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Revista Digital de El Quinto Hombre
¿HISTÉRICA
YO?
Algunas personas muestran a lo largo de sus vidas, un modo
de percibir la realidad, pensar, sentir y conectarse con los
demás, que por su inflexibilidad y por los perjuicios
que les acarrea en su desarrollo personal, social y laboral,
deben ser considerados como verdaderos "trastornos de la
personalidad."
La Sociedad Americana de Psiquiatría los describe entre
los diez tipos de trastornos al: "trastorno histriónico
de la personalidad". Se caracteriza por emotividad exagerada,
una conducta francamente teatral y una necesidad permanente
de ser el centro de atención en las relaciones con los
demás.
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Las personas histéricas seducen al interlocutor, por su vivacidad,
entusiasmo, obsequiosidad y tendencia a dramatizar; son generalmente el
"alma de las fiestas". Esta clase de comportamientos puede aparecer
en diferentes contextos y por ende son desadaptativos. Los sentimientos
suelen ser expresados con rapidez y superficialidad, así como cambiar
de un momento a otro.
El aspecto físico, así como la manera de impactar estéticamente
en los demás, es el tema predilecto de preocupación; por
eso invierten mucho tiempo y energías en vestirse y acicalarse.
Como están exageradamente centrados en sí mismos, son muy
subjetivos en la apreciación que hacen de la realidad, importándoles
sobremanera la exteriorización de su mundo interior, siempre romántico.
Se diría que se "auto dramatizan" y pueden tener accesos
de mal genio con marcada frecuencia, en especial ante situaciones frustrantes
para sus "caprichos".
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La gente los acusa de ser hipócritas a pesar de sus encantos.
Algunas décadas atrás se hablaba de "le belle indifference"
de los histéricos, y no sin razón estas personas seducen
más allá de que se lo propongan conscientemente.
Las personas afectadas por este trastorno, lejos de gozar de su encanto,
lo padecen. Suelen sugestionarse con facilidad, son fácilmente
influenciables, dependientes de personas con alguna autoridad y peligrosamente
confiados. Pecan de ingenuidad. Sin quererlo, caen en el papel de "víctimas"
o de "princesas".
Algunas veces, aprovechando de sus características histriónicas,
pueden tratar de manipular emocionalmente a los demás y paralelamente
ser dependientes e inmaduros.
Debido a su comportamiento sexual provocativo, es frecuente que tengan
problemas con las personas de su mismo sexo en tanto son vistos como potenciales
rivales.
Una de las maneras que tienen de coaccionar a los demás, lo constituyen
las amenazas de suicidio, pero sólo apelan a estos recursos si
se ven muy frustrados en sus propósitos.
Otras veces somatizan sus conflictos o se deprimen profundamente.
Si la patología es muy severa pueden deteriorarse e incapacitarse
social y laboralmente.
Aunque sus vidas parecen "de mentirita", es necesario tomarlos
muy en serio aportándoles la ayuda psicológica que generalmente
necesitan, ya que su modo de ser deviene de tempranas experiencias infantiles
que por motivos no han podido elaborar.
Si se tratan, mejoran con rapidez y pueden romper el círculo de
seducción, represión, angustia y una serie interminable
de frustraciones vitales.
El Quinto Hombre
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