Revista Digital de El Quinto Hombre
EL
INICIADO EN ALQUIMIA
Por Sulfer
Frente a las dos obras literarias que nos dejo el Gran
Maestro Fulcanelli, podríamos rápidamente imaginar al verdadero iniciado
rodeado de discípulos ávidos de conocimientos y palpar a través de las
notas del fiel Canseliet la tristeza por la obligada desaparición del
Maestro.
¿Por qué Fulcanelli es considerado el último y verdadero Alquimista,
en el siglo de transistores, circuitos integrados y viajes espaciales?
Quizás porque fue el único Adepto que recuperó la Gran Ciencia del estancamiento
divulgativo que se le impuso desde el siglo XVII, y que hoy, en pleno
siglo XIX, vuelve a renacer para el hombre moderno como una arrolladora
VERDAD, que va ganando el espíritu de millones de estudiantes en el mundo
entero.
Pareciera. que hasta el seudónimo utilizado por el Gran Maestro nos trajera
reminiscencia de una época pasada, rica en alegorías y parábolas que hablan
de la antigua Ciencia, siempre oculta en el misterio de la iniciación
y la cábala.
Pero siempre brota la pregunta clásica: ¿cómo es y que hace el iniciado
en Alquimia?
Ya que esta es la sincera preocupación de muchos estudiantes,
y este humilde servidor, que tuvo la feliz coincidencia de estar frente
a uno de Ellos, tratará de explicar con palabras comprensibles para el
hombre actual, las creencias más sobresalientes de estas enigmáticas personalidades.
El trato con el iniciado es afable y simple, lleno de esa atmósfera de
humildad que caracteriza a los que han dedicado su existencia al Bien,
sin pretender el halago de la crítica ni el agradecimiento servil de las
medallas y las condecoraciones oficiales.
Frente a un Filósofo Hermético solo se respira la majestuosidad de un
elevado rango de espiritualidad, que bajo ningún concepto se deber confundir
con aquellas que emanan de ciertos seudoiniciados de sectas religiosas,
que tanto abundan hoy en día.
No existe en El ningún hálito de superioridad física ni de magnetismo
mental, que atraiga a los incautos ávidos de fantasías y esclavos siempre
de la demagogia verbal; por eso es tan difícil ubicar detrás de esa sonrisa
amplia al hombre poseedor de los mayores secretos del Universo.
De tiempo en tiempo, y a través de "extrañas conexiones", hace vislumbrar
al conocimiento humano algún descubrimiento científico que sirva para
paliar algún dolor de nuestra sufriente Humanidad, siempre y cuando este
conocimiento no pueda ser utilizado para fines bélicos o de egoísmo. En
tanto lo que estos hombres han hecho por el prójimo, que a título de ejemplo
podríamos comentar una aclaración enigmática del sabio Isaac Newton: "si
ha llegado tan lejos es porque iba sobre hombros de Gigantes."
¡Cuantos sabios contemporáneos dedicaron gran parte de su vida al estudio
del Arte Secreto, y jamás su personalidad verdadera de Filósofos Herméticos
fue divulgada abiertamente!.
Muchas veces se ha pretendido asociar la Alquimia a algunas de las tantas
ordenes y sectas esotéricas que existieron y aún existen en la actualidad
como poseedoras del secreto alquímico; algo de realidad puede haber en
esas afirmaciones; pero lo que suena a charlatanería es que se atribuya
a alguna de ellas como depositaria absoluta de la Gran Ciencia. El secreto
alquímico siempre fue divulgado a medias a través del esoterismo religioso,
pero bajo ningún concepto se obligue a pensar que la Alquimia haya hecho
nupcias con algún ritual dogmático.
Para ellos que no se fían de la historia que escribieron los hombres,
les aclararé que la Gran Ciencia es Herencia Directa de la desaparecida
Civilización Atlante, que denigrada por el vicio de un excesivo materialismo
tuvo que sucumbir en un espantoso cataclismo para purgar sus faltas y
no cumplimiento de las Leyes Naturales que rigen la evolución FISICO-ESPIRITUAL
del Universo Material.
Y para Aquellos. que se interesan por la Gran Ciencia y pretenden aprender
Alquimia, les contaré a título de ejemplo filosófico el simple diálogo
que tuve hace años con un probado iniciado de Arte Hermético:
SULFER: - Maestro., ¿Qué debo hacer para escalar los veintiún peldaños
que me llevan al conocimiento de la Gran Obra, en su totalidad?
MAESTRO: - Es simple, hijo mío. solo tendrás que hacer añicos tu vanidad.,
frente al primer escalón.
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