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Revista Digital de El Quinto Hombre
LA MATERIA CONCRETA NO EXISTE
Por Ing. Sigurd von Wurmb - Argentina
En mi carácter de físico y como hombre que ha dedicado su vida a la ciencia
auténtica, a la investigación de la materia, me creo a salvo de la sospecha
de un fantasioso irresponsable. Por ello, y a raíz de mis exploraciones
en el campo atómico, declaro lo siguiente: "No existe la materia en sí".
Quedé sorprendido al leer hace un tiempo atrás parte de una disertación
que dió el conocido premio Nobel Max Planck en un Congreso de Ciencias
Físicas en Florencia, Italia.
Más que sorprendido quedé impactado al leer estos conceptos de la pluma
de uno de los científicos más célebres. Cuando hace aproximadamente 100
años, el místico Jacob Lorber dijo prácticamente lo mismo, al publicar
las revelaciones que le había dado su "voz interior", la gente lo tomó
por un fantasioso, un soñador.
Sobre Max Planck, Premio Nobel
Física 1918, dijo el científico Werner Héinsenberg, otro premio Nobel
(Física 1932) lo siguiente: "Max Planck fue el último gran representante
de la época clásica de la física, y al mismo tiempo el que comenzó todo
lo nuevo; en cierto modo actuando bajo la presión ejercida por las leyes
naturales. Max Planck se vió inducido a apartarse de ciertas categorías
de pensamiento, consideradas como evidentes hasta entonces".
Estas pocas palabras de Werner
Héisenberg nos caracterizan a Max Planck quien, cuando fue estudiante,
recibió de su profesor el consejo de no estudiar física "porque en este
campo ya no queda nada nuevo para descubrir". En diciembre del año 1900,
luego de su histórica disertación sobre la teoría de los Cuantos en la
Sociedad Alemana de Física en Berlín (en la fórmula de Planck: E = hxv
para las fases energéticas del oscilador Hertz, está expresando la ruptura
radical con la tradición científica), Planck fue atacado de manera muy
agresiva por sus colegas, burlándose unos de él, mientras otros rompieron
su amistad con él, para no quedar en ridículo. Tenían que pasar 18 años
para que ellos entendieran su teoría, reconocimiento que culminó con el
otorgamiento del Premio Nobel.
Esta fotografía nos muestra la
estructura atómica de una punta de alfiler, observada a través
de un microscopio electrónico con un aumento de dos millones
de veces; esto confirma la existencia de otra realidad detrás
del mundo que nuestros sentidos peciben.
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Hemos citado estos detalles
para entender mejor al hombre Max Planck y sus conceptos, que desarrolló
en el ya citado Congreso Internacional de Ciencias Físicas de Florencia:
La materia concreta es mera apariencia.
"En mi carácter de Físico y como hombre que ha
dedicado su vida a la ciencia auténtica, a la investigación de la Materia,
me creo a salvo de la sospecha de un fantasioso irresponsable. Por ello,
y a raíz de mis exploraciones en el campo atómico, declaro lo siguiente:
No existe la materia en sí.
Toda materia nace y permanece
únicamente en virtud de una Fuerza que pone en vibración las partículas
intraatómicas y las mantiene vinculadas semejando al más pequeño sistema
solar del mundo. Siendo que en el Universo no existe fuerza inteligente
ni fuerza eterna (abstracta) alguna (la humanidad nunca pudo inventar
un "perpetum mobile"), debemos admitir detrás de la Fuerza mencionada
la presencia de un Espíritu consciente inteligente, o sea que EL FUNDAMENTO
ESENCIAL DE LA MATERIA ES DICHO ESPIRITU.
Ya que según vimos la Materia no existe sin este Espíritu,
lo real, cierto y efectivo no es la Materia visible y transitoria, sino
el Espíritu invisible e inmortal. Pero siendo que no puede haber espíritu
en sí por pertenecer cada espíritu a un ser, debemos forzosamente admitir
seres espirituales.
Ahora bien: como a su vez los seres espirituales no pueden
ser por sí mismos, sino que deben ser creados, no vacilo en denominar
a ese misterioso Creador como lo han nombrado todos los pueblos cultos
de la Tierra en los pasados milenios: Dios".
Hasta aquí la disertación
del Profesor Max Planck. No sería correcto que, relacionado con el tema,
solamente citáramos a Max Planck.
La mayoría de los Filósofos antiguos, desde Anaxágoras hasta Epicuro,
Lucrecio y finalmente hasta Galileo, creían en los Atomos con alma propia
(Cosmogénesis I, de H. P. Blavatsky).
Para Gottfied Wilhelm Leibwitz
(1646 - 1716) la materia no era inactiva y muerta, sino todo es movimiento
animado, energía activa: "Las partículas elementales son fuerzas vivas,
las que no actúan mecánicamente sino por un principio propio; son unidades
espirituales".
Ernst Haeckel (1834 - 1919):
"Las discusiones sobre las particularidades de los Atomos podemos aclararlas
con la suposición de que estas pequeñísimas partículas, en su calidad
de centros de fuerza, están dotadas con alma, que da a cada Atomo su
sentido y movimiento".
Lord Ernest Rutherford (Premio
Nobel 1908), luego de haber publicado en 1911 su teoría de que el átomo
consta de un núcleo central, con carga positiva, y electrones con carga
negativa, que giran alrededor del núcleo de una especie de nube, compara
el átomo con el sistema solar. Así como giran los planetas alrededor del
Sol, en órbita elíptica, así también giran con increíble velocidad los
electrones alrededor del núcleo del átomo.
El conocido físico Murray
Gell-Mann, del Instituto Tecnológico de California, quien se dedicó durante
los últimos años al desintegrador de átomos más grande del mundo (una
máquina de 200.000 millones de electro-voltios que está en Weston, Estado
de Illinois, dijo en una disertación: "Creo que la Física de las Partículas
se encuentra donde se encontraba la Física Atómica a principios de este
siglo.
Tenemos un esquema de las
estructuras, pero no existe aún una teoría completa de las interacciones
que nos permita comprender lo que está sucediendo en el fondo de todo.
En un experimento llevado a cabo por los Físicos de Princeton se demostró
la violación de otra ley: la de Simetría. Algunos teóricos llegaron a
especular sobre la posibilidad de que se trataba de una quinta fuerza
natural.... Estamos en el umbral de un acontecimiento increíble".
Muchos conocen al Dr. Gustav
Stromberg a través de sus publicaciones, que aparecieron en el transcurso
de sus 30 años de trabajo en el Observatorio Mount Wilson en California.
Otros lo conocen por su libro "The Soul of the Universo" (El alma del
Universo), con prólogo de su amigo Albert Einstein.
Stromberg se apoyaba en sus
investigaciones sobre datos científicos y en su concepto de que un mundo
espiritual dirige y guía el desarrollo de las formas vivientes y de la
denominada materia inanimada.
Stromberg suponía que toda Vida, toda Materia, tiene su origen en
un mundo inmaterial y queda arraigado con aquel mundo. Pensaba en campos
estructurales, que dan la forma a la materia inanimada y a los seres vivientes.
Cuando se publicó su libro en 1940, su concepto sobre campos organizados
como fuerzas conductoras de las formas aún no había sido confirmado en
ensayos de laboratorio. Luego el Dr. H. S. Burr, de la Universidad de
Yale, demostró en una serie de ensayos la realidad de la teoría de Stromberg.
H. S. Burr constató: "Debemos suponer que el campo eléctrico de un organismo
es más esencial que éste mismo, determinando la estructura biológica".
Estas deducciones, como cita
J. Crenshaw, "Fate" Nro. 254, son de una enorme importancia para nuestros
Biólogos y otros científicos, porque si las mismas son correctas, significaría
esto que toda materia animada, en todos sus estadios de crecimiento,
es mantenida en su forma a través de un campo de fuerza eléctrico, que
debe poseer una inteligencia propia, que deja el cuerpo al desintegrarse
el mismo.
Stromberg decía que estos campos venían de un mundo inmaterial y
también volvían hacia allí. El desarrolló un mundo de formas físicas como
estructuras de energías, provenientes de un mundo no físico, que tiene
su propia estructura inmaterial.
La estructura y la composición del organismo viviente
es conducida, según su opinión, por: "Sistemas de ondas inmateriales"
o por "Campos de Vida", con la propiedad de construir, con ciertos tipos
de moléculas, formas altamente organizadas de plantas y animales.
Stromberg creía que los campos estructurales tienen su origen en
un plan infinito, creado por el "Alma del Universo" y que aquel mundo
inmaterial es el dominio de Dios y el hogar del alma inmortal del hombre,
una vez que dejó su cuerpo físico, lugar donde puede seguir su desarrollo
espiritual y ético, fuera de espacio y tiempo, hasta que haya cumplido
su misión, para la cual ha sido creado.
El ya citado Jakob Lorber
(1800 - 1864), cuando tenía 40 años comenzó a recibir de su "Voz Interior"
revelaciones que coinciden sorprendentemente con los descubrimientos que
conocidos Físicos han realizado 100 años más tarde.
De su inmensa obra queremos
citar solamente algunos conceptos contenidos en su libro "Productos Naturales":
"Si han sido descubiertas fuerzas que actúan dentro o sobre la materia,
ellas no son muertas, sino vivas e inteligentes. Tal como puede reconocerse
una fuerza a través del efecto, también es posible reconocer la inteligencia
de una fuerza a través de la regularidad de su efecto. De esta conclusión
será comprensible que toda la materia está constituida en realidad de
nada más que inteligencias, que son guiadas a través de Inteligencias
Superiores, según ordenamiento y necesidad".
En otra parte dice Stromberg:
"Allí donde Uds. descubren en una gota de agua bajo el microscopio, infusorios
(animales de una sola célula, como primitivas formas de vida, el mundo
animal ya se encuentra sobre el milésimo escalón de su desarrollo. El
primer escalón está formado por los infinitamente pequeños habitantes
del éter y son más o menos lo que Uds. llaman los átomos y sus partículas,
encontrándose sobre un punto por trillones. Se forman estos "animalitos
atómicos" a través de la fusión de los rayos solares, que se encuentran
en el espacio. Su forma es esférica y su alimentación es la esencia de
la luz.
Su vida dura solamente la trillonésima parte de un segundo".
Es muy fácil deducir que estos "animalitos atómicos", cuya vida
solamente tiene tan corta duración, son los "Mesones", descubiertos en
1937 en los rayos cósmicos por el Físico japonés Hedeki Yukawa. En el
año 1952, Yukawa recibió el Premio Nobel por el descubrimiento de los
"Mesones", cuya vida el calcula en una trillonésima parte de un segundo.
Con profundidad espiritual se refiere al tema William Walter Atkinson,
autor de una serie de libros estimulantes de carácter mental, como así
también sobre yoga y temas metapsíquicos, en su obra "El realismo de la
confianza", al decir: "La Naturaleza Matriz", cuando comienza a revelar
sus actividades, opera sobre el desarrollo de la idea en la Mente Infinita
o Espíritu. Los cambios, alteraciones y combinaciones de la energía que
evoluciona, producen partículas infinitesimales de algo que no es propiamente
energía ni materia y que, no obstante, posee las cualidades características
de ambas. Estas partículas están en íntima vibración, como todas las cosas
creadas de energía o materia. En cada una existe la posibilidad de vida
y mente. Estas partículas rodease unas a otras y constituyen universos
en miniatura, que tienen una unidad de actividad y se forman en una partícula
mayor, constituyendo lo que la ciencia llama electrón, protón y neutrón,
que percibimos como fin de la agrupación del átomo (Aclaración: el núcleo
del átomo es un pequeño grupo de protones y neutrones íntimamente unidos.
La carga positiva de los protones está compensada por un enjambre de electrones
negativos que gira alrededor del núcleo a tal velocidad que las partículas
forman como una partícula sólida, del mismo modo que el ventilador que
gira a altas velocidades se nos parece como un círculo sólido).
Conviene tener en cuenta que
este proceso es puramente mental en su carácter, porque es crecimiento
y evolución de la idea de la Naturaleza formada en la Mente Universal.
Con el origen del átomo, aparece
la materia. La materia que las mentes poco cultivadas consideran como
la substancia más real en la Naturaleza, no es más que el resultado del
pensamiento creativo de la mente Universal o Espíritu".
Finalizaremos el presente
artículo con las palabras del padre del proyecto espacial de los Estados
Unidos, Dr. Wernher von Braun, publicadas en la revista "Zait" Febr.
66:
"Más conocemos la complicidad de la estructura de los átomos, el sentido
de la vida o el plano fundamental de la Vía Láctea, más debemos sorprendernos
de las maravillas de la Creación; a pesar de toda la ciencia del mundo
necesitamos la creencia en Dios".
El Quinto Hombre
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