Revista Digital de El Quinto Hombre

ADÁN EN EL 2022




Un salvaje, solo, mordiendo frutas, maltratando pájaros o pescando a lanzazo limpio en las aguas de la orilla. Solo. Su mujer está a su lado gimiendo desde algún dolor.
Pero él, está solo. Piensa que más allá de la isla, la humanidad entera desapareció. Presuntamente en toda su historia, los hombres fueron suicidas demorados. Al fin lo consiguieron. Los hombres, una especie de seres tristes, sin memoria, legisladores de mandíbulas fuertes, comedores de raíces y de toda forma de vida. Al fin, lo consiguieron.
Envenenaron el mar, la tierra y el cielo. Tenían que morir aunque sólo se sentaran a respirar. Tenían que morir mordiendo una manzana o una hoja de lechuga. O la muerte inocente embarcada en un trago de agua.
El agua asesina de los hidrocarburos clorados y los derivados químicos de los plásticos. La muerte al alcance de todos. Hasta las moscas y las hormigas tuvieron razón y el hombre se comió su D.D.T. mezclado con el jugo de sus naranjas o con sus tomates arrebolados.
El crimen es la primera edición de todo suicida. Y la tierra paría verdes venenosos y el aire sucio era un sutil enemigo. Fue como una guerra hecha con armas cotidianas. Los autos dispararon sus gases de siempre. Las fábricas enarbolaron en sus chimeneas banderas de humo flotantes. Los aviones supersónicos redujeron el oxígeno de las altas capas de la atmósfera. Desde la caldera de cada edificio subieron cuervos de alquitrán que se deshacían en el aire. ¿Dónde encontrar un agujero de cielo puro para respirar...?
El salvaje pensó que tal vez nada de esto fuera cierto. No tenía importancia. Vivos o muertos estaban más allá de toda posibilidad. O bien podía ser él, un nuevo Adán para la última edición del libro sagrado. Pero con una simple diferencia: Eva, que gimoteaba a su lado, era estéril.

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