Revista Digital de El Quinto Hombre

LA SALAMANCA: ¿REALIDAD O MITO?

Omar Cerasuolo - Argentina





La Salamanca, mito, leyenda, su estudio mezcla de fantasía y misterio nos traslada a un mundo irreal que al ir trasmitiendo nos demuestra que es una realidad.

Verdadero asidero de un mito. Mezcla de fantasía y misterio. Un inagotable pozo de leyendas, historias y personajes, que a poco de indagar con insistencia se descubre que la búsqueda es estéril. Lugar donde los hombres y mujeres del pueblo venden el alma al diablo, para convertirse en brujos, para adquirir poderes y goces inefables. Potencia sexual. Lujuria.
Inquietud permanente de descubrir insondables imágenes por parte de los más jóvenes. La cueva existe en realidad o es nada más que una historia que corre de boca en boca por generaciones de gente del lugar. ¿Será acaso una expresión del inconsciente colectivo? ¿Será quizás el nombre que se le pone al deseo? Lo cierto es que el tema en sí parece inabordable, más allá de la fina línea que separa la realidad de la fantasía. Y esto es así porque la realidad siempre tiene mucho de fantasía y a su vez inseparable de ella.
Y la pregunta obvia es si el pueblo y la gente crea un mito o si el mito es quien crea al pueblo.
Lo produce como parte de su historia, sus anhelos, sus creencias, sus cosas cotidianas. Le llaman LA SALAMANCA.
Situada barrancas arriba, en una de las últimas zonas muy poco frecuentadas que quedan aún distantes de la localidad de Río Segundo, Provincia de Córdoba, Argentina; la presencia diaria del hombre se da por algún que otro pescador, sacadores de arena y piedra con carros tirados por caballos, cazadores solitarios y atrapadores de pájaros, y luego de sortear el cementerio, por un sinuoso camino que desemboca en el río, donde uno se encuentra con la más frondosa vegetación, sauces, quebrachos blancos, talas, piquillines, algarrobos, árboles propicios del cerrado monte y el sonido envolvente de los trinos y cantos de los pájaros, zorzales, cardenales, jilgueros, reinas moras, cabecitas negras, palomas del monte y el crespín. Este último con su llanto permanente y desgarrador que se introduce penetrante en los oídos. Nadie puede asegurar si es una o son varias cuevas, ni tampoco hoy donde está su boca de entrada, pero sin embargo hay quienes aseguran haberse introducido, hasta quedar sin aire en las profundidades con imágenes vagas de algún que otro semi-sueño y sonidos entrecortados de instrumentos musicales irreconocibles, o tal vez llanto de niño, risas o la misma voz del diablo.
Todo se mezcla con la imaginación y la incertidumbre, como el día del año en que las curanderas se reúnen para revisar sus trabajos y aprovechar el encuentro para bautizar a aquellos que se inician. ¿Y entonces cómo llegar a la verdad?
No puede decirse que la Salamanca sea irreal. Ni tampoco una mentira. En todo caso se trataría de hallar en el misterio "la otra verdad". Podría ser la posesión, la lujuria o el deseo, y lo cierto es que con sólo sentir su nombre, los lugareños quedan marcados al menos de expectativas. Cosas irreales imputables al diablo, a las brujas, a Zupay o a la imaginación. Todas estas cosas suelen producir efectos en la comunidad, que luego tienen la eficacia de lo simbólico.
La razón no suele alcanzar para discernir la ubicación o las características que luego se tornan difusas, sin embargo se puede ubicar en un espacio sin dejar de señalarla.
A la Salamanca de Río Segundo, se la ubica en un lugar denominado "La boca toma 2". Una fenomenal obra de ingeniería hidráulica de muchos años atrás, con inmensas compuertas colocadas desde donde parten tres grandes canales que distribuyen el desviado cause del río, por una suerte de venas abiertas en la tierra a la vera del camino con forma de acequias kilométricas para el regadío de campos y quintas y que con el paso del tiempo han quedado en desuso para dar una cuota más de asombro a quien las descubre.
En nuestro pueblo, como en la mayoría de las regiones del centro, norte, noroeste y nordeste del país existe la Salamanca, los lugareños creen firmemente en la existencia de la misma. Son coincidentes en algunas cosas como que debe haber un río y barrancas. Las ancianas cuentan casos de personas que han entrado en la Salamanca y se han hecho muy ricos, han sido muy buenos cantores y bailarines y músicos, grandes domadores de caballos y amansadores y también buenas curanderas. A estos no los iguala nadie.
La leyenda de la Salamanca se ha difundido en todo el país. En la Patagonia tiene renovada vigencia entre los indígenas y sus descendientes, que creen firmemente en la brujería y en las brujas. Para el pueblo "La Salamanca" es el aquellarre, el lugar donde el diablo se reúne con las brujas realizan fiestas en la oscuridad y atraen a todos aquellos ambiciosos de riquezas, de fama y de poder; éstos luego de convertidos son llamados salamanqueros.
Su origen está en el conocimiento fantaseado de la famosa Cueva de Salamanca en la que los estudiantes de la Universidad se reunían para celebrar ritos de iniciación en las ciencias ocultas, que fueron tan comunes en la Edad Media.
Hemos sido partícipes de esta historia y al tratar de relatarla descubrimos que el abismo con todo su misterio forma parte inseparable de la realidad y la fantasía, es decir con poco o mucho de lo que tenemos, nuestra humanidad. No nos asombraría que algo semejante le sucediera a usted.

CUEVA DE LA SALAMANCA

Dicen que si alguien llegaba
hasta el fondo del abismo,
se le aparecía el diablo
salamanqueando el bautismo.
Nombrando a la Salamanca
cuentan que un medio alunado,
se perdió entre las barrancas
con el rostro alucinado.
Hablan de la boca toma
los viejos de este lugar
sauce, río y duende asoma
por si alguien quiere soñar.
Cueva de la Salamanca
credo y misterio profundo,
con luna, sol y barrancas
se hace copla Río Segundo.
Lo cierto es que todo el mundo
anda buscando el lugar
y se adentra en el misterio
cuando lo siente nombrar.
Zorzales y reinas moras
nos llaman con voz de llanto
entrampando en la leyenda
el duende diablo del canto.
El Quinto Hombre