Revista Digital de El Quinto Hombre

SURCANDO LOS CIELOS ANTIGUOS...

Mitos, leyendas y textos milenarios de la más variada procedencia hablan de dioses voladores que iban y venían a su antojo surcando los cielos antiguos entre llamaradas y truenos. Se los veía en enormes discos alados, en perlas luminosas y en gigantescos pájaros, en serpientes emplumadas y de las otras, en dragones y también en carrozas de fuego... Tanto así que muy bien podría darnos la impresión de que eso de las rutas aéreas no es algo original de nuestros días.

por César Reyes

Al respecto, desde hace más de treinta años, la hipótesis de los antiguos astronautas viene sosteniendo la posibilidad de que tales dioses serían en realidad visitantes extraterrestres llegados a nuestro planeta en el pasado remoto, con lo cual aquellos extraños objetos voladores que llamaron la atención de nuestros ancestros no serían otra cosa que ingenios de avanzada tecnología.

Como un astronauta en su cabina de pilotaje

Diferentes manifestaciones del arte antiguo han ido engrosando una lista de curiosidades cuyo carácter problemático encaja con la noción de pistas que ningún detective reflexivo podría pasar por alto. Por supuesto, no haremos a continuación una mención taxativa de todas ellas; pero sí nos ocuparemos de algunas que tienen en común una imagen muy precisa, semejante a la de un aviador o astronauta en su cabina de pilotaje. Y del mismo modo que ninguna historia acerca de Roma estaría completa sin los legendarios Rómulo y Remo (y la loba, claro), comenzaremos hablando desde luego sobre el magnífico relieve que adorna la famosa losa funeraria de Palenque.
Descubierta en 1952 en una cámara funeraria emplazada en el subsuelo del Templo de las Inscripciones de Palenque, México, esta losa monolítica de 2,20 metros de ancho por 3,80 de largo ha pasado a convertirse, y con razón, en una especie de ícono que simboliza cómo cambian las cosas de acuerdo al cristal con que se las mire.
Muestra acabada de la belleza del arte maya, la complicada talla de la lápida representa una figura humana central rodeada de diferentes imágenes simbólicas y jeroglíficos, y su interpretación ha admitido hasta el presente diferentes opiniones de boca de arqueólogos llenos de buenas intensiones e imaginación, de modo que uno puede elegir si se trata del príncipe maya Pacal en su "descenso al reino de los muertos" o bien "una muchacha que ha caído en las fauces de un monstruo mitológico" - por citar apenas un par de ejemplos de los muchos que hay en la lista de opciones. En cambio, desde el punto de vista de quienes consideran la posibilidad de que seres extraterrestres nos hayan visitado hace tiempo, el relieve estaría representando a uno de esos exóticos visitantes sentado e inclinado sobre los mandos de control de una especie de nave muy pequeña. De hecho, las manos del personaje se hallan en posiciones similares a las de quien estuviera manejando palancas u otros comandos, y no se hace difícil evocar la imagen, por todos conocida, de un piloto en su cabina.


Pero, claro, tal interpretación - técnica, por así decirlo - es tenida como un disparate por la arqueología tradicional (y también por los escépticos de salón), de manera que cada tanto se han ocupado en mantener sus trece con profundo tono dogmático...muy parecido al que utilizó aquel sesudo astrónomo que alguna vez sentenció que no caían piedras del cielo .
En todo caso, el debate ya está instalado; y no vemos mejor juez que el tiempo para saber quién tiene la razón. En rigor, es evidente que los aires de persona seria no siempre se condicen con la verdad, porque, como hoy todos sabemos, sí caen piedras del cielo...y se les llama meteoritos. Mientras tanto, tal vez sería oportuno recordar que la posible presencia de extraterrestres en nuestro mundo antiguo no es por el momento otra cosa que una hipótesis preliminar - de trabajo -, por lo cual escoger datos pertinentes a ella es una tarea puramente científica.
En tal sentido, la reunión de hechos adicionales permite sostener lícitamente que el personaje del bajorrelieve de Palenque de ningún modo es un caso aislado. Por el contrario, es sólo uno de tantos otros datos atingentes al problema que se pretende solucionar con la hipótesis. Veamos.

¿Antiguos astronautas manejando controles?

En el Museo Antropológico de México, DF, puede verse la imagen de lo que parece un vehículo de forma esférica, con rayos en torno que bien podrían representar su luminosidad, en cuyo interior hay un personaje sentado con ambas manos en posición casi idéntica a la del supuesto piloto de la controvertida losa de Palenque.


Asimismo, descubierta en Veracruz, México, pero exhibida en el Museo de Young de San Francisco, California, USA, una estatuilla de un raro ser sentado y, aparentemente, manejando los controles de una suerte de disco volador, no sólo sorprende sino que abona la sospecha habida cuenta de que ingenieros aeronáuticos - sin anteojeras - la han clasificado como algo parecido a una reproducción a escala de un modelo de vehículo Hovercharft tipo GEM (Ground Effect Machine), o máquina efecto suelo con piloto.


No menos extraño, pero encontrado al otro lado del mundo durante una excavación realizada en Toprakkale, Turquía, un objeto hecho en terracota, de 22 cm de largo y de unos 3.000 años de antigüedad, se conserva en el Museo Arqueológico de Estambul sin que nadie tenga la menor idea de cómo rotularlo. El personaje (sin cabeza, desafortunadamente), sentado, parece en actitud de conducir un vehículo muy semejante al de su colega de Palenque.


También llaman la atención las manos ocupadas de Ahura Mazda, el poderoso dios de los antiguos Persas, cuando navegaba los cielos a bordo de su disco alado.


Y sin duda, es del todo una rareza el fresco de la crucifixión de Jesús que se atesora en el Monasterio de Visoky Decani, erigido en el corazón de Serbia en 1335 por orden del rey Stephan Uros, el cual muestra dos objetos voladores tripulados que, vistos con ojos actuales, parecen salidos de la saga de "La Guerra de las Galaxias" de George Lucas. En efecto, ubicadas en los ángulos superiores derecho e izquierdo de la pintura, ambas imágenes, con aspecto de naves voladoras ovoides - y destellos y reflejos que dan la impresión de un material brillante en movimiento -, piloteadas por sendos... ¿ángeles?, permiten suponer una suerte de persecución aérea. Y, por supuesto, una atenta mirada a las manos de tales personajes delata, una vez más, la actitud de aquel que está manipulando los mandos de un ingenio...











¿Casualidad o causalidad?

Andre Leroi-Gourhan, sin duda una de las mayores autoridades mundiales en materia de arte paleolítico escribió ("Reflexiones Metodológicas en Torno al Arte Paleolítico") : "Un arte no puede separarse ni de su evolución, ni de aquello que traduce simbólicamente. Se presenta constituido por un conjunto de imágenes expresables en contenidos ideológicos, variables en el tiempo y en el espacio, pero su coherencia responde a la de las imágenes que motivan su existencia; así ocurre en el arte griego y en el arte cristiano, en el que cada cual es coherente a partir de un conjunto propio de símbolos figurativos."
Por lo tanto, suponer que las afinidades que presentan las obras que nos ocupan, ejecutadas con diferentes materiales y procedimientos por artistas de distintas culturas, son producto de la mera casualidad se hace difícil de creer y es, como poco, improbable. De hecho, y al margen de lo que pueda decirse acerca de uno u otro estilo, el modo de expresión artística nos remite en todos los casos a un grado que se conoce como figurativo analítico, en el cual las formas son expresadas en detalle. En consecuencia, uno no puede menos que subrayar que la característica común, bien mirada, no es tanto la traducción simbólica de deidades o seres sobrenaturales sino (señalar) sus posturas de manos y sus carros celestiales.
¿Qué imágenes motivaron la existencia de tales obras? ¿Fueron acaso seres extraterrestres los modelos que inspiraron a los artistas?
Muchos opinan que la hipótesis que plantea la pretérita visita a la Tierra de astronautas de otro mundo es una explicación plausible. Otros, sin embargo, la consideran por completo inverosímil, y hasta ridícula. En cualquier caso, los datos están a la vista de todos...
Por lo demás, preferiremos por ahora quedarnos con las palabras del autor de la teoría moderna de la evolución, Charles Darwin: "...toda observación debe estar en pro o en contra de algún punto de vista, para que pueda prestar algún servicio".

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