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Revista Digital de El Quinto Hombre
¿PUEDE NUESTRO CEREBRO HACER FRENTE A UN CÚMULO DE PROBLEMAS
Y DE TENSIONES NERVIOSAS?
Por especial colaboración del Depto.
de Prensa de la Embajada Británica
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A veces puede resultarle imposible al cerebro humano soportar el "stress"
y las tensiones de la vida. En esos casos, la víctima sufre lo
que solemos llamar "un colapso nervioso" o "una postración
nerviosa". Pero ¿qué es lo que realmente sucede en
el cerebro humano que ha sido sometido a un "stress" psicológico?
En un artículo aparecido en la publicación "New Scientist"
y escrito por el Dr. Ivor Mills, profesor de medicina en la Universidad
de Cambridge, Inglaterra, se explica los primeros imperfectos pasos que
se han dado hacia la comprensión de los efectos físicos
del "stress" sobre el cerebro.
Si uno es materialista, debe creer que los efectos mentales obedecen a
causas físicas. Es decir, que al estar sometido al "stress",
el cerebro debe mostrar cambios físicos. Son estos cambios los
que han estado investigando muchos fisiólogos en estos últimos
años. Una hipótesis sencilla es que el cerebro, cuando trabaja
intensamente, podría tener necesidad de una más abundante
provisión de sangre para poder seguir funcionando. Varios investigadores
suecos han ideado una manera de investigar la afluencia de sangre en un
cerebro humano que se halla en pleno funcionamiento. Se le aplica al sujeto
del estudio una inyección de una substancia levemente radiactiva,
la que es llevada por la sangre al cerebro. Sensitivos detectores de radiación
que han sido colocados, previamente, en forma tal que rodeen la cabeza
del sujeto, miden la radiactividad. Cuanto más velozmente fluye
la sangre a través del cerebro, tanto más rápidamente
será llevado por ésta al rastreador radiactivo, e impelido
fuera del cerebro.
Si la persona habla, por ejemplo, se observa que la sangre fluye más
rápidamente a través de aquellas partes del cerebro relacionadas
con el habla y con el control de los músculos que se emplean para
hablar. De manera similar, cuando la persona de que se trata está
resolviendo algún problema - por ejemplo, un problema de aritmética
mental- el flujo de sangre va por las partes de cerebro en que se resuelven
los problemas.
Si bien es cierto que estos experimentos son imperfectos, no es menos
cierto que los resultados obtenidos apoyan la idea de que el cerebro que
trabaja tiene necesidades fisiológicas variables. De ahí
que, si la carga es demasiado pesada, puede ser que estos requerimientos
no se vean satisfechos, que las arterias "no puedan" llevar
la suficiente cantidad de sangre. El sistema puede fallar.
También es posible medir químicamente la actividad cerebral.
Ciertas sustancias son descargadas en la sangre por la actividad mental
y, eventualmente, salen del cuerpo en la orina. Estas substancias pueden
ser medidas, obteniéndose, de este modo, determinada información
sobre la cantidad de actividad involucrada en el proceso que se está
investigando. Cuando el cerebro no puede contener los problemas que se
le presentan, no produce la cantidad suficiente de estas substancias.
A veces, cuando se trata de un paciente deprimido, puede ayudarse al cerebro
suministrándole a aquel drogas antidepresivas, que ayudan, de diversas
maneras, al proceso químico natural.
Una curiosa observación - efectuada hace casi cien años-
es que la capacidad cerebral para realizar ciertas tareas de solución
de problemas se ve mejorada si se "pasa hambre" durante una
o dos semanas. La gente en general -y especialmente las jovencitas- parecen
poseer un conocimiento intuitivo de esto. Con frecuencia, las estudiantes
universitarias inician un régimen estricto para adelgazar, precisamente
en el año en que deben rendir exámenes finales de su carrera.
A veces, alguna forma de estimulación mental puede ayudar al cerebro
a vérselas con la actividad adicional que se requiere para hacer
frente a los problemas de la vida. Esta podría ser la razón
por la cual a los adolescentes les agrada asistir a ruidosos conciertos
de música "pop", correr el riesgo de conducir a altas
velocidades, o, incluso cometer crímenes. En realidad, muchos de
esos jóvenes están tratando de luchar contra la depresión.
A veces -después de reñir con la novia, por ejemplo- cesa
esa actividad frenética, y se hacen visibles los conocidos indicios
de una depresión, quizás hasta el extremo de pensar en suicidarse.
Se comprueba, entonces, que las investigaciones de los fisiólogos,
en estas circunstancias, concuerdan exactamente con el sentido común
y con lo que nos es dable observar cotidianamente entre la gente que nos
rodea. Puede llegarse a un punto extremo en que la mente se ve abocada
a demasiados problemas, y al cerebro le resulta imposible hacerle frente.
El artículo de la revista "New Scientist" finaliza con
un interrogante que parece requerir una respuesta urgente: "¿la
perturbación y la confusión que vemos en la sociedad actual,
es la respuesta de la gente al hecho de ser compelida de una manera tan
intensa que se acerca al límite de su capacidad cerebral para contener
los problemas que la acosan?
El Quinto Hombre
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