Por José Manuel García Bautista (España)
ESTUDIO LINOGRÁFICO DEL LIENZO DE TURÍN
La Sábana Santa es de lino puro,
tupido y opaco, cuya estructura ha podido estudiarse gracias a las ampliaciones
fotográficas que permiten examinar todos los detalles del tejido. Elaborada
a mano, su urdimbre es de cerca de 40 hilos por centímetro, y en el
sentido de la trama de unas
veintisiete pasadas o inserciones por igual extensión. El entramado
responde al estilo antiguo de Damasco, se trata de una "sarga" con diagonal
de cuarenta y cinco grados, en "espiga de pez", dispuesta dos arriba
y dos abajo. El hilo transversal pasa así debajo de tres verticales
para aflorar en el cuarto, lo que requiere un telar de cuatro pedales.
Al ser rota la espiga en dos direcciones convergentes forma estrías
longitudinales de poca regularidad, como no podía menos de suceder
con los procesos y procedimientos practicados en telares rudimentarios
donde se desconocían los actuales medios técnicos de precisión de hiladura
y textura .Se puede establecer el grueso, o sea el grado de finura de
los hilos que lo componen (ligogénesis) .Estos, aproximadamente deben
corresponder, según la numeración inglesa del lino, al número 70 para
la urdimbre y al 50 para la trama. En la Sábana Santa, en la pieza de
lino, existen errores en la elaboración, pues hilos que debieron formar
la espiga en sentido ascendente han debido ser elaborados en el descendente
y viceversa. También existen equivocaciones en la pasada de algunos
hilos de la urdimbre. A veces, faltan tramos y hay interrupciones de
pasada en no pocas filas por haberse alterado el orden de la nervadura.
Como hemos mencionado anteriormente, la reliquia
es una pieza de lino puro. El lino es una planta herbácea, anual, de
la familia de las linceas, con raíz fibrosa, tallo recto y hueco, como de un metro de alto y ramoso
en su extremidad, hojas lanceadas, flores de cinco pétalos azules y
fruto en caja de cien celdillas, con una semilla aplanada y brillantes
en cada una. De su tallo se extraen abundantes fibras que se emplean
como materia textil en la preparación de un tejido más resistente que
el algodón, aunque menos flexible, más rígido. Esta rigidez, unida a
la superficie lisa y brillante que presentan los tejidos, dan un tacto
fresco y en modo resbaladizo.
El lino era un tejido usado desde la antigüedad,
teniendo referencias de ello en el Éxodo o en el Libro de los Proverbios
por citar algunos ejemplos. Era muy estimado entre los hebreos por su
calidad y su dureza. Además, hemos de destacar la propiedad absorbente
que éste posee, característica muy importante en nuestro estudio.
De la duración del lino a lo largo del tiempo
no hemos de extrañarnos ya que aún se conservan telas de lino en prefecto
estado en el Museo del Louvre (París- Francia) en su sección de egiptología
y con una datación de más de treinta siglos de existencia. En el Museo
Egiptológico de Turín (Italia) podemos encontrar una pieza de lino puro
en perfectas condiciones perteneciente a la XII
Dinastía faraónica (2000 años a. C.), y así una larga muestra
de ejemplos reales y concluyentes...
El doctor Brozzone estima que la tela del sudario
de Jesús corresponde perfectamente a los tipos de tejidos conservados
en las momias del siglo I de nuestra era y añade que en pinturas- murales y mosaicos encontrados en restos de monumentos
arqueológicos abundan los telares aptos para este tipo de producción.
Sobre el tejido se han hecho multitud de análisis
y exámenes concienzudos sin que aparezca la menor señal o huella de
tinte, pintura o trazos de pinceles y añadiendo que el color sepia es
indudablemente de origen orgánico (siendo éste extremo comprobado en
el laboratorio mediante el uso de aparatos ópticos, directamente aplicados
a la tela y observado en ampliaciones fotográficas del tejido).
En la Sábana Santa encontramos las huellas de
las quemaduras del siniestro del 4 de Diciembre de 1532 a modo de triángulos
a los lados de la imagen central de la reliquia, en algunos trozos de
su tinte es más intenso que el de otras improntas. Las más importantes
quemaduras aparecen en dos series de seis y tienen la misma forma y
dimensiones, excepto las cuatro extremas, que son parciales. Se deduce
que en el plegado hecho en los dos sentidos, de longitud y anchura, originariamente
cuarenta y ocho planos o cuadrángulos del tejido, con una dimensión
de veintiocho por treinta y siete centímetros. Al producirse la quemadura
en un ángulo de la tela, plegada en forma rectangular dentro del relicario
de plata, que en parte se fundió por el enorme calor, algunas gotas
del metal incandescente cayeron sobre el tejido y se dañaron a la vez
todos los pliegues, resultando dos series de orificios. Por fortuna,
se trataba de un ángulo próximo a los márgenes laterales y permaneció
intacto todo el rectángulo central, destruyéndose sólo una pequeña parte
de la impronta anterior.
Estas quemaduras, que aparecen circundadas por
una coloración rosácea, como la huella de un hierro caliente, habían
corroído una porción de la tela en la parte central, que fue sustituido
por remiendos realizados por
las Clarisas de Chámbery, en fecha que se calcula entre el 16 de Abril
y el 2 de Mayo de 1534, usando para ello
lino de corporales de la Santa Misa.
El agua utilizada para extinguir el fuego se
derramó en gran medida sobre la Sábana Santa, originando en un ángulo un sector carbonizado y amplias zonas
con cercos chamuscados en series simétricas. Son cinco las manchas dispuestas
sobre el eje de las imágenes: en la cabeza, en el pecho, en la espalda,
entre los muslos y la parte dorsal y entre las rodillas de la frontal.
A cada una de estas manchas corresponden en las orillas de la tela dos
especies de medios rombos. No son líneas rectas, sino sinuosas - lobadas,
de manera extraña, absolutamente iguales a las huellas que se forman
cuando se moja parcialmente una tela blanca con agua manchada por una
sustancia colorante. Cuando el tejido se seca, la parte mojada se tiñe,
pero se separa del resto del
tejido que permanece seco. Las manchas fueron causadas por el agua vertida
en el incendio de 1532 para enfriar la incandescente caja de plata y
así poder extraer la reliquia, empapada de agua salvo el ángulo donde
se formaron las repetidas manchas. Existen, además, en el lienzo otras
quemaduras de menor tamaño redondas y rosáceas. Se advierten sobre una
copia verificada en 1516 que permaneció en Lierre (Bélgica) antes del
incendio de Chámbery, estas quemaduras están rodeadas de una especie
de amplio halo esfumado, de color sepia, que en las fotografías en tamaño
natural se distingue claramente. Ellas se derivan del calor irradiado
que causa una cierta destilación seca de la celulosa del lino, con producción
de sustancias orgánicas diversas en estado gaseoso a tan alta temperatura.
Alguna de ellas, de color pardo, se difundieron en un halo interno de
la quemadura y se depositaron coloreando la tela.
Además de las quemaduras pueden verse en el
lienzo una serie de líneas transversales, negras en el positivo y blancas
en el negativo, que cortan las imágenes. Esto se corresponde con los
pliegues de la tela, imposibles de eliminar pese a intentarse por procedimientos
que no suponían riesgo de mayores deterioros, entre ellos rodar un alisado
y grueso cilindro de madera a lo largo del lino.
En cuanto a las improntas corporales de la reliquia
hemos de decir que se encuentran localizadas en la parte central y pueden
advertirse las siluetas anterior y posterior del cuerpo de un hombre,
contrapuestas por la cabeza, ello se debe a que el cadáver fue colocado
de cúbico-supino sobre una mitad del largo de la Sábana y la otra fue
echada sobre la cabeza y superficie anterior del cuerpo, hasta los pies.
La figura del lienzo revela una admirable y perfecta anatomía de un
cuerpo viril, con las manos cruzadas sobre el arco pubiano, la imagen
es un negativo fotográfica, es decir, aparece inversa, lo que está a
la derecha es la izquierda de la realidad y viceversa, como si la viéramos
a través de un espejo. Esto es así en la imagen anterior y en la posterior.
Continuando con la anatomía de la imagen, hemos
de decir que presenta a un hombre de talla elegante y robusta, de un
metro y ochenta y tres centímetros de estatura. Los miembros inferiores
se ven de manera muy distinta en la imagen dorsal y terminan con una
perfecta impronta del pie derecho. En la impronta delantera las piernas
se "esfuman" en la parte inferior, como si el lienzo estuviera extendido
a distancia del cuello de los pies. Lo que más llama la atención es
la increíble impresión del relieve, no son simples trazos, contornos
o sombras, son formas que sobresalen
extrañamente del fondo. No hay copia, pintura o dibujo que pueda parecerse
a ella. En las improntas del cuerpo envuelto en la Sábana
y una rosa o malva, con leve tinte carmín que revela las numerosas
manchas de sangre, de heridas más o menos extensas y profundas. Esto
se corresponde con la distinción cromática
entre huellas somáticas y huellas hemáticas. Las huellas sanguíneas
de la Sábana son delicadamente rosáceas y no de color negruzco como
hubiera sido lo más lógico con motivo de las oxidaciones que se producen
con el tiempo.
El color de las imágenes está distribuido uniformemente,
con un contorno difuminado. En los bordes se confunde con el fondo de
la tela. Si nos detenemos a analizar el rostro nos damos cuenta de que
también son así. Falta el límite exacto de las órbitas, de la nariz,
de las mejillas, del bigote, del labio inferior, de la barba. Tienen,
por el contrario, un contorno exacto de las heridas, las manchas de
sangre y las equimosis cuando se encuentran en una región convexa del
cuerpo que estuvo en contacto inmediato con el lienzo.La faz resulta
estrecha también por quedar veladas las partes laterales de las mejillas.
Los pómulos son bastante pronunciados y con ellos terminan la configuración
lateral de la parte más alta del rostro. Los dos caracteres dan por
resultado una cara un poco estrecha y aplanada. Las proporciones de
las dos imágenes son naturales (anterior y posterior).
En todas las zonas del cuerpo se ven huellas
de las lesiones producidas por instrumentos cortantes y de punta, o
por instrumentos contundentes que producían rápidamente tumefacciones,
heridas y derrames. De estas heridas brotó la sangre que posteriormente
mancharía la Sábana con su rastro; de una herida abierta surge sangre,
de eso no cabe ninguna duda, con el paso del tiempo la sangre se ha
oxidado y desnaturalizado perdiendo sus propiedades características,
quedando su presencia inequívoca en algún momento sobre el lienzo gracias
a esas muestras o manchas aún patentes en la Sábana.No obstante hemos
de anotar que la coagulación de la sangre tiende a cerrarse en gotas
ovoidales de márgenes espesos cuando es inminente el fenómeno. Al comenzar
la retracción del coagulo en "arroyos" todavía dinámicos el suero puede
notarse igualmente. El fenómeno de coagulación se verifica en el tiempo
normal de quince minutos y puede haber un aumento de tiempo si añade
nueva sangre a la precedente en vías de coagulación. El fenómeno de
retracción del coagulo se manifiesta siempre dentro de los límites normales
de una a dos horas, incluso si el coagulo se produce con un retraso
de la normal coagulación. El retraso de la coagulación de la sangre
no perturba el normal desenvolvimiento de la retracción del coagulo.
Respecto a los restantes coágulos de sangre que encontramos en la Sábana
podemos decir que los sufrimientos
mortales, largos esfuerzos musculares, traumas graves (flagelación
y crucifixión), causaron un desequilibrio de ácidos y bases, déficit
alcalósico descompensado, consiguiente acidósis y uremia genuina aguda,
la cual determinó un aumento patológico del tiempo de coagulación. Esta debe de haberse
iniciado al morir la víctima y la expresión del coagulo en los dos derrames
del rostro a la hora undécima a juzgar por el momento en que permanecieron
impresos los derrames del suero de la Sábana. Cuando se inició la retracción
del coágulo en arroyuelos hemáticos, el suero pudo acusarse como en
la rama inferior del mismo
que proveniente de la vena frontal se cuajó en una arruga del Hombre
del Síndone. La retracción del coágulo se verificó en un tiempo normal
en un hombre sometido a una intensa tortura.
De todo esto se puede afirmar que el efecto
cromático (coloración ocrácea resalta da sobre un fondo más oscuro)
se produjo porque la sangre impregnó las fibras de lino. Conviene insistir
en que se distinguen muchas huellas sanguíneas sobre los cabellos y
el rostro así como en otras zonas del cuerpo del Crucificado.
(Datos del ESTUDIO LINOGRÁFICO obtenidos del libro
"El ENVIADO", de Juan José Benítez. Plaza & Janés, Editores)