Revista Digital de El Quinto Hombre

Sección Enigmas -

El puma, y las piedras que arrojó la luna LEYENDA DE LA PIEDRA MOVEDIZA

Una recopilación de Hector Di Paola ( Tandil)

"En tiempos remotos, el Sol y la Luna fueron esposos gigantes creadores de la Pampa. Luego que sembraron de pastos y flores la sábana; que hicieron brotar las lagunas y crearon los animales y los hombres, retornaron al cielo de donde habían bajado. Como prenda de alianza con sus hijos, el Sol siguió enviándoles su luz de día y la Luna derramando la suya de noche. Así pasaron años, siglos, eras; hasta que una mañana los hombres notaron algo anormal en el Sol: le vieron palidecer, casi extinguirse. Era que un puma gigantesco y alado le acosaba por la inmensidad de los cielos y había hecho presa de él..

Con esto reuniéronse los más hábiles guerreros y decidieron atacar al puma con sus flechas. Una de estas dio en el blanco traspasando al puma que cayó en la tierra con el vientre atravesado y la flecha saliéndole por el espinazo. El monstruo en su agonía lanzaba rugidos tan terribles que ninguno osaba acercarse a rematarlo. El Sol, entretanto, había recuperado su risueña apariencia y regalaba a sus hijos con la mayor luz, y a la hora de costumbre se ocultó.

"Salió la luna y como viese al puma aún con vida, le fue tirando piedras para ultimarlo, tantas en número, que se amontonaron formando las Sierras del Tandil. La última piedra cayó sobre la punta de la flecha y en ella quedó clavada, tal como los conquistadores del Desierto la tenían ante la vista; pero, el puma, aunque enterrado, no estaba muerto. Al apuntar los primeros rayos de la aurora se estremecía de rabia, se movía como si quisiera atacar de nuevo al Sol, y hacía oscilar la piedra, que coronaba la flecha, siguiendo la dirección del astro, lo que era el motivo de su vaivén eterno".