Desde siglos se plantea la dialéctica Amor-Deseo, no hay más que leer novelas, ver películas o recorrer lo que desde la mitología se plantea a viva voz: “tienes que elegir: o amas o deseas…”. Un camino que se bifurca en un tramo y que genera una encrucijada en la vida de las personas. Algunas personas como no encuentran cómo conciliar tales conceptos aparentemente incompatibles, eligen vivir sus experiencias apasionadas fuera del ámbito familiar. En la mente del colectivo humano no está asociado familiar con erótico, hasta suena incoherente, no? La pregunta inicial sería, ¿por qué está instalado en las mentes esa dialéctica?
Para analizar y sumergirnos en este tema más concretamente, voy a hacer referencia a una película de los años 90’ llamada Los Puentes de Madison, protagonizada por Meryl Streep y Clint Eastwood. El planteo central de la historia habla de “elecciones”, de tener que elegir un destino. La tan conocida creencia de tener que dividirse y sufrir. El tener que elegir…¿ y en base a qué se elige?
Respecto de la película, plantea una historia que se ubica en los años 60´, la protagonista es una ama de casa que vive en un pequeño pueblo de Estados Unidos, tiene dos hijos y la ocupación de esa familia es mantener su granja. El rol de la protagonista es el de ser ama de casa, atender a su marido y sus hijos y la casa. Diría que su vida es bastante monótona y predecible, dando muestras de un grado de tedio y desánimo en su vida. Y en ese escenario opaco conoce a un forastero, alguien que no pertenece a esas tierras, rebelde y libre para los ojos de ella, y de quien se enamora… En ausencia de su esposo e hijos, que viajaron a una feria en otro pueblo, la protagonista vive un apasionado romance en esos 4 días con el visitante pasajero… Y más allá de lo que él movilizó en ella, cuando todo tiene que concluir porque su familia está regresando, ante la encrucijada de irse con el fotógrafo de la National Geographic, Robert, Francesca, la ama de casa, elige “quedarse” con su familia. Hay una escena icónica en esa película en la cual, la protagonista tiene que “elegir”, la escena es de muchísima tensión y dramatismo. O Francesca seguía con lo mismo de siempre o soltaba todo e iba hacia lo desconocido. La protagonista decidió en función al famoso dicho: “más vale malo conocido que bueno por conocer”, frase lapidaria que lo único que garantiza es que sigas siempre dentro de tu zona de confort. Con lo mencionado no estoy diciendo que la protagonista “tendría que” haber hecho tal o cual cosa, o si hizo bien o mal, aquí no se trata de juzgar. El tema es ver más allá de ese escenario y traspolarlo a lo que desde lo automático y nuestra vida dual y lineal nos plantea todo el tiempo.
¿Por qué cuando se habla de amor hay que desplazar el deseo? Porque no está escrito dentro del ser humano vivir ambas cuestiones a la vez. Aquí aparecen los mitos en donde sacrificarse, sufrir, estar en función del otro está “bien visto”. Y para ello podemos remontarnos a la mitología, a historias de época medieval en donde la mujer tenía dos roles, o era la “prostituta” o la “casta y pura”. Había mujeres que eran para una cuestión y otras para otra. El tener que encarnar un rol concreto y ser etiquetadas de una forma en la cual no había chance de explorar los diferentes arquetipos y energías que habitan en cada uno. Salir de lo “normal” era pecado e implicaba condena familiar y social. Nos educan para que atendamos a los demás, viviendo costumbres restrictivas.
Desde el punto de vista astrológico, hay que observar qué emplazamiento tiene la Luna en la carta, cuáles son sus aspectos y si dialoga con otros planetas. Si tiene un rol protagónico, su presencia teñirá en general las decisiones y la balanza se inclinará hacia el amor desde la necesidad y la seguridad emocional.
Por otro lado, está Venus cuya energía nos habla entre otras cuestiones del placer y el auto- conocimiento a través del vínculo con el otro. Para la mujer en sí misma implica abrirse y reconocerse vulnerable. Lamentablemente las personas en general, no solemos conectar con Venus automáticamente y en general lo relacionado con la energía venusina está prohibido… No es “moralmente” correcta…
Entonces, ¿qué implica la situación planteada? Que aquello que no viene unido de fábrica habrá que unirlo. Aquí es donde cada quién tendrá la oportunidad de reconocerse y transitar internamente por los senderos del amor y deseo y encontrar las vías con las cuales alquimizar esas variables, considerando que tendrá que ser desde la consciencia y la Presencia en tu vida cotidiana. Y tomando las energías astrales implicará reconocer en tu mapa astrológico cuánto de la energía lunar y venusina encarnas, si hay más protagonismo de una que de otro y cómo vivirás esas energías de forma armónica e integrada.
Ojalá hayas disfrutado de estas líneas, nos encontramos en un próximo artículo ¡Hasta pronto!
Carolina Capmany
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