitrarias impuestas por su educación y su sociedad, y entonces
debe buscar los cánones permisivos y restrictivos de la moralidad que
se alojan en su alma. Debe aprender a trabajar con ellos, aplicarlos a
su vida cotidiana y mantenerlos en equilibrio. El proceso de examen de
los recuerdos reprimidos de alguien puede ser, y en general es así, difícil
y doloroso. Normalmente existen excelentes razones por las que el material
a examen haya sido excluido de nuestra consciencia, y recordarlo requiere
gran valor personal. Es el trabajo más duro; es el proceso al cual puede
aplicarse con toda razón el término de "obra masónica", y a menudo requiere
el apoyo cariñoso de un amigo de toda confianza. En este contexto podemos
empezar a comprender el vínculo del amor fraterno y la confianza mutua
que la masonería trata de establecer entre sus miembros.
Por contraste, la experiencia
concreta de elevarse desde la restricción del material almacenado con
las columnas de dos caras y de adquirir nuestros propios cánones de moralidad
suele ser una gozosa liberación. Por primera vez se es libre para escoger;
y una persona que a trabajado en el nivel de Compañero y ha conseguido
aceptar el material obligado y restrictivo de su conciencia puede reivindicar
el libre albedrío.
Pero también existe
un riesgo; el libre albedrío es una cosa realmente peligrosa. Si el proceso
de crecimiento psicológico se considera solo como un desprendimiento de
la obligatoriedad y de los cánones convencionales de lo bueno y lo malo
y su sustitución por unos cánones personales de moralidad, la persona
que trabaja en el nivel de Compañero se convierte en un agente completamente
libre, responsable sólo ante sí mismo. El echo de que esta situación pueda
conducir fácilmente a la autoindulgencia y al comportamiento oportunista
a provocado una seria divergencia entre la francmasonería y las escuelas
de psicología basadas en el paradigma de científico del siglo XX. Desde
el punto de vista de la francmasonería, este proceso implica mucho más
de la simple adquisición del libre albedrío, que ya es importante. Hay
que considerar muchas otras cosas, y esas otras cosas se dan a conocer
mediante una variedad de símbolos en la cámara central.
El símbolo más relevante
de todos es la segunda Joya Inmutable: la "piedra perfecta". La "piedra
bruta", como hemos visto representaba al Aprendiz y aludía a su responsabilidad
de desbastarla y de refinarse a sí mismo como individuo, pero la piedra
perfecta no representa al compañero. Se encuentra
en la cámara central "para que los artesanos trabajen con sus herramientas".
Este estímulo tan importante recuerda al individuo que, aunque ahora es
libre para emitir sus propios juicios morales, se espera que contraste
sus cánones personales de moralidad con los cánones que la deidad ha colocado
en el interior de su alma. La idea es que existe un conjunto de leyes
psicológicas que, a pesar de las apariencias, es tan riguroso como las
leyes de la física. Históricamente las leyes psicológicas se han fundado
en los principios sobre los que se han basado los códigos de la moralidad;
y esta es una de las razones por las que la masonería remite con tanta
frecuencia a sus miembros a las Sagradas Escrituras. No hay duda de que
el ser humano es libre de ignorar, si quiere, los criterios de la moralidad
que presenta la piedra perfecta; el Oficio señala las consecuencias de
esta decisión mediante la referencia del tema de los salarios.
En la estructuración
del Templo del Rey Salomón los compañeros masones debían ir a la cámara
central para recibir sus salarios, cosa que hacían "sin escrúpulos ni
timidez" porque se sabían con derecho a ellos y por "la gran confianza
que depositaban en sus empleadores". Aplicar esto a la actividad cotidiana
sugiere que las experiencias de la vida son los salarios de cada cual.
La presencia del pagador en la cámara central del alma indica que uno
recibe lo que merece, no como recompensa o castigos divinos, sino por
la resolución de un principio que funciona en el nivel del alma. Además,
dice que el pagador es justo, lo que implica, primero, que la situación
en la que nos encontramos es la que merecemos (en realidad la resolución
del proceso natural que debemos observar y comprender), y que si deseamos
cambiar nuestra situación podemos hacerlo cambiando nuestro modo de vivir
y actuar.
La idea no es invento
de la masonería; las culturas cristianas pueden leerla en la máxima de
san Pablo: "recogerás lo que siembres", y en Oriente la encontramos en
las complejas doctrinas del Karma. Es de fundamental importancia aconsejar
al recién llegado a Compañero que debe contenerse en el ejercicio de la
libertad de elección que caracteriza a su nivel de consciencia. Y lo que
es más importante, que es la clave de la libertad humana, puesto que hace
hincapié en el echo de que el individuo puede y hace determinar su experiencia
mediante el ejercicio de la elección en cada situación. Es el primer paso
para perdonar a los demás, porque una persona que acepta la responsabilidad
de su propia situación no echa la culpa a los otros. Por ello, los salarios
representan no tanto una recompensa por el mérito o un castigo por el
error como la armoniosa experiencia de vivir dentro de la ley psicológica
/ moral o la difícil experiencia de tratar de vivir fuera de ella.
El último y más importante
de los símbolos que se encuentran en la cámara central es la letra "G"
o, en algunas versiones de la simbología, el "ojo que todo lo ve". La
letra "G" es la inicial de la deidad, no una representación de la propia
deidad sino la ciencia de su nombre. Su presencia en un lugar simboliza
que el alma transmite dos ideas: la primera, que nuestros actos son "observados"
o "registrados", o de alguna manera incluidos en la fábrica de la existencia
con sus inevitables consecuencias para bien o para mal. Segundo, es una
representación de la estrella flamínea que vimos en lo alto de la escalera
de Jacob en el Primer Grado, pero aquí la encontramos "en el centro del
edificio". Su presencia nos dice que trabajando en el nivel del alma se
puede llegar a tener consciencia de la presencia de la deidad y orientar
a nuestras acciones y aspiraciones hacia ellas. Con esta capacidad para
sentir la presencia divina, el Compañero puede apartar la actitud de la
fe que le ha guiado como Aprendiz y asumir un concepto positivo de la
esperanza, ya que ahora es capaz de vislumbrar su objetivo cuando prosigue
las labores que le prepararán para el siguiente paso de su desarrollo.
Los procesos psicológicos
del trabajo en el Segundo Grado son difíciles y dolorosos. Sin embargo,
si el individuo persevera, se encontrará en el estado de Compañero maduro,
en posesión de sí mismo, consciente de sus cánones de moralidad y capaz
de ejercer su voluntad libremente. La habilidad para hacerlo es el objetivo
fundamental del Segundo Grado, ya que hasta que una persona esté en verdadera
posesión de su voluntad no puede rendirla, y avanzar hacia el Tercer Grado
requiere exactamente eso.
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