Revista Digital de El Quinto Hombre
AERONAVEGANTES PREINCAICOS SOBRE NAZCA
Por Singurd Von Wurmb - Argentina
¿Quién no recuerda al leer
el presente título el libro de Von Daniken "Recuerdos del Futuro" o a
la película del mismo nombre?
La hipótesis de Von Daniken
era que las enormes figuras marcadas en el desierto de Nazca han sido
señales de aterrizaje para naves extraterrestres.
También Eugenio Danyans, otro
investigador de las figuras gigantes de Nazca, invita a pensar irresistiblemente
en las señales de un campo de aterrizaje, reservado para los "hijos del
Sol" venidos del cielo.
Esta hipótesis, que también
se refleja en la leyenda del origen de los incas, mencionada por Garcilaso
de la Vega (hijo de una princesa inca) en su libro "Comentarios Reales"
y que hasta el momento era la más aceptable, espera hallar algo que la
confirme.
Mientras tanto nos encontramos
con otra hipótesis, la de los aeronavegantes preincaicos, pertenecientes
a la cultura Nazca.
Dijimos aeronavegantes preincaicos
y no incaicos, porque algunos de los dibujos gigantescos de Nazca están
cortados por una ruta incaica. Esto nos indica que los dibujos gigantescos
ya no significaban nada en el tiempo de los incas, porque sabemos perfectamente
que los incas nunca destruyeron algo que para los vencidos era sagrado.
Hace ya mucho tiempo publicó
la revista "Der Spieguel", de lo que era Alemania Federal, una noticia
muy interesante, según la cual el arqueólogo Michael Debakey, director
de la Sucursal "International Explorers Society" en Lima, está construyendo
con tejidos regionales de la zona un "globo" que será lanzado en fecha
próxima, desde el desierto de Nazca. Este "globo", cuya forma más bien
parece un tetraedro, recuerda a un motivo cerámico, que muy a menudo se
repite en la época del florecimiento de la cultura Nazca. La "góndola",
de 2,5 metros de largo, está trenzada en paja del lago Titicaca.
Un globo de ensayo de seda,
de la misma forma que tendrá luego el "Kon-Tiki del Aire" ya fue probado
y alcanzó una altura de 457 metros. Dicho sea de paso, el desierto de
Nazca tiene unas condiciones realmente ideales para lanzar globos.
Hasta una altura de 1500 metros
no existe viento a la mañana. Según Debakey, la zona ofrece las mismas
condiciones climáticas que las de Albuquerque en Nuevo México, donde todos
los años se realiza el mayor campeonato de vuelos en globo del mundo.
Pero el arqueólogo Debakey
no sólo está construyendo el globo, porque figura como motivo cerámico
en la cultura Nazca, o porque las telas encontradas en esa región se presten
de manera muy especial para la confección de ese globo, o porque las condiciones
climáticas son excelentes para el vuelo en globo, o porque las figuras
gigantescas de Nazca solamente son apreciables desde una altura de por
lo menos varios cientos de metros, sino porque a raíz del informe de P.J.
Ing. Bartoloméu Lorenzo de Guzmao, tuvo la idea de que los habitantes
antiguos de América eran aeronavegantes.
Guzmao había realizado hacia
fines del siglo XVII un viaje en calidad de misionero a través de Brasil
hasta los Andes. "Allí -informa el Padre- vi cómo los indígenas viajaban
con naves hacia el cielo".
En la corte del rey de Portugal
Joao V, quien lo llamó debido a ese informe inmediatamente a Lisboa, Guzmao
demostró lo manifestado, como veremos al final del presente artículo.
En "atención" a su vuelo, que se produjo 74 años antes del "primer vuelo
de hombres por los aires" (que fueron en 1783 Rozier y D'Arlandes en un
globo Montgolfiere), Guzmao fue desterrado de Portugal por la Inquisición.
Una serie de estampillas de
Brasil del año 1929 recuerda el vuelo histórico de Guzmao, que le consagró
como el primer aeronavegante del globo terrestre.
Debakey siguió estudiando
y encontró otra mención de los aeronavegantes indígenas en las leyendas
sobre el joven Inca Antarqui, cuya estatua se encuentra en el Hall Central
del Aeropuerto Internacional Jorge Chavez en Lima. Según la leyenda, Antarqui
"volaba delante de su ejército, para poder observar de esa manera la distancia
y ubicación del enemigo como así también sus movimientos".
No queremos cerrar el presente
artículo sin mencionar lo que detalla el Diccionario Enciclopédico Hispanoamericano
de Literatura, Ciencias y Arte del año 1912 sobre Bartolomeu Lorenzo de
Guzmao, detalles que hacen aún más enigmático su invento:
Gusman o Guzmao, Bartolomeu Lorenzo de: Ingeniero brasileño. Nació
en Santos hacia el año 1685. Murió hacia el año 1724. Vino a Europa a
seguir los cursos de la Universidad de Coimbra (Portugal), en la que se
desarrolló su afición a las Ciencias Físicas.
Concibió el designio de construir
una máquina por medio de la cual pudiera elevarse por los aires, y a mediados
del año 1709 estaba terminada y podía funcionar. "Uno de los individuos
más acreditados de la Academia de Ciencias de Lisboa, llamado Freire do
Carbalho, que parece haber examinado todos los documentos relativos a
este hecho científico, dice positivamente que "del examen de diversas
Memorias, ya impresas, ya manuscritas, se deduce que el P. Gusman había
inventado una máquina, con ayuda de la cual podía transportarse por los
aires de un lugar a otro", pero añade también "que es imposible por estas
mismas descripciones formarse una idea exacta de la máquina".
Parece también que Gusman
aplicaba a este género de aerostato la electricidad y el magnetismo combinados,
combinación que aún en nuestros días ha sido aplicada a ciertos vehículos
para suplir la acción del vapor. Según esta descripción, la máquina ofrece
el aspecto de una barca, pero el medio por el cual pretende que se movía
desmiente los principios vulgares de la Mecánica. No se puede aducir que
no sea posible conocer hoy los procedimientos de la Mecánica usados entonces
para la ejecución de su invención. Algunos extranjeros se manifiestan
algo menos reservados en la descripción de la máquina.
Tenía, dicen, la forma de
un pájaro lleno de tubos, por los cuales el viento pasaba para llenar
de aire una especie de receptáculo, por medio del cual se elevaba. Si
no reinaba viento, el inventor obtenía el mismo efecto por medio de máquinas
metálicas dispuestas en el cuerpo del aparato. La ascensión debía producirse
por la atracción eléctrica de ciertas piezas de ámbar establecidas en
la parte superior y por dos esferas situadas en la misma parte e imantadas.
Esta descripción parecerá muy extraña, sin duda a los hombres de ciencia.
Tanto como puede dudarse sobre
el sistema de construcción que adoptó Gusman para su máquina puede también
dudarse sobre el resultado de sus experiencias.
Dicese, sin embargo, que en
su máquina se lanzó el 8 de agosto de 1709 desde la torrecilla de Casa
-da- India y franqueó el extenso espacio que existe entre este edificio
y el Terreiro de Pace, cerca del cual descendió.
El pueblo de Lisboa le dio
desde este momento un sobrenombre significativo: le llamó "o Volador".
No solamente una tradición constante ha conservado el recuerdo de este
acontecimiento, sino que existe en apoyo de los hechos una instancia del
mismo Gusman, en la cual solicita privilegio que garantice las ventajas
de su invento.
A consecuencia de esta instancia
fue agraciado con un privilegio, y lo que puede parecer extraño, el él
se amenaza con la pena de muerte a todo aquel que desobedeciera la orden
del Soberano.
No faltaron testigos de la
citada maravillosa ascensión y fue propagándose por la península y por
el extranjero el resultado de ella. Sin embargo, las experiencias no continuaron.
Gusman continuó sus ingeniosos trabajos sobre Mecánica pero su genio de
inventor no se acababa. Se dirigió hacia un objeto menos difícil de alcanzar.
Abandonó el problema de la navegación aérea para ocuparse de una de las
ramas secundarias de la construcción naval. Sanos consejos le habían hecho
comprender el peligro que había en proseguir sus experiencias maravillosas
en un país en que sus enemigos podían conseguir que se declarara contra
él el Santo Oficio.
Su compatriota, el vizconde
de San Leopoldo, dice que la experiencia aerostática del digno Padre fue
considerada como debida a prácticas de la magia, por lo cual se explica
la inacción del hábil físico desde aquella época. Gusman era de la raza
de aquellos grandes inventores que una vez realizado su pensamiento, lo
abandonan al mundo.
Al ver su carácter modesto,
y casi se puede decir su carácter humilde, no hubiera podido suponerse
que aquel pobre sacerdote se preocupara para nada en obtener gloria alguna.
Además de los trabajos mecánicos
se dedicó también a los trabajos literarios. En 1724 salió clandestinamente
de Portugal, perdió su título de académico y vino a España para librarse
de un castigo cuya causa no pudo explicarse, pero que ciertas preocupaciones
que reinaban entonces en la Península podían hacer temible.
Créese que intentaba pasar
al país de Bruswick, donde creyó hallar un asilo seguro. Se sabe únicamente
por una nota del poema "Los Argonautas", que murió en un hospital de Sevilla.
El invento pues, cuya idea
trajo Gusman de su viaje a los Andes Peruanos, era mucho más que un simple
globo lleno de aire caliente, como trata de demostrar el arqueólogo Debakey,
sino que aquí estamos delante de una complicada máquina, que en parte
recuerda a la construcción de las Vimanas. Pero la descripción nos hace
pensar según lo citado en el Diccionario Enciclopédico Hispano-Americano,
que la máquina voladora de Gusman era aún más perfeccionada y producía
su propio campo electromagnético y/o electrostático.
Tal vez aparezcan algún día
en algún archivo (¿en la Universidad de Coimbra?) los manuscritos del
citado inventor, que permitan reconstruir su máquina, y opinamos que esto
será aún mucho más importante que demostrar que los preincas eran los
primeros aeronavegantes de nuestro planeta.
El Quinto Hombre
|