Revista Digital de El Quinto Hombre
VIDA Y OBRA DE JESÚS
EN EL TIBET Y LA INDIA OCCIDENTAL - NOTA III
Jesús enseña a los magos.
Habla del silencio y de cómo entrar en él. Gaspar elogia la sabiduría
de Jesús. Enseña en las grutas de Giro.
Jesús volvió por la mañana
temprano a enseñar y curar. A su alrededor había una luz maravillosa,
como si proviniera de algún espíritu poderoso.
2.
Un mago se dio cuenta y le preguntó a solas de donde venía esa sabiduría,
y que significaba esa luz.
3.
Y Jesús le dijo: Hay un silencio en el alma que puede encontrarse con
su Dios; ahí se encuentra la fuente de sabiduría, y los que entran en
ella se llenan de luz, sabiduría, amor y poder.
4.
El mago dijo: Háblame de este silencio y de esta luz para que yo pueda
encontrarla y morar en ella.
5.
Y Jesús respondió: El Silencio no esta encerrado en ningún sitio; no es
un lugar rodeado de paredes o de precipicios rocosos, ni guardado por
espada alguna.
6.
Los hombres llevan consigo todo el tiempo el lugar secreto donde pueden
encontrar a su Dios.
7.
No importa donde vivan los hombres, en la cimas montañosas, en hondos
valles, en mercados o en la tranquilidad del hogar, porque en cualquier
momento pueden derribar esa puerta en un segundo y encontrar el Silencio,
la casa de Dios, que está dentro del alma.
8.
Cuando un hombre se retira a un valle o un camino en la montaña dejan
de preocuparle el bullicio de los negocios y las palabras y pensamientos
de los demás.
9. Y cuando la vida
se convierta en peso difícil de soportar, es mejor ir en busca de un lugar
tranquilo para orar y meditar.
10. El silencio es el reino de alma y no puede verse
con ojos humanos.
11. Cuando se está en silencio, puede que aparezcan
formas espectrales por la mente, pero todas subordinadas a la voluntad,
y cuando el alma maestra les habla, desaparecen,
12. Si deseas encontrar ese silencio de el alma, debes
preparar tú mismo el camino. Sólo los puros corazones pueden entrar en
él.
13. Y debes apartar toda tensión mental, todas las
preocupaciones materiales, todos los miedos, las dudas y los pensamientos
inquietantes.
14. Tu voluntad humana debe ser absorbida por la
divina; entonces entrarás en la conciencia de la santidad.
15. Ahí estarás en el Lugar Santo y verás arder la
llama del Señor sobre el altar vivo.
16. Y cuando le veas brillar ahí, mira profundamente
el templo de tu propia cabeza y la verás toda encendida.
17. En todas partes, de la cabeza a los pies, hay
velas, cada una en su lugar, esperando ser encendidas por la antorcha
llameante del amor.
18. Y cuando veas todas las velas encendidas, mira
y verás con los ojos del alma como corren las aguas de la fuente de la
sabiduría; y podrás beberlas y permanecer en ellas.
19. Y cuando las cortinas se corran, entrará en el
Lugar más Santo de todos, donde descansa el Arca de Dios, cubierta por
el Trono de Misericordia.
20. No tengas miedo de levantar la tabla sagrada;
las Tablas de la Ley están escondidas en el Arca.
21. Cógelas y léelas con cuidado, pues encierran todos
los preceptos y mandamientos que puedan necesitar los hombres de cualquier
época.
22. Y en el Arca se halla la vara mágica de la profecía
esperando tu mano; es la llave de todas las cosas del presente, el futuro
y el pasado.
23. Y también encontraras ahí el maná, el pan escondido
de la vida y el que lo coma nunca morirá.
24. El querubín ha guardado con cuidado esta caja
de tesoros para cada alma y todos pueden entrar en ella y tener su lugar.
25. Gaspar lo oyó hablar al maestro hebreo y exclamó:
¡He aquí que la sabiduría de los dioses ha venido a los hombres!
26. Y Jesús reanudó su camino: y fué a curar y enseñar
a las grutas sagradas de Ciro, donde se había reunido la multitud.
Jesús
en la fuente que cura. Descubre el hecho de que la fé es el factor principal
que cura y muchos se curan por la fé. Un niño les enseña una gran lección
de fé.
Cerca de Persépolis fluía un manantial que la gente
llamaba la Fuente de la Curación.
2.
La gente creía que en cierta época del año daba una virtud especial a
sus aguas de la fuente y los enfermos que entonces se bañaban en ellas
eran curados.
3.
Alrededor de la fuente había una multitud de gente esperando que viniera
el Uno Santo y diera poder a las aguas.
4.
Los ciegos, cojos, sordos, mudos y poseídos se hallaban allí.
5.
Y Jesús, que estaba en medio de ellos exclamó: ¡He aquí el manantial de
la vida! Estas aguas perecederas están veneradas como una bendición de
vuestro Dios.
6.
Pero ¿de donde provienen las virtudes curativas? ¿por qué es vuestro Dios
tan limitado en sus dones? ¿Por qué bendice nuestro manantial hoy y mañana
lo despoja de todas sus bendiciones?
7.
Un Dios todo poderoso podría llenar esta agua de poder curativo todos
los días.
8.
Escuchadme, enfermos y desconsolados: la virtud de esta fuente no es un
regalo especial de Dios.
9.
La fé es el poder curativo que tiene cada gota de las aguas de este manantial.
10. El que crea con todo su corazón
que se puede sanar lavándose en esta fuente, quedara totalmente sano cuando
así lo haga, y puede hacerlo en cualquier momento.
11. Todos los que tengáis fe en Dios
y en vosotros mismos, sumergíos ahora en esta agua y laváos.
12. Y muchos de ellos se metieron
en la fuente cristalina y fueron curados.
13. Y entonces todos se precipitaron,
pues se sentían llenos de fé, y cada uno luchaba por ser de los primeros
en lavarse por miedo a que la virtud de las aguas fuera disminuyendo.
14. Y Jesús vio a una niña, débil,
desvalijada y abandonada, sentada sola y lejos de la agitación de la muchedumbre,
a quien nadie ayudaba para llegar a la fuente.
15. Jesús le dijo: Pequeña, ¿por
qué te quedas sentada aquí esperando? ¿por qué no te levantas y vas corriendo
a la fuente para lavarte y sanar?
16. Y la niña contestó: No necesito
apresurarme; las bendiciones de mi padre que está en el cielo no se pueden
medir con tazas pequeñas; nunca se acaban; sus virtudes serán siempre
la mismas.
17. Todos estos de fé débil que ahora
van corriendo a lavarse por temor a que su fe desaparezca, serán curados,
pero las aguas seguirán teniendo los mismos poderes para mi.
18. Entonces podré ir y quedarme
mucho tiempo en las aguas benditas del manantial.
19. Jesús dijo: he aquí una gran
alma que vino a la Tierra para enseñar a los hombres el poder de la fé
20. Luego levantó a la niña y dijo:
¿Para que vas a esperar? El mismo aire que respiramos está lleno de bálsamo
de la vida. Respira con fé este bálsamo y quedaras curada.
21. La niña respiró el bálsamo de
la vida con fé y quedó curada.
22. La gente maravillada de lo que
había oído y visto, decían: Este hombre debe ser el Dios de la salud hecho
carne.
23. Y Jesús dijo: La fuente de la
no vida es un pequeño estanque; es tan extensa como todos los espacios
del cielo.
24. Las aguas de la fuente son el
amor; el poder, es la fe, y el que se sumerge profundamente en los manantiales
vivos y en la fe viva puede lavar su culpa y sanar quedando libre de pecados.
Continúa Nota IV
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