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Revista Digital de El Quinto Hombre
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Aquel pozo que comunicaba con el Purgatorio
EL AGUJERO DE LA SIERRA DE LAS ÁNIMAS
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"Aquel día, 29 de agosto de 1836, unas yeguas traídas de 'Quequén afuera' se agitaban inquietas en el corral del Fuerte (de la Independencia, de Tandil), uniendo sus relinchos a los mugidos de las vacas reunidas junto al matadero del pueblo, un gran 'ramadón' situado en el ángulo Este, dentro de un cerco formado, principalmente, por los restos de algunas carretas, y los huesos y residuos de pasadas matanzas, entre los que pululaban, de noche, los perros cimarrones, y de donde venía un terrible hedor, que invadía el ambiente..
El fuerte estaba ya rodeado de numerosos ranchos, principalmente pulperías, en los que se habían dado cita multitud de gauchos matreros -cazadores de avestruces, nutrieros o simplemente alzados- que merodeaban por la Pampa.
Y, dentro de ese ambiente el Fuerte de la Independencia pasaba los años estancado, con su vida concentrada en el perímetro amurallado y en las pulperías de Vela, Andrés Egaña y José Antonio Suessy, que era la que giraba con mayor capital.
Varios contertulios llegados desde la Loma Partida, conduciendo algunos de los animales, decían haber pasado por las sierras, cerca de donde se encontraba el cráter de un volcán apagado. Uno de ellos, de chiripá y poncho calamaco, con calzoncillos de flecos, afirmaba haber unido cuatro lazos, no llegando con ellos hasta el fondo. Otro, con poncho de paño azul y gorro de cuero de mono con cintillo federal, comentaba que en la sierra de las Ánimas había un pozo que comunicaba con el purgatorio. Él lo había visto y lo describía con todos los detalles, aunque no había querido acercarse mucho, para mirar al fondo, por el calor que salía, y de miedo a caerse en él".
Lobodón Garra, en su libro
"A Sangre y Lanza o el Último Combate del Capitanejo Nehuén”
Fragmento
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