Revista Digital de El Quinto Hombre

ALQUIMIA

                                                                          

Por Juan Leal - USA


Se puede decir de la Alquimia que es una ciencia universalista que, a diferencia de la disciplina científica especializada busca a la manera de la filosofía, las conexiones entre la materia inanimada, la vida y ese aspecto trascendente del hombre, que se llama espíritu.

De alguna manera, el maestro alquimista pretende indicar las grandes pautas que hilvanan la realidad, como también la sincronicidad y concatenación de los fenómenos que se dan en ese mundo real, tal como pueden captarlo los sentidos y la comprensión humanas, a través de las relaciones de causa y efecto, de las polaridades ( más) y (menos), de orden, de jerarquía (estructuras que se supeditan a otras), ritmos y una geometría universal sobre la que se estructura lo que llamamos mundo real u objetivo.

Si de alguna manera el hombre está vinculado al todo - como dicen las religiones - es a través de esos delineamientos de la dinámica universal en la cual el hombre ocupa un nivel del espacio-tiempo total.

Todo lo que es mecánico en el universo, se da de acuerdo a "patrones", es decir, configuraciones precisas como planos, ya sea a nivel astronómico como en el atómico y desde el mundo de los cristales al mundo de la materia viva: y es precisamente en la existencia de los "patrones" que el hombre puede hallar respuestas que satisfagan - aunque en forma transitoria - su curiosidad y su sentimiento de inseguridad hacia el mundo exterior. Ligado a ese enfoque más bien racional, el alquimista pretende algo más: dar cabida al plano de la Psiquis profunda en donde se alberga ese extraño mundo de las emociones y de los sueños; su penetración en est campo se da "por añadidura" como realización de un trabajo extenso en el tiempo que pone a prueba la paciencia del adepto, como así también, su capacidad lógica, su imaginación y su capacidad simbólica para desentrañar las imágenes que suelen, normalmente, despertarse en el interior de su psiquis.

Este trabajo lo va llevando paulatinamente a una "transmutación" de su persona hacia la realización de una verdadera individualidad, es decir, hacia una total superación de nuestra dualidad conflictiva. Este trabajo tan singular ha dado en llamarse la gran obra, no sólo por las manipulaciones de orden químico sino por ser esencialmente un verdadero camino hacia el logro del equilibrio en el ser humano.

Tras este breve comentario y sin pretender ahondar sobre los orígenes de tan extraña ciencia-arte, podemos decir que su significado etimológico deriva de su raíz árabe, y se refiere al país del cual los árabes tomaron esta ciencia; Egipto es el "país de la tierra negra" como se lo denominaba antiguamente a este pueblo: pese a que hay otras consideraciones sobre el origen de la palabra alquimia, la que hemos referido, tiene además un significado muy importante pues revela uno de los "secretos" de la alquimia, esto es el material sobre el que va a trabajar.

Como cada lector sabrá, hay muchos estudiosos que consideran que est arte-ciencia son los restos de una ciencia de civilizaciones muy antiguas que alcanzaron avances tecnológicos realmente notables y que por motivos que no son claros a los historiadores, fueron desapareciendo de la memoria de los hombres: hoy, ante un enfoque atrevido de muchos científicos desprejuiciales se habla de estas civilizaciones que dejaron para la posteridad construcciones monumentales, generalmente ciclópeas, cuyos propósitos nos lleva a suponer una tecnología realmente extraña y casi ajena a nuestra comprensión, como los frutos de una ciencia superior, en la cual llegan a intervenir elementos extraños, como podrían ser los aportes de una ciencia extraterrestre.

Hay quienes consideran por otra parte a la alquimia como la antecesora de la química actual; sobre este aspecto es interesante hacer conocer la opinión de uno de los más grandes alquimistas modernos, conocido con el nombre de Fulcanelli quien hacia notar que <2la química deriva de la Espangiria o Arte de los Sopladores, quienes trabajan con combustibles ordinarios y fuego común, mientras que en la Alquimia se trabaja con fuego de origen celeste".

La Alquimia ha permitido a través de notables psicólogos como Jung, fijar nuevos rumbos dentro del complejo mundo de los sueños relacionados con el proceso de individuación (ver su libro Psicología y Alquimia). Su extraña simbología marca el paralelo entre la evolución de la materia, la evolución de la vida, y la evolución del aspecto superior d la vida que es la conciencia; al igual que las parábolas del Nuevo Testamento, pueden interpretarse a distintos niveles de comprensión; esta universalidad de significación es la que hace realidad el logro de una "ciencia con conciencia".

Anteriormente definimos a la Alquimia como un arte-ciencia. Podríamos precisar mejor este concepto diciendo que es la aplicación práctica de toda una concepción filosófica conocida con el nombre de filosofía hermética.

La visión "hermética" del mundo y del hombre podría resumirse en grandes rasgos como una visión que contempla al mundo como a un gigantesco organismo viviente íntimamente conectado cuya alma o trasfondo esencial es Dios, Dios que se vuelve visible al hombre a través de la naturaleza, la cual es parte de su propia esencia. Las diferencias que observamos en el mundo son diferencias de forma y estructura que otorgan las diferencias cualitativas a las cosas; de ahí que haya tres mundos o aspectos de la realidad: el mundo arquetípico o divino que encierra la esencia d todo lo existente y dentro del cual están contenidos los otros dos mundos; el mundo que rodea al hombre en cuanto a la naturaleza llamado macrocosmos y el microcosmos o mundo a nivel humano; tanto el macrocosmos como el microcosmos están unidos por leyes y lo pequeño es una síntesis de lo grande. De esta visión, el alquimista copiará a la naturaleza, gracias al arte, en cuanto a realizar en su laboratorio y en sí mismo lo que ha sido dicho en la Biblia "creced y multiplicaos" porque dice un gran alquimista "Dios crea el Todo del Caos; la naturaleza y el hombre sólo pueden multiplicar una parte de ese Todo". La frase "creced y multiplicaos" no debe entendérsela como un simple crecimiento y multiplicación biológica, sino también y principalmente como un crecimiento espiritual y una multiplicación de las virtudes inherentes a la naturaleza (también la humana). De ahí también la definición del Arte como "mono de la naturaleza" es decir como técnica que debe "imitar" a la naturaleza.

Otro aspecto digno de mencionarse es la concepción dualista de la naturaleza en cuanto a principios que operan las transformaciones que en ella se dan. Habría muchísimo por comentar respecto a la filosofía hermética pero sería un tema excesivamente largo y recomendamos al lector interesado remitirse para tal efecto a las obras sobre filosofía de los gnósticos y hermetistas antiguos. Comprendiendo que esta visión tan suscita puede dar lugar a errores de interpretación, advierto al lector sobre la necesidad de buscar otras fuentes que completen este sintético cuadro.

El Adepto alquimista (se autodefinían como Filósofos) buscaba a través del logro de la "piedra filosofal" no solo un compuesto capaz de efectuar diversos fenómenos (la transmutación entre otras) sino también "ver" de una manera objetiva los procesos básicos de la naturaleza a través de un trabajo sobre sí mismo que es paralelo al de la elaboración de la piedra. La transmutación no sólo se da para los metales sino también para el hombre en su plano psicológico; esta última transformación es el logro del equilibrio, del desarrollo de la consciencia como capacidad de observación continua y libre de juicio, capaz de hacer comprender al Adepto los condicionamientos y agregados a que su ser se ve sujeto y poder sortear en consecuencia su destino mecánico para transformarlo en destino consciente. También se dan, dentro de este trabajo, estados místicos como el de contemplación o de éxtasis: "La Obra está contigo y reside en ti".

Simbolismo y Alquimia.

Si algo ha caracterizado a la alquimia es que sus conocimientos se han transmitido por vía oral o bien a través de su simbolismo oscuro a los ojos del profano. Se preguntará cuál es la razón por la cual esto sea así; sobre este particular se hace necesario aclarar algunos conceptos sobre el valor de lo simbólico como vía de un conocimiento superior. Dice en el prólogo sobre el libro Símbolos Fundamentales de la Ciencia Sagrada....."El símbolo es la representación sensible de una idea; las palabras son también símbolos, por eso el lenguaje es un caso particular del simbolismo".

El principio del simbolismo es la existencia de una relación de analogía entre la idea y la imagen que representa.

El símbolo SUGIERE, no expresa, por ello es el lenguaje electivo de la metafísica tradicional. Tiene su fundamento en la naturaleza misma de los seres y las cosas, por eso - dice Guenón - La naturaleza toda es un símbolo.

El símbolo no expresa ni explica, sólo sirve de soporte para elevarse mediante la meditación, al conocimiento de las verdades metafísicas. Su ambigüedad VELA Y REVELA la realidad y su carácter polisémico, posibilita su interpretación en diversos órdenes y niveles, desde las verdades metafísicas hasta las que son como "causas segundas" con respecto a aquellas. Los diversos sentidos del símbolo no se excluyen, cada uno es válido en su orden y todos se complementan y corroboran, integrándose en la armonía de la  síntesis total.

Como se ha visto, cada cosa traduce en su orden de existencia y según su modo propio, el principio metafísico que es su profunda razón de ser. Por ejemplo, la interpretación metafísica de un símbolo no excluye su significación histórica, más aún, ésta es una consecuencia de aquella, pero esa relación de dependencia no la priva de su grado de realidad (el que corresponde a su orden). Los símbolos no deben ser EXPLICADOS sino COMPRENDIDOS; hay que meditar sobre ellos para instruir espiritualmente el orden de realidad a la que aluden indirectamente: SUGIEREN antes que EXPRSAN.

El oscurecimiento de los símbolos que caracteriza a nuestra época es el resultado de la pérdida de la mentalidad simbólica que se refleja en dos tipos de comprensión, denominados por Guenón incomprensión del primero y segundo grado.

El primer grado de incomprensión corresponde a la degradación del sentido de los símbolos (everismo, naturalismo, materialismo); el segundo grado consiste en el estudio exterior de los símbolos.

Dice R. Guenón: "El simbolismo es el mejor medio adaptado a la enseñanza de las verdades de orden superior...."

Además de lo expresado anteriormente respecto a las connotaciones psicológicas, religiosas y místicas, interesará más al lector, algunas descripciones a la "manera alquímica" de algunas fases en la preparación de la materia que conduce finalmente a la obtención de la tan deseada piedra no ya como figura simbólica sino como un elemento físico.

Las descripciones que a continuación se dan, pertenecen a autores "clásicos" de la alquimia; se pretende con esto, mostrar el aspecto "químico" del arte, a fin de que no se suponga erróneamente que la Alquimia era sólo discursiva o especulativa en un plano filosófico. He aquí algunas descripciones de la técnica:

"Los tres grados de la obra son tres estados de una misma sustancia. El primer grado corresponde al primer mercurio o agua viva. El segundo grado, por la solución del oro filosófico, se obtiene el mercurio filosófico, compuesto por el fijo y el volátil, no totalmente unidos pero susceptibles de coagulación. Con este mercurio se emprende el largo trabajo constituido por operaciones numerosas que se han llamado cocción o maduración". Extenderemos un poco más la explicación de este proceso o grado segundo de la obra.

"Nuestro compuesto, sometido a la acción lenta y continuada del fuego, destila, se condensa, se eleva, baja, se hincha, se vuelve pastoso, se contrae, disminuye de volumen y, agente de sus propias cohobaciones, adquiere poco a poco una consistencia sólida.

Elevado así, un grado, este mercurio convertido en fijo por acostumbramiento al fuego, tiene necesidad otra vez de ser disuelto por el agua primera, escondida, llamada también espíritu de la magnesia". Y ampliado un poco más: "la segunda licuefacción del cuerpo coagulado tiene por objeto aumentarlo y fortificarlo, alimentándolo con la leche mercurial a la que debe el ser, la vida y el poder vegetativo. Se convierte por segunda vez en volátil más, para tomar en contacto con el fuego, la consistencia seca y dura que había adquirido precedentemente. Llegado a este punto, una tercera solución, semejante a las dos primeras, nos conduce, siempre por el recto camino del régimen y la vía lineal del fuego, al astro segundo, emblema de la materia perfecta y coagulada que bastará cocer continuando los grados requeridos sin apartarse jamás de aquella vía lineal. Tal es el signo de la piedra o medicina de primer orden.

Por reiteración de la misma técnica, la piedra puede multiplicarse en cantidad y calidad gracias a la fecundidad excepcional que ha recibido de la naturaleza y del Arte.

"Quien no vea negrura al comienzo de sus operaciones durante los seis días de la piedra, aunque vea otro color cualquiera va equivocado puesto que no hay putrefacción. Este color nuestra que la disolución de los elementos es correcta y esta fase es conocida alquímicamente como: muerte, calcinación, impastación, dragones, corrupción, generación, conjunción, impregnación, etc".

"La materia en vías de descomposición tiene aspecto aceitoso y graso, olor fuerte y nauseabundo, la calidad viscosa y adherente, la consistencia mercurial y la coloración azul, violeta o negra".

Se supone que con lo expuesto, el lector podrá darse cuenta que, si bien los elementos que intervienen están disfrazados en cuanto a nombres vulgares se refiere, no por eso son menos reales y conforman para quien conoce la "traducción" todo un proceso químico con todas las fases perfectamente explicitadas.

Para indicar sólo algunos puntos de este arte, se dará sólo una brevísima síntesis "traducida" de lo expuesto anteriormente.

Como fue explicado anteriormente, la palabra Alquimia tiene en su significación (raíz árabe) la indicación de qué materia y sobre qué materia debe trabajarse. La materia es: Tierra. Por increíble que esto parezca es precisamente por esto que ha resultado tan difícil dar con el primer paso.

La tierra vulgar (y, como dicen los alquimistas nuestro oro es una materia vulgar, despreciable, a los ojos del que no sabe) mediante la mezcla con savia y rocío y sometida a temperatura constante, sufre, encerrada en una vasija, un proceso de putrefacción que permite la disolución de sus elementos. Posteriormente se va regando este "barro" con las sustancias indicadas y luego de seis días que en realidad son años, la materia va tomando una coloración negra muy intensa. Una posterior calcinación de estos elementos permitirá obtener unas sales muy blancas. Estas sales tienen varias propiedades pero una de las más interesantes (aunque lo son todas) es que, si se disuelve un poco de esas sales en un tubo con agua destilada, y se introduce polvo de oro a medida que esta solución entra en ebullición en contacto con una llama, el oro se va disolviendo hasta desaparecer totalmente. Como bien es sabido es muy difícil disolver el oro y sólo el agua regia entre los dos ácidos puede hacerlo.

Sin extendernos más sobre este asunto diremos finalmente que si el lector se toma la molestia de cotejar lo "traducido" con lo expuesto en términos alquímicos podrá comprender claramente que por medio de la traducción correcta es posible interpretar los viejos (y algunos más modernos) textos de los alquimistas. Lo demás es cuestión de paciencia, y fe inquebrantable en la búsqueda y realización de este extraño arte.

Diremos por último que las sales, "marcadas" con oro o plata, pueden inducir cambios sobre algunos metales cuando éstos se calientan y se permite la fusión llamémosle así, de la piedra con dichos metales. Para que se tenga una mejor idea de  este proceso podemos asimilarlo a la formación de virus dentro de una célula. El virus "induce" al material celular la formación de nuevos virus gracias a las propiedades de su material genético, de tal manera que la célula "perece" como tal, para dar lugar a una nueva forma vital.

Al lector interesado en este tema, podemos recomendarle que busque con paciencia los conocimientos, que, con un poco de suerte pueden llegar a sus manos.  

El Quinto Hombre