En las relaciones humanas es posible identificar gran variedad de escenas que se asemejan a la comedia o a la tragedia griega. Situaciones en las cuales básicamente se vive el drama de no ser comprendido, contenido, quejarse de la falta de comunicación y de la falta de conexión con el otro. ¿Por qué sucede eso? ¿Es tan difícil generar una relación sana?
Lo fundamental es considerar que desde el primer momento en que estamos en este mundo, la dependencia hacia el otro queda establecida. Nuestros padres nos nutren y son quienes nos sostienen en ese camino de sociabilización y pasaje de niño a adulto. A través de ellos conocemos lo que sí y lo que no y cuáles son las pautas necesarias para vivir en sociedad. El tema es que como toda cuestión, no solamente hay que considerar lo manifiesto, es decir, lo que explícitamente nos fue transmitido, sino que, y fundamentalmente, hay que considerar lo implícito en lo que se transmitió. ¿Y qué significa considerar lo implícito? Significa que cuando se transmiten valores también se capta lo que inconscientemente nuestros padres vinculaban a eso. Y aquí hay más cuestiones a considerar, por lo pronto, en el afán de transmitir “lo correcto” y de repetir tal vez frases trilladas, en el fondo, la madre o el padre no esté del todo de acuerdo a nivel inconsciente y lo deja dicho al actuar de diferente modo a lo que menciona. Esas “contradicciones” generan confusión en el niño o niña ya que quienes son sus referentes dicen una cosa y luego hacen otra. Otro ejemplo sería el no manifestar emoción alguna cuando se está diciendo que se siente alegría o que se está de buen humor por un logro obtenido. Esas disociaciones que se producen entre lo que digo, siento y hago generan grietas en ese niño que luego al ser adulto repetirá en su vida cotidiana.
Otra cuestión a considerar y aquí ya adentrándonos en lo que la Astrología aporta es considerar las diferencias a nivel de elementos (aire, tierra, fuego, agua) del niño o niña y su padre o madre. Y puntualmente considerar en qué elemento está emplazada la Luna porque a través de ella es posible conocer las características de esas relaciones.
Si hablamos de una Luna en un signo de aire, estamos hablando de una Luna que diría: “si me amas, dame espacio sino me sofocas”. Parece una contradicción, sin embargo, las personas con la Luna en elemento aire dicen: “si me amas, habla conmigo, comunicate, respondeme”.
Una Luna en elemento fuego te dice: “si me amas, juega conmigo, sé positivo, estimulame a hacer cosas y yo haré lo mismo por vos, No hay que ser negativos, hay que ir siempre hacia adelante y con valentía.”
Una Luna en el elemento agua es muy diferente porque te dice: “si me amas, fúndete conmigo, llora conmigo, seamos uno. Si me amas, siente lo que siento incluso antes que yo mismo lo sienta.” Los signos de agua están relacionados de modo arquetípicos al dolor, porque están relacionados con la transformación. Lo que sucede es que tenemos asociado el dolor como algo malo, algo que hay que evitar y justamente es todo lo contrario. El dolor hay que atravesarlo así se crece y se aprende. El ingreso a esta vida involucra un dolor, que es lo que el dar a luz implica, también destetar al bebé es doloroso, verlo crecer y entender que en algún momento se irá para hacer su camino también moviliza internamente y “duele” en algún punto.
Una Luna en el elemento tierra te dice: “si me amas, me tocarás, sentiré tu contacto físico, me lo demostrarás con hechos reales, me alimentarás.” Son los casos en donde se demuestra el afecto haciendo una rica comida o comprando una joya. El amor se lo relaciona con el cuerpo, con los abrazos, las caricias, el alimento.
Como ven, cada energía en la que está emplazada la Luna tiene su particularidad en cuanto a demanda de afecto. El tema que sigue es preguntarse, ¿y entonces cómo congeniar esas diferencias? Ya que cada persona tiene su Luna en un signo particular y entonces aquí tenemos la primera muestra de lo que puede ser una de las causas de esas demandas a nivel afectivo. Obviamente y como suelo mencionar, la Luna es una de las tantas cuestiones a considerar en el análisis de una carta natal, hay más variables pero su influencia a nivel demanda base es clave.
De aquí se deduce por qué en las relaciones de pareja, por ejemplo, pueden surgir reclamos del estilo: si me dijera que me ama para mí sería suficiente, sin embargo, no dice algo, solamente me hace regalos y para mí eso es frío. Aquí es posible detectar una Luna en aire que le reclama a una Luna en tierra. Si se lo analiza objetivamente, cada una desde su particularidad está demostrando su cariño a su manera pero no está considerando al otro. En definitiva, de lo que se trata es de entender que además de la propia percepción, hay otras distintas tan válidas como las propias y que es fundamental abrirse para conocer y respetar al otro y su circunstancia. De otro modo, no hay comprensión, comunicación y conexión posible.