|
Revista Digital de El Quinto Hombre
|
INFORMA EL LECTOR |
|
EL FIN DEL CALENDARIO MAYA Y LA NUEVA ERA |
|
|
HACE ALGUNAS SEMANAS, RECIBIMOS POR VIA EMAIL EN NUESTRA FUNDACIÓN ESTAS INTERESANTES REFLEXIONES QUE DESEAMOS COMPARTIR CON NUESTROS LECTORES,
ACERCA DE LAS DENOMINADAS PROFECÍAS MAYAS Y EL COMIENZO DE UNA NUEVA ERA;
EL AUTOR DESEA PERMANECER EN EL ANONIMATO
De acuerdo la Teoría de los Antiguos Astronautas, como es expuesta por la
serie Alienígenas Ancestrales, de The History Channel, los "dioses" que
inspiraron la cultura Maya y habrían predicho su regreso hacia el final de
su calendario podrían ser extraterrestres, como así también los Kachina o
caminantes del cielo de los indios Hopi.
Transcurridos ya más de cuatro meses del temido fin del calendario Maya, el
21/12/12, me surgen un par de preguntas: ¿predijeron los Mayas el fin del
mundo para esa fecha, o una cercana?, y en tal caso, ¿en qué consistiría
dicho fin del mundo? No puedo contestar la primera, pero quiero opinar
sobre la segunda.
Basándome en lo poco que sé de las profecías de los indios Hopi, de Benjamín
Solari Parravicini, y de la Biblia, acerca de las cuales no soy ningún
experto ni muchísimo menos, creo que el fin del mundo significa el fin del
ego, de la conciencia individual, la interconexión telepática de la
humanidad para formar una conciencia colectiva, y que eso se daría dentro de
los veinte años a partir del 2012, es decir entre 2013 y 2032. Como dijo
Jesús, ni los ángeles saben el día y la hora, tan sólo el Padre.
Esto implicaría que ya no habría secretos ni intimidad. Cosas como crímenes,
emboscadas, ataques sorpresa, infidelidad, traición, espionaje, fraude,
etc., ya no serían posibles. Esto podría ser un paraíso o un infierno
dependiendo de la tolerancia que haya. Lo que conocemos como Libre Albedrío, o sea la posibilidad de elegir hacer el mal a sabiendas, podría terminar o quedar severamente restringido, cambiando dramáticamente. Ignoro
si tendríamos una mente colectiva como las abejas o las hormigas, y cómo sería.
Pienso que los egos o personalidades que armonicen con la mente colectiva
podrán permanecer encarnados y reencarnar. Los que sean espiritualmente
superiores podrán ir a un plano más elevado, y los que sean rechazados por
ser espiritualmente inferiores irían a alguna clase de infierno o gehena,
siendo estos tres destinos sólo ilusiones diferentes creadas por la mente,
individual o colectivamente.
Dicha interconexión telepática podría ser de naturaleza electromagnética,
consecuencia del ingreso del sistema solar en un campo o zona especial en su
giro alrededor del centro de la Vía Láctea, una especie de verano galáctico,
dando lugar a la Era de Acuario, una nueva era dorada o retorno al Edén.
Pero todo esto es pura especulación mía, como el resto de este mensaje,
aunque en favor de la idea de que estamos todos electromagnéticamente
interconectados con todo lo demás, recomiendo el documental El Universo
Eléctrico, http://vimeo.com/5697197, basado en la obra de David Talbott y
Wallace Thornhill, "Electric Universe: Thunderbolts of the Gods", o http://www.bibliotecapleyades.net/electric_universe/esp_electricuniverse16.htm.
Aparentemente, los indios Hopi dicen que el mundo ya ha sido creado cuatro
veces y destruido tres veces, que estamos viviendo en el cuarto mundo y a
punto de pasar al quinto. Creo que hablan de que la humanidad pasará a la
cuarta dimensión. Para mí, esto significa una mayor interconexión. La
ciencia reconoce once dimensiones. Nosotros vivimos en la tercera dimensión,
percibimos el mundo en tres dimensiones: alto, ancho y espesor (o
profundidad). Cuanto más alta es la dimensión, menor es la cantidad de
reglas que definen, distinguen y separan las cosas entre sí, y
consecuentemente, más conectado está todo, y menor es el sufrimiento.
Todo lo que existe lo hace bajo ciertas condiciones, necesarias pero no
suficientes, y según ciertas reglas. Por reglas quiero decir toda regla,
desde la Ley de Gravedad hasta los mandamientos bíblicos y el código penal.
El budismo dice que la causa del sufrimiento es el deseo. La conciencia
residiría en la 11ª dimensión, en lo que el Libro Tibetano de los Muertos
llama Buda Amithaba, el punto neutral por el que el alma, según dicho libro,
pasa dos veces en su viaje de ida y vuelta de la muerte y reencarnación. Ese
punto es lo que David Icke llama la Unidad (es decir la unión de los
infinitos universos paralelos, de las infinitas posibilidades de la física
cuántica, la totalidad de la energía), en su libro "Soy yo, soy libre", de
1996, o su remake "El Amor Infinito es la única verdad, todo lo demás es
ilusión", de 2005.
El deseo, pienso yo, atrae a la conciencia hacia una dimensión más baja, a
una ilusión, en la que existen las reglas que definen, distinguen y separan
la cosa deseada de todo lo demás, pero esas reglas también la separan de la
conciencia sujeto del deseo, y esa separación produce sufrimiento.
El título del segundo de los libros de Icke que acabo de mencionar es muy
revelador. Todo lo que tenga forma, color, tamaño, límites, principio, fin,
nombre, etc., es una ilusión porque existe por un tiempo y después
desaparece, regresa a lo que David Bohm llama el Orden Implicado (vea el
libro "El Universo Holográfico", de Michael Talbot, y el libro "La Matriz
Divina", de Gregg Braden). Lo único verdadero, infinito y eterno es la tal
Unidad ickeana. Y la conciencia está sometida a dos fuerzas opuestas, una
centrípeta, hacia la unión, la felicidad, el amor y la verdad, y otra
centrífuga hacia la división, la separación, el miedo (y sus derivados:
odio, codicia, envidia, etc.), la ilusión y la mentira.
Nos atraen las formas y los colores así que elegimos la ilusión, que es más
divertida y emocionante, y así, consciente o inconscientemente generamos
todo tipo de problemas como guerras, crímenes, crisis, hambre, polución,
etc… La ilusión es como un parque de diversiones para el alma. Nosotros
vamos a la guerra con miedo real de morir, pero pagamos para que nos asusten en un thriller o una película de terror, o un juego mecánico como la montaña rusa o el tren fantasma, porque disfrutamos de esa emoción, ya que no es un miedo real: sabemos que es una ilusión, que estamos seguros y a salvo.
Del mismo modo, nuestra alma inmortal no tiene miedo real de morir en una
guerra porque sabe que es sólo un juego y que la muerte del cuerpo no es el
final. Guerras, crímenes y demás son la trama que nos permite representar
nuestra actuación como héroes, villanos y víctimas, para la diversión y
aprendizaje del alma, o espíritu, o mente, o consciencia, o inconsciente, o
como se le quiera llamar. Como cuando un narrador cuenta una buena historia
para entretener a una audiencia, la ilusión nos emociona, hace volar nuestra
imaginación y nos atrapa como una telaraña a una mosca, capta nuestra
atención, nos engancha, nos inspira el deseo de involucrarnos, de
participar, de influir en el desarrollo y resultado de los eventos narrados.
Hay una élite diminuta de iluminados que dirige la función, obteniendo como
recompensa poder y dinero, quienes conscientemente crean los problemas ya
citados, los que la vasta mayoría de la humanidad inconscientemente desea.
Dicho de otro modo, la relación de los líderes con sus pueblos es
sado-masoquista. Entiendo cómo suena: sí, esos líderes deliberadamente
envían a millones de jóvenes a inmolarse en una guerra santa, pero no lo
hacen por maldad, sólo son bromistas, payasos muy chistosos. Es sólo un
juego, diversión. La vida es una fiesta y los masoquistas son la piñata. A
un nivel más elevado o inconsciente, esos sádicos los aman tanto como para
darles lo que estos masoquistas desean, la oportunidad de interpretar sus
roles para su diversión y aprendizaje.
Estas élites nos mantienen en la ilusión manipulando nuestra percepción de
la realidad a través de la "ciencia", la religión, la "filosofía", la "educación" (adoctrinamiento), y los medios de comunicación. Nos venden la
ilusión como un perfecto sistema de creencias, sólido, sin fisuras, sin
fallas, "lógico", "racional", de manera que cuestionar cualquier parte del
relato (Atlántida, ovnis, ángeles, fantasmas, reencarnación) es considerado
un ataque al sistema entero y se reacciona en consecuencia, apelando a
cualquier "título" o "autoridad" disponible.
Nos manipulan para desviarnos tan lejos como sea posible de cualquier cosa
más o menos verdadera (porque una verdad lleva a otra por el camino
centrípeto, y viceversa, una mentira lleva a otra), y así controlan lo que
pensamos, nuestras creencias y decisiones, la política, la historia y los
eventos mundiales. Pero más allá de ellos, somos nosotros, la vasta mayoría
de los humanos, quienes nos dejamos arrastrar por sus mentiras porque
inconscientemente elegimos la ilusión, no somos inocentes. Incluso
asesinamos a los profetas que nos dicen la verdad, porque nos cuentan el
final de la película, nos arruinan la ilusión (y a las élites, el negocio).
Lo que me preocupa un poco es que pienso que antes de llegar a dicho paso a
la cuarta dimensión, o interconexión telepática, habrá una lucha sangrienta
por definir las características de la ilusión colectiva. Es posible que haya
un grupo de fanáticos empeñados en forzar el cumplimiento de profecías
apocalípticas.
Creo factible que estén planeando cosas como el asesinato del presidente de
EE.UU., un golpe de estado en ese país, seguido por una guerra civil, una
tercera guerra mundial, terribles hambrunas y epidemias, seguidas de un
gobierno mundial y la implantación de microchips (la "marca de la bestia")
en toda la población a fin de tomar el control de este salto dimensional.
Incluso podría caer un asteroide a la mitad del gobierno mundial, provocando
enormes desastres geológicos, desviando el eje terrestre y causando el
cambio del aspecto del cielo y las constelaciones.
Esto podría interpretarse como el fin de los tiempos, ya que por miles de
años la posición de las estrellas y planetas ha sido la referencia para
ubicar los momentos históricos. El impacto de un asteroide podría alterar el
flujo de metal fundido en el centro de la Tierra que genera el campo
magnético que nos protege de partículas y radiaciones provenientes del Sol y
del espacio. Puede darse una inversión de la polaridad, si la fuerza del
campo magnético terrestre disminuye a cero y luego se incrementa pero con la
polaridad invertida. Eso también puede significar el fin de los tiempos, si
se borra la información almacenada en el campo magnético terrestre, como,
supongamos, las mentes de los fallecidos y el recuerdo de las cosas
destruidas en la Tierra.
Me explico: De acuerdo a la física actual, alrededor de un agujero negro hay
una frontera imaginaria denominada "Horizonte de Sucesos", tal que cualquier
cosa que la cruza al acercarse a dicho agujero negro ya no puede escapar a
su atracción, ni aún a la velocidad de la luz, cayendo inexorablemente, y
siendo irremisiblemente destruida.
Sin embargo, toda la información, acerca de cómo esta cosa que se destruye
estaba constituida, queda almacenada en el campo magnético que rodea el
agujero negro. Sólo se destruye la versión "localizada" o "de partícula" de
dicha cosa, pero no su versión "no localizada" o "de onda" que está distribuida en todo el universo, holográficamente. Al fin y al cabo, una
cosa no es más que una idea materializada. Todo en el universo está hecho de
sólo dos cosas: energía e información. La información determina cómo se
manifiesta la energía, si como fotón, electrón, sonido, etc. Pienso que una
idea es la información y una emoción es su energía.
Y si el universo es holográfico, de tal modo que cada parte es una versión
más pequeña del todo, el campo magnético terrestre puede contener
información, igual que el del agujero negro, e igual que nuestro propio
campo magnético, o aura.
El fin de los tiempos también puede significar que al pasar a la cuarta
dimensión percibamos al tiempo de manera diferente, más integrada a las tres
dimensiones espaciales, al poder percibir instantáneamente, telepáticamente,
lo que percibe cualquier otro ser humano, ubicado en cualquier punto de
espacio, y tal vez del tiempo, a medida que se van incorporando a la
conciencia colectiva las mentes de los fallecidos, desde los más recientes a
los más antiguos (los últimos serán los primeros). Mientras que el fin del
mundo puede significar el fin de una idea o concepto del mundo, del mismo
modo que el descubrimiento de América en 1492 fue el fin del mundo medieval.
Pero eso no significa que no pueda ser una cosecha de almas, el fin de la
vida terrenal de millones de personas, si es que está planeado el exterminio
de dos tercios de la población mundial.
Este es sólo un intento mío por dar algún sentido a ciertas profecías.
|
|