Por Juan Jacobo Bajarlía
Cautivo en Génova, Marco
Polo dictó a Rustichello de Pisa, compañero de celda, su Liber Milionis.
Este lo escribió en un francés no muy elegante, entre 1296 y 1299. El
cautiverio y el libro, después adivino la libertad, se concretaron en
tres años. Pero las aventuras de Marco Polo sólo circularon en copias
imperfectas. Se calcularon en 120 manuscritos disímiles en distintos
idiomas los que entonces se tuvieron por auténticos. El libro, finalmente,
y más o menos completo, fue publicado por Ramusio en 1559. En uno de
sus capítulos, Marco Polo, enviado especial de Kublai Kahn en la isla
de Ceilán, adquiere para éste, en 1284, mediante el pago de una suma
fabulosa, el diente de Buda a quien se veneraba con los nombres de Sergamoni
Borchan y Sakia-Muni. Pero la venta resultó fraudulenta. Los sacerdotes
de la pagoda donde se custodiaba el hueso sagrado habían entregado a
Marco Polo un colmillo de elefante.
Rustichello de Pisa, que
era un oscuro novelista, y redactor de los episodios de la Mesa Redonda,
pero un hombre de ingenio, festejó la superchería y volvió a describir
el fraude imaginando el final y la ira de Kublai Kahn. Según Rustichello,
el Kahn mandó, con posterioridad a Marco Polo, cuatro embajadas sucesivas
para adquirir el famoso diente de Buda "que brillaba en la Gran Pagoda
de Ceilán".
Las cuatro comitivas regresaron,
también "sucesivamente", con cuatro dientes distintos, pero esta vez
de ser humano "a razón de un colmillo por vez", de manera que con el
colmillo del elefante eran cinco los colmillos adquiridos cuando, en
realidad, un ser humano sólo poseía cuatro dientes de esta clase.
Enfurecido, el kahn fue
a la isla y reprochó el fraude al Gran Sacerdote. Este lo dejó hablar
y le respondió con la siguiente reflexión: "El hombre tiene treinta
y dos dientes, entre los cuales se destacan sus cuatro colmillos. Pero
como Buda se reencarnó cuatro veces, tuvo cuatro dentaduras sucesivas.
De ahí los cuatro colmillos que hemos entregado a tus embajadores. Uno
por cada vida de Buda".
Kublai Kahn preguntó: "Pero.....
¿y el colmillo de elefante que vendieron a Marco Polo?" "Es muy sencillo
-dijo el Gran Sacerdote-. Es una de sus vidas anteriores, antes de las
cuatro reencarnaciones humanas, Buda, que era un animal (el Gran Sacerdote
se hincó y miró al cielo), combatió con un elefante y luego se durmió.
Cuando despertó, advirtió que en el lugar donde le faltaba uno de sus
dientes tenía ahora el colmillo del elefante. Era la prueba de su victoria.".
El Gran Sacerdote acometió
sus últimas palabras con una sonrisa. Kublai Kahn también sonrió. Pero
antes de que los demás sacerdotes y los miembros de la comitiva sonrieran
a su vez, desenvainó un chuzo de medio metro y atravesó por el ombligo
al Gran Sacerdote. "Este chuzo -expresó el Kahn- es la gran dentellada
con el colmillo del elefante que Buda te envía por mi intermedio para
festejar tu ingenio".