Revista Digital de El Quinto Hombre
EL MAL DE NUESTRO TIEMPO
CATEDRATICO ESPAÑOL FORMULA TEORIA REVOLUCIONARIA SOBRE LA NEUROSIS.
La neurosis ha sido calificada, un tanto ampulosamente,
como el "mal de nuestro tiempo". Su extensión y la discusión no sólo académica
sobre sus verdaderas características, su origen y sus alcances la han
convertido en la preocupación permanente de grandes sectores de la sociedad
actual.
Quizás haya razón para este
despliegue a dos puntas, que parece lograr la confluencia de neuróticos
y "curadores" de neurosis, en el fárrago de teorías diversas y planteos
que van desde lo individual a lo social.
Aproximadamente un tercio
de los enfermos que visitan al médico son neuróticos. Un tercio de los
estudiantes padecen trastornos neuróticos. En la industria se pierde un
tercio de horas de trabajo a causa de los trastornos neuróticos. Y aumentan
el alcoholismo, los suicidios, la delincuencia juvenil y los problemas
conyugales.
¿La sociedad se ha "neurotizado"?
ES UNA VERDADERA ENFERMEDAD.
"La neurosis no es la caricatura
de la normalidad", dijo el doctor Juan José López Ibor, quien fue catedrático
de psicología y sociología de la Universidad de Madrid y presidente de
la Asociación Mundial de psiquiatría.
El doctor López Ibor natural
de Valencia, España, dedicó los últimos años de su trabajo científico
a probar que la neurosis es una verdadera enfermedad - "tan enfermedad
como la melancolía" - y dio a conocer, a través de una prestigiosa revista
internacional, algunas revolucionarias apreciaciones sobre el tema:
"En contra de la tesis vigente
en el mundo psiquiátrico actual, de que las neurosis no son sino conflictos,
lo que yo trato de demostrar - expresó López Ibor - es que la neurosis
es una verdadera enfermedad, que nace en la capa o estrato de la vitalidad,
situada idealmente en lo que se ha llamado "la costura entre el alma y
el cuerpo".
Según el catedrático español,
en la neurosis hay tres planos: "Un plano inicial de angustia que es clave,
como ya lo reconoció el mismo Freud. Para mi, la angustia es vital y no
es la angustia concreta ante los problemas de la vida. No surge en modo
alguno de los conflictos con el hambre, la pobreza, o la mujer. Es un
sentimiento del ser humano en tanto el hombre es un cuerpo animado".
El segundo plano es más complicado:
"El hombre es un ser para la muerte. Es un ser que puede dejar de ser,
aniquilarse, convertirse no en polvo, sino en nada. Esta es una expresión
que cuando se vive como tal - no cuando se devanea en el plano intelectual
- es sencillamente insoportable. Por ello el neurótico se defiende de
ella mediante mecanismos neuróticos, que van desde los ataques y las parálisis
histéricas, hasta las obsesiones y fobias, etc.".
EL NEUROTICO Y LA SOCIEDAD.
En el tercer plano, según
López Igor, y su revolucionaria teoría, aparece la sociedad frente al
neurótico, a raíz de la actitud que ésta asuma: "La sociedad no enferma
como el individuo - dice - pero sus estructuras muestran los mismos montajes
que las estructuras neuróticas. Aún habiendo un factor interno y personal
en las neurosis, éstas aumentan y lo que es más interesante cambian de
fisonomía". En otras palabras, además, se vuelcan a la sociedad y se integran
a ésta.
"El hecho es que la neurosis
- agrega López Ibor - como toda enfermedad, es una abstracción. Lo que
existe es el neurótico, el hombre neurótico". Y entonces aparece la psicoterapia:
".....una tierra de todos o mejor dicho de nadie. Psiquiatras, psicólogos,
grafólogos, conductores de almas, reflexólogos, acupunturistas, etc. se
disputan la presa del neurótico. Nadie sabe, al menos teóricamente, donde
situar los límites de su actividad. La falta de sentido está en la raíz
de la vida contemporánea. Por eso hay tantos conflictos entre las relaciones
interpersonales del marido y la mujer, o del padre y los hijos. Esta misma
falta de sentido y de adecuación se manifiesta en la propia estructura
de la sociedad, montada sobre un ciclo económico en el cual se acentúan
los bienes de consumo".
"Yo postularía - concluye
el doctor López Ibor - una sociedad en donde se necesitarán menos psiquiatras
y donde los hombres normales supieran resolver sus problemas como se resolverían
siempre: humanamente. Y los médicos considerasen a sus enfermos como es
su deber: humanamente, muy humanamente. El resto es, como decía Hamlet,
silencio. Un silencio que ahoga esa morbosa algarabía de una sociedad
dinámica que, sin darse cuenta, cae en las redes de una forma neurótica
de vivir".
Que importante las declaraciones del doctor López Igor, son para tener
en cuenta, no sólo nosotros, como sociedad de un país como Argentina,
creo que son valederas para todas las sociedades del mundo, embarcadas
en una "carrera" que sólo nos lleva hacia la enfermedad y la infelicidad.
El Quinto Hombre
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