|
Revista Digital de El Quinto Hombre
LOS ROSTROS HUMANOS - Nota III
Investigación de CAEFA - Argentina
Debemos pensar que estos tipos sufren las influencias
de las modificaciones de la familia típica. Cada uno de ellos encierra
facultades, instintos y pasiones activos o bien inactivos, excitados,
moderados y hasta neutros, según el temperamento simple o mixto con el
que el tipo este asociado, tanto si se halla en el acuerdo o en desacuerdo
con él, introduciendo en la esfera de actividad psíquica y pasional del
tipo de factores excitantes, perturbadores o bien moderados.
Cuando hay un desacuerdo entre el tipo y el temperamento, surgen conflictos
entre las tendencias incoherentes, y de ahí nacen la irregularidades y
las rarezas de carácter, las manías, las contradicciones en los sentimientos,
los deseos, las tendencias, los impulsos, los actos y los gustos.
El carácter típico y las indicaciones de estos tipos, están diversamente
modificadas por el temperamento y, de una manera muy particular, por la
adaptación y por la asociación, de ciertos factores característicos y
poderosos que aportan muchos cambios a estos tipos geométricos y que les
imprimen un carácter distintivo.
Estos tipos aunque pertenecen a la misma familia, cada uno de ellos posee
un carácter particular y, en consecuencia, una individualidad diferente.
Los sentimientos, los instintos, las pasiones y los impulsos poseen una
forma, una energía y un modo de acción particulares de cada uno de ellos.
Y, así, hallamos esas individualidades excéntricas, inteligencias originales,
fantásticas e incompletas. Cuando se nos presenta una asociación entre
el tipo y un temperamento mixto en el que los elementos no son armónicos,
su desacuerdo pone en conflicto el carácter y la inteligencia. Entonces
tenemos al individuo que piensa de una forma y que obra de otra; su forma
de obrar constituye una serie de actos inconsecuentes. De este modo, existe
el individuo que nos habla de la moral y no solo él no la practica, sino
que aún en sus actos es inmoral. Otro que incita a la gente al valor,
cuando él mismo tiembla y huye ante el menor peligro.
Otro que nos habla de sus ideas de libertad y de tolerancia, sin advertir
que es autoritario y tirano en sus relaciones familiares y sociales. No
obstante, estas contradicciones no podemos tacharlas de duplicidad ni
hipocresía, así como tampoco de locura, ya que, con gran frecuencia son
fruto de un desacuerdo entre el carácter y la inteligencia.
Cada uno de estos cinco tipos se divide, a su vez, en tres clases que
están determinadas por la proporción del tipo. Así tenemos:
1. El tipo cuadrado puro, tipo cuadrado largo y tipo
cuadrado corto.
2. El tipo redondo puro, tipo redondo largo y tipo
redondo corto.
3. El tipo ovalado puro, tipo ovalado largo y tipo
ovalado corto.
4. El tipo triangular puro, tipo triangular largo y
tipo triangular corto.
5. El tipo conoide puro, tipo conoide largo y tipo
conoide corto.
Debemos tener en cuenta que toda cabeza humana esta dentro de una de
estas divisiones, que constituyen las bases fundamentales sobre las que
se halla establecida esta doctrina y sistema fisiognómico.
El tipo cuadrado.
El tipo cuadrado indica una naturaleza enérgica, brusca, obstinada, una
firmeza de carácter que lleva hasta la inflexibilidad y que muy fácilmente
puede degenerar en dureza.
Los individuos pertenecientes a este tipo son de mentalidad atrasada,
lacónicos y secos. Censuran constantemente las ideas de los demás y no
toleran que se opongan a las propias; tienden a imponer sus opiniones,
aunque les gustan las disertaciones; razonadores muy hábiles, su lógica,
poderosa y cerrada, queda falseada a menudo por su manía de ergotizar,
lo cual hace caer muy fácilmente en los sofismas.
Su sentido práctico se halla singularmente desarrollado. El positivismo
de su espíritu anula los arranques de idealismo que, de vez en cuando,
suele tener. Su inteligencia sistemática los empuja a hacer todo a base
del compás y del tiralíneas. Su ardiente deseo de conocer el porque de
todo los buscar y a profundizar en todas las cosas para descubrir la causa,
siendo un singular placer al poder considerar y examinar los aspectos
de las cosas. Su poder de observación es tan grande que le permite investigar
los problemas más insolubles.
Mediante la paciencia, la perseverancia y la constancia en el trabajo,
alcanza los objetivos que se han propuesto.
El trabajo y los obstáculos, lejos de desmoralizarlos, hacen que aumente
su tenaz energía. Estos tipos son idóneos para las Ciencias Exactas, como
las Matemáticas y la Filosofía. Pero su falta de imaginación y su incapacidad
para concebir el ideal los hace impropios para las Artes, amenos que sean
las aplicadas a la industria, ya que poseen notables aptitudes para ser
excelentes inventores de máquinas y expertos mecánicos. Si alguna vez
los vemos practicar Bellas Artes, sean siempre realistas, poro nunca se
mostrarán idealistas. Amantes de las construcciones, poseen las cualidades
propias de la Arquitectura; y si practican este arte, sus obras se distinguirán
por la severidad y la solidez, incluso por cierta rusticidad. En cualquiera
de las cosas que se ocupen aplicarán sus facultades intelectuales a las
ciencias relacionadas con la agricultura.
Su escéptica naturaleza, inclinada a la duda, los conduce al materialismo;
son razonadores en demasía para poder ser creyentes, aunque si la fe llega
a iluminar el alma, la religión se funda entonces sobre unos principios
que nadie puede quebrar, tomando al mismo tiempo un matiz de ascetismo
y de austeridad. Este tipo se halla frecuentemente entre los monjes enclaustrados
que siguen una regla muy austera, siendo casi siempre individuos convertidos.
Lo que más predomina en ellos es el amor a la prosperidad, igual que una
marcada tendencia a la avaricia.
En su espíritu predominan las ideas de método y de orden.
Egoístas por naturaleza, estos tipos no brillan nunca por su sensibilidad,
clemencia ni misericordia. Son más susceptibles de justicia que de generosidad;
en estos tipos, el corazón esta gobernado por la cabeza, y son muy poco
accesibles al amor. Aunque capaces de sentir impetuosas pasiones, y vehementes
en la satisfacción de sus deseos carnales, ahí termina para ellos todo
lo que concierne al amor. Los domina el materialismo.
Se les puede ver afanarse y padecer a causa de la ambición, o persiguiendo
el poder y la riqueza, pero jamás se ve morir de amor ni padecer por él.
Son medianamente sociables y saben soportar muy bien la soledad, a pesar
de aprecian la vida familiar y aman a sus hijos de una manera singular,
sintiendo junto a ellos una predisposición a la debilidad, sobre todo
si en ellos no predomina el sistema óseo con exceso, y si se halla asociado
al elemento sanguíneo.
Si el sistema óseo es predominante, el tipo suele alcanzar la longevidad.
Al encontrar un niño que posea este tipo, debemos inculcarle desde su
más tierna infancia los principios de la religión y la moral, a fin de
frenar sus malos instintos e impedir que su existencia, quede marcada
por el crimen o la infamia. Para poder educar y dominar a una criatura
semejante, se necesita mano de hierro y una gran personalidad.
Cuando hallamos tipos cuadrados en las clases bajas de la sociedad, estos
poseen generalmente naturalezas groseras, bruscas, duras, materialistas;
son impíos y cínicos, en ellos, la fuerza corporal reemplaza el sentimiento
del derecho y solo son dominados o impresionados por la fuerza bruta;
sus instintos violentos y su agresividad latente pueden estallar bajo
el imperio de la pasión, del odio o de la envidia y traducirse en agresiones
físicas. Así pues, es muy necesario que la sociedad se preocupe de moralizar
a estos individuos ya desde su más tierna infancia inculcándole sentimientos
religiosos. En cuanto a los hombres ya formados -de los que apenas podemos
esperar enmienda-, será de gran conveniencia que se empleen en actividades
muy remunerativas y, aprovechando su natural avaricia, lleguen a adquirir
alguna propiedad. Así por medios honrados, podrá satisfacer sus instintos,
sobre todo el de su amor a la propiedad.
Jean des Vignes Rouges, en su obra Les Révélations du Visage (Ed. J.
Oliven, París, 1937), nos dice lo que podemos esperar de este tipo cuadrado:
"Su energía, su voluntad, su perseverancia, su obstinación,, su sentido
del deber y de la disciplina, su estoicismo ante el dolor, las penas y
el peligro, su actividad".
"posee espíritu metódico, clasificador, que no se deja convencer por
ningún razonamiento ni argumento lógico. Es tajante en sus decisiones
y leal en sus relaciones sociales. Esta inclinado hacia las cosas correctas".
También nos dice lo que podemos temer de ese tipo:
"La tosudez bravía, la dureza, la inflexibilidad, el despotismo, el carácter
férreo, la avaricia, la sequedad, la incapacidad de soportar contradicciones,
su falta de flexibilidad en las relaciones familiares y sociales".
CONTINUA Nota
IV
El Quinto Hombre
|
|