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Revista Digital de El Quinto Hombre
Sección Ciencia - |
EXCLUSIVO PARA EL QUINTO HOMBRE |
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PERLAS DE LA CIENCIA |
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Dr. Ludwig Süllos |
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ES UN HECHO HISTÓRICO QUE EL CONOCIMIENTO CIENTÍFICO DE LA HUMANIDAD ESTÁ CONSTRUÍDO SOBRE LA BASE DE ACIERTOS Y ERRORES, Y QUE POSTULADOS ACEPTADOS POR LA CIENCIA HACE TAN SOLO UN SIGLO HAN CAÍDO POR SU PROPIO PESO. UN EJEMPLO CLARO DE ELLO ES LA TEORÍA CUÁNTICA, QUE NOS HA PERMITIDO TENER UNA NUEVA VISIÓN DEL MUNDO FÍSICO Y DEL UNIVERSO Y A LA CUAL ADHIEREN HOY NUMEROSOS CIENTÍFICOS. ESTE TRABAJO DE NUESTRO COLABORADOR DR. LUDWIG SÜLLOS, QUE SEGURAMENTE GENERARÁ POLÉMICA, SEÑALA CÓMO MUCHOS DE ESTOS DOGMAS HAN SIDO REFUTADOS POR DESCUBRIMIENTOS EFECTUADOS EN ESTAS ÚLTIMAS DÉCADAS
Si miramos la historia de la ciencia, descubrimos muchas "perlas", conceptos erróneos que hoy nos parecen pueriles.
Uno de ellos es la "teoría del flogisto". Es una idea del siglo XVII. En ese tiempo se creía que hay cuatro elementos: tierra, agua, aire y fuego. El fuego, en particular, se consideraba como un elemento material. La idea era que los combustibles estaban compuestos de ceniza (tierra) y flogisto (fuego). Cuando se encendía un combustible, al liberarse el flogisto, generaba calor y dejaba la ceniza. En ese entonces, a nadie se le ocurrió que la ceniza pesaba más que el combustible que la generara; o sea, en vez de perderse el flogisto, se adicionaba el entonces desconocido oxígeno.
Hoy esta teoría nos provoca risa. Había otras: no es posible sintetizar compuestos orgánicos, no se puede volar con aparatos más pesados que el aire, todos los seres humanos tienen la misma clase de sangre, no existe la presión atmosférica, etc. Se podría enumerar muchos más.
Y ahora, si el lector me permite, expondré algunas teorías actuales que, en un futuro, no muy lejano, parecerán "perlas" igualmente ridículas.
Como soy físico, expongo el más espectacular de todos: la teoría que sostiene que no existe el medio conductor de la luz. Resulta que, al no poder encontrar el modelo matemático adecuado y siendo reacios a admitir esta deficiencia, se decretó que tal medio no existe. El primer experimento que se hizo al respecto fue con el interferómetro de Michelson-Morley, allá por los 1880. Se hizo un aparato que se movía a gran velocidad y que desviaba parte de la luz en sentido perpendicular, se reflejaba en un espejo y se comparaba con el resto de la luz que seguía en sentido del movimiento. Al comparar ambos haces de luz, debía haber una diferencia entre los dos haces, por efecto del medio que conducía la luz. O sea, al girar el aparato en 90 grados e invertir el papel de ambos haces, debía observarse una diferencia. No se observó ninguna diferencia. Más tarde, se descubrió que un objeto que se mueve se acorta en sentido del movimiento (Lorenz). Al aplicar la fórmula al interferómetro, de pronto todo encajaba: por efecto del medio conductor, la diferencia se compensa exactamente con el acortamiento. O sea, el experimento demuestra que sí existe tal medio. Si no existiera, entonces debería haber diferencia; pero no hay. Este hecho fue explicado de manera rebuscada porque los físicos no querían enfrentar el bochorno.
Otra perla así es la órbita del electrón. Al principio del siglo 20, ya se tenía idea de que existe una carga positiva en el núcleo (experimentos de Rutheford) y debía haber una carga negativa que llamaron "electrón". Entonces surgió la pregunta por el millón: ¿Por qué no cae el electrón en el núcleo? La idea de tal caída estaba asociada con una catástrofe, la destrucción del átomo, su desintegración, etc. Todo basado en el "sentido común"; estaban seguros que el electrón es un utensilio cotidiano. Entonces surgió la idea genial (al que se le ocurrió se creía genial) de las órbitas, basada tal idea en la imagen de las órbitas planetarias. Así, el electrón pasó de ser "utensilio cotidiano" a planeta. El problema era que los experimentos de laboratorio no encajaban para nada en el modelo orbital. Y otra vez, por no querer desechar una teoría "elegante", para explicar los fenómenos observados, se ideó eso de que "no se puede determinar simultáneamente la posición y la velocidad de una partícula (Heisenberg). Todo esto transcurrió en la década de 1920. Luego, en 1935, Chadwik descubrió el neutrón y observó que, al aparecer tal partícula, a los 10 minutos emite un electrón y otra masa más, similar a la del electrón (neutrino), y se convierte en protón. O sea, el neutrón es capaz de emitir un electrón fuertemente negativo y convertirse en algo fuertemente positivo como el protón. ¿De dónde salió ese electrón? De dentro del neutrón. ¿Y si el electrón cae en el protón? Las cargas de ambos se neutralizan y resultará, de nuevo, un neutrón. Pero un neutrón "flaco" porque le falta el neutrino. Por lo tanto, en vez de esperar diez minutos, re-emite el electrón dentro de un tiempo muchísimo más corto. De este modo, el protón absorbe y re-emite el electrón. No hay órbita, solo absorción y re-emisión. El electrón llega a una distancia determinada y es reabsorbido. Y así sucesivamente. Es el modelo del electrón botante. Y este modelo está matemáticamente respaldado. Explica al estilo "pavada de sencillo" lo que el modelo orbital no pudo: las rayas del espectro de emisión y absorción; por qué el hidrógeno no es un súper-magneto; el fenómeno láser; el magnetismo permanente; la conducción eléctrica; la covalencia química.
Conociendo al detalle (matemáticamente) el modelo del electrón botante, el electrón probabilístico (Schrödinger) y la mecánica ondulatoria (ambigüedad entre onda y partícula) parecen ridículos.
Otra cosa que ya es algo cómico el lo de los agujeros negros. Todo objeto tiene una velocidad de escape (VE). Es la velocidad que algo debe alcanzar para que la gravedad de tal objeto no lo recapture. La VE del planeta Tierra es de 11,2 kilómetros por segundo (km/s). La VE del Sol es de 650 km/s. La VE de la Luna es del orden de los 2 km/s. Según la física del siglo 20, es posible que la materia se comprima, o sea, se reduzca su diámetro sin límite. Así, si comprimiéramos la Tierra hasta ser una bolita de 17 milímetros (!) su VE sería la velocidad de la luz. Entonces se supone que ni la luz podría escapar de tal bolita. Por eso, se llamó a tal cosa como "agujero negro".
Omitiré el manejo matemático de los agujeros negros; solo diré que, si la materia puede comprimirse sin límite, la fuerza de gravedad del agujero negro es tal que es capaz de comprimir de ese modo a la materia. El agujero negro entonces es un "monstruo" que no permite que se le escape nada, ni siquiera la luz. Es un buen personaje de ciencia-ficción de horror.
Pero los físicos se olvidaron de algo. Si un objeto cae, se libera energía potencial. Si algo cae en un agujero negro, al caer, libera energía potencial. Al acelerar, aumenta su masa (la energía potencial se convierte en materia) y emite radiación. Ninguna de las dos formas de energía puede escapar del agujero negro.
Nuevamente, omitiendo los cálculos, si una estrella grande se convierte en agujero negro, el solo hecho de su contracción (material de su superficie cayendo hacia su centro) libera tanta energía que duplica su masa en cada 10 microsegundos. Y esto, según la teoría de los agujeros negros, haría que cualquier estrella que se colapsara en agujero negro, en 100.000 años (tiempo que tarda en atravesar nuestra galaxia la luz y la terrible gravedad del agujero negro) trituraría nuestra galaxia y en algunos miles de millones de años a todas las galaxias circundantes.
En resumen: se olvidaron de la energía potencial al formular la teoría.
Otra perla, por la que muchos fanáticos me van a enojar, es el comportamiento de la luz. La luz se compone de unidades llamadas "fotones". Cada fotón contiene una cantidad de energía de acuerdo a su longitud: fotón más corto, fotón con más energía. Los fotones de la luz azul son más cortos que los de la luz roja. Si la luz recorre largas distancias, los fotones pierden energía, o sea, su color se corre hacia el rojo. Por cada millón de años, un fotón pierde 0,00028 parte de su energía, o sea, 0,028%. Parece muy poco. Pero la luz de una galaxia a 1000 millones de años-luz (muy bien observable con los telescopios de hoy) pierde el 28 % de su energía y la luz se corre considerablemente hacia el rojo. Ésta es la teoría del "cansancio de la luz".
Y ahora expongo la perla.
El astrónomo Hubble descubrió al observar las galaxias lejanas que, cuánto más lejos están, más se corre su luz hacia el rojo. Explicó esto con el efecto Doppler. ¿Qué es eso? Si observamos una fuente de luz, la vemos con un color determinado. Si esta fuente se nos acerca, su luz se corre hacia el azul; si se aleja, se corre hacia el rojo. Éste es el fenómeno Doppler. Hubble razonó así: si las galaxias más lejanas son más rojas, es porque se alejan a mayor velocidad. Así nació la idea de la expansión del universo. Como toda expansión debe iniciarse en su origen, supuestamente un punto, toda la materia que vemos hoy estaba comprimida en ese punto y… ¡BUM!... explotó, al estilo de las películas de violencia. Nótese que este punto se parece a un agujero negro, pero en vez de tragarse todo, explota; ¿por qué? No hay ni idea… Así nació la teoría de la Gran Explosión (Big Bang). El concepto de la explosión está más de acuerdo a nuestra mente (somos salvajes violentos) que la idea del cansancio de la luz.
Cuando se elaboró un método de medir con exactitud la distancia de las galaxias lejanas (Supernova Cosmologic Project y High-Z Supernova Search, método de las supernovas a-1) se pudo hacer un gráfico más preciso de los valores del corrimiento al rojo. Este gráfico está claramente de acuerdo con el cansancio de la luz y en contradicción con el Big-Bang. Pero tal concepto fue rechazado porque habría destruido todo el Big-Bang y, por razones económicas y políticas, el Big-Bang es sagrado. Para explicarlo, se inventó lo de la "energía oscura", cosa que no tiene ninguna base ni explicación, y mucho menos ejemplos observables de su funcionamiento.
Hay varias perlas así; aquí solo expuse tres. Si alguien del futuro leerá las perlas de hoy, se reirá lo mismo que nosotros nos reímos hoy de la teoría del flogisto.
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