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Revista Digital de El Quinto Hombre
INVESTIGACION
SOBRE EL FENOMENO DE "ATAR POR DAÑO" EN EL NORTE ARGENTINO
Prof. Sergio Fuster - Argentina
Es una parte integrante de la experiencia religiosa, la creencia que si
un objeto se parece a otro, lo que le ocurra al primer referente, en el
ámbito de la representación, tendrá efecto semejante
sobre el segundo referente -sea este positivo o negativo- en el terreno
de lo real. Frazer ha hecho interesantes estudios acerca de este ideario
en lo que él llamó "magia homeopática"
o magia imitativa, presente en todas las culturas del mundo (J. Frazer,
ed. 1967), seguido por los aportes de Claude Lévi-Strauss (ed.1974)
y Cannon (ed. 1942).
La idea de que algún brujo, chaman, machis o paye (payé),
pueda manipular a las fuerzas y a los espíritus presentes en la
naturaleza por medio de elementos en duplicado con el propósito,
tanto para causar algún daño (por atadura) o para contrarrestarlo
(payé vaí, profilaxis mágicas, como uso de talismanes
u elementos protectores, etc. ), es parte del patrimonio cosmovisional
universal (su ethos) presente en el horizonte cultural normativo de las
culturas indígenas y con una fuerte herencia en la religiosidad
popular (R. P.).
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En el presente trabajo nos ocuparemos sobre la conocida práctica
de "hacer un daño" y sobre su supuesta efectividad. Por
lo tanto, haremos hincapié en las historias recogidas en el Norte
Argentino (Santa Fe, Chaco, Formosa, Santiago del Estero, La Rioja y Misiones).
Los informes provenientes de pueblos y zonas rurales nos hablan sobre
muertes por causa de un maleficio. Este controvertido tema ha ocupado
sobremanera a la etnología y a las ciencias de la religión
como ser el folclore comparado. Por los relatos cotejados y los casos
documentados provenientes de esta región, podemos concluir que
los brujos y curanderos pueden hostigar y enloquecer al grado de matar.
Fenomenología del daño
Según la información existente, el fenómeno del maleficio
se puede catalogar en dos categorías: a) por datos indirectos y
b) por datos directos. En el primer caso estamos hablando de historias
sabidas "de oídas" por parte de terceras o cuartas personas.
Sin embargo, en el segundo caso nos estamos refiriendo a testimonios provenientes
de víctimas que sobrevivieron al "daño" o familiares
cercanos del fallecido que fueron testigos de la eficacia de dicho mal
(H. Berkusky, 1912).
En el punto "a" se ha observado que los relatores de historias
sobre brujos y curanderos creen positivamente que estos fenómenos
son reales, lo que hace que la fuente tenga una marcada carga de subjetividad
emocional, y en la mayoría de los casos la información deba
ser puesta en seria duda.
Sin embargo, cuando el testimonio proviene de personas que han sufrido
males físicos (categoría b), como locura, hinchazón
abdominal, sudoración, hasta abarcar datos de muerte por desecamiento
- y existe alguna clase de testimonio medico-, las cosas cambian.
Concluimos entonces, que la práctica de hacer un daño no
solo existe, sino que sus resultados pueden ser sorprendentemente reales.
Entre los métodos empleados para la práctica del maleficio,
se ha decidido ordenar los hechos testimoniales (categoría b) en
dos clases de ataques en la que el suceso termina en muerte:
I) Asesinato por envenenamiento (intervención directa)
II) Asesinato por magia, es decir, causar la muerte a distancia.
Cabe hacer mención, que para que el daño se produzca se
deben dar dos condiciones. Por un lado, tiene que haber una objetivación
fenoménica de la víctima. Es decir, trasladarla psíquicamente
a un objeto representativo en duplicado para actuar sobre su psicopatía:
como ser una foto, partes de su cabello, piel, sangre, algún elemento
de su pertenencia o una figura antropomórfica en simulacro (típico
muñeco del vudú), sobre la cual se debe efectuar algún
tipo de rito gestáltico "por reducción" (Habel,
N: Londres 1980). Por el otro, se ha observado que la víctima del
daño siempre está al tanto que "algo asecha",
lo que es imprescindible para actuar por sugestión.
I) Daño por envenenamiento:
Hacer este paréntesis en nuestra consideración es imprescindible.
El recurso del envenenamiento para matar a la víctima cuando la
magia no da los resultados que se esperan debe ser tenido en cuenta. Existen
relatos del Perito Moreno y Musters (1870), los cuales en sus expediciones
a las tierras argentinas del sur estuvieron expuestos a morir a manos
de alimentos envenenados preparados por los hechiceros de la tribu.
Contamos con casos de ingestión de sangre o algún preparado
en ritos y ceremonias mágicas, donde la muerte es antecedida por
predicción; o bien sesiones de curaciones por parte de "hombres
santos" (medicine-man) en donde la víctima de algún
daño vomita pelos u otras sustancias ingeridas.
Actualmente, los problemas legales y penales a la que se pueden enfrentar
los brujos por el rastro que suele dejar el veneno, hizo sé que
recurriera a practicas ancestrales más elaboradas.
Veamos tan solo un ejemplo. Uno de los métodos usados en la antigüedad
para ocasionar un daño por envenenamiento es el siguiente. Se requiere
restos de viseras animales en las cuales se deja a su putrefacción.
En algunos casos extremos se han profanado tumbas y se han hurtado restos
de cadáveres para usarlos como implementos del hungüento maléfico.
Las mosquitas que genera el material en descomposición, se sueltan
sigilosamente en la choza o rancho de la posible víctima mientras
duerme. Es grande la probabilidad que alguno de estos insectos infectados
ocasione la muerte por posarse en alguna herida o raspadura (H. Clark,
1912).
II) Daño por magia
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Hace algunas décadas que ya se está estudiando la muerte
causada por el terror y la ansiedad, es decir, muerte inducida psicológicamente
por sentimientos de extremo pavor.
Generalmente cuando una persona es presa de un daño, como víctima
comparte la cosmovisión del atacante. Como ya mencionamos, a la
víctima siempre se le hace saber que es objeto de alguna clase
de maleficio. Sea por anónimos, objetos de uso personal faltante,
llamadas telefónicas o la colocación de elementos sugerentes
en la cama, en el cajón de algún mueble o por medio de colgar
"algo" desagradable en la entrada de su casa o en el árbol
más cercano. De este modo se pone a la víctima en conocimiento
que está bajo la amenaza de lo sobrenatural, de una entidad negativa.
La otra parte va por cuenta de la imaginación.
La sugestión es un acto mediante el cual un victimario inspira
a la víctima y enajena su voluntad, pierde el dominio sobre sí
mismo y se entrega a los designios de un tercero.
Quien comparte el ethos cosmovisional, ve por autosugestión lo
que de otra manera no vería. Un mal presagio es interpretado en
algún animal que se cruza en forma inesperada, en alguna mirada
bien o mal intencionada, en algún conflicto familiar que surge
de súbito y así sucesivamente.
La angustia y la ansiedad que produce en el espíritu humano "el
terror tremendo" de la aparición de lo sagrado por vía
negativa, de lo "totalmente otro" puede autoinducir a la desesperación
y hasta la misma muerte. La eficacia del daño depende en la misma
medida que la credulidad de la víctima.
Veamos algunos ejemplos. En una tribu argentino- brasileña (Chiriguanos),
se relata que si el brujo predice la muerte de alguno de los miembros
de la comunidad, el hombre se confinara en su choza y se dejara morir
en cumplimiento del presagio siniestro.
Los avipones del Norte del Chaco, comparten la creencia que toda enfermedad
es obra de seres malignos, de allí el rito de "hacer ruido"
para ahuyentar a los genios vengadores.
Entre las creencias indígenas de la provincia de Tucumán,
encontramos figuras mitológicas que cumplen funciones de hostigadores,
como la Mama Zarza (madre del maíz). Solo si se le clava un menhir
en el centro del maizal se protegerá la plantación de esta
voraz entidad. Entre los Tupi-Guaraní encontramos el terrible espíritu
de Ñaña Taú, que solo se puede luchar contra él
por medio de talismanes de plumas de Cuburí.
En el litoral, la figura de San La Muerte, un curioso culto de origen
guaranítico con fuerte influencia católica, funciona como
fetiche ambivalente. La figurilla hecha de restos óseos humanos
tiene gran poder sobre la psicopatía de los creyentes. Se dice
que si alguna de estas figuras es bendecida por un cura tiene un inmenso
poder tanto para dar dones como para causar algún tipo de daño.
Es más, el propietario de una imagen esquelética del santo
bendecida corre grave riesgo.
El ídolo se debe colocar en diferentes posiciones para la práctica
del maleficio. Por ejemplo, mirando la foto de la víctima o acostado
con la cabeza en dirección a la casa de la persona que se quiere
dañar. Algunos lo ponen cabeza abajo o lo entierran hasta que el
santo cumpla lo pedido.
En Jujuy el nudo de San Pilato funciona como fetiche maléfico.
El victimario pide a una curandera que "ate" un nudo en un pañuelo
o una cuerda y de esa manera se logra lo pedido. Esto es muy frecuente
en casos de infidelidad, en que el transgresor es atado mágicamente
para que no pueda estar con ninguna otra mujer.
En resumen: la práctica del daño y su eficacia esta establecida
por testimonios en los que no se puede negar el acontecimiento, es decir,
su presencia y en casos extremos la muerte. Sin embargo, por los datos
recogidos se nota que guardan ciertos patrones normativos que a continuación
se exponen a manera de conclusión.
A) El daño suele presentarse en ocasiones en forma de asesinato
por envenenamiento o por inducir a un tercero a quitar la vida.
B) La muerte por inducción, es decir, la producción
del terror a la presencia de lo sagrado en forma negativa por medio
de sugestión puede llagar a producir la muerte.
C) El daño suele depositarse sobre víctimas que comparten
las mismas creencias magico-religiosas, la presencia de Dioses especializados
(politeísmo, polidemonismo) y una fuerte tendencia a los cultos
relacionados con la naturaleza. De ahí que los talismanes protectores
puedan ser efectivos sobre ciertas psicopatías que actúan
sobre el convencimiento no lógico.
D) Los daños se dan mayormente en ciertos sectores de la sociedad
donde emerge y prevalece lo marginal y la religiosidad popular. De
ahí que entre varias comunidades indígenas se les conozca
como "espíritus vengadores".
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El Quinto Hombre
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