Revista Digital de El Quinto Hombre

TERAPIA HOLISTICA EN NIÑOS CON PROBLEMAS DE APRENDIZAJE

                                         

Por CEMEPSI (Dr. N. Arias - Lic. M. Pendino - Lic. E. Beroiz) - Argentina

                                                                                                        

Revolucionaria experiencia en los procesos de aprendizaje de los niños retrasados en la asimilación intelectual. Un método destinado a desarrollar las percepciones del educando que es un verdadero puente entre lo real y lo irreal. Trabajo científico ponderado que enriquece las técnicas didácticas de esta especialidad a través del novísimo aprendizaje holístico.

Tomando como base los trabajos del Dr. Lozanov, de Bulgaria, publicados a partir de 1975, sobre "Sugestopedia" y "Aprendizaje Holístico", que fueran ampliados y enriquecidos por D. Schuster en 1976 y J. Schwarz en 1977 y 1978, y desarrollados por S. Ostander y L. Schroeder, entre otros; consideramos que la utilización de la esencia de este método, consistente en:

-         Ritmo respiratorio adecuado.

-         Ritmo musical (música barroca, 60 compases/min.)

-         Ritmo y tono de voz.

Podía resultar un elemento valioso en el proceso de aprendizaje de niños, en etapa pre-escolar, especialmente si éstos presentaban distintos problemas madurativos o patologías que dificultaban su desarrollo psíquico. Para ello, no solamente se utilizaron éstas técnicas, sino que se fueron incorporando otras, de acuerdo con las necesidades y oportunidades que se iban presentando. Esto, tal como se detallará en el desarrollo del trabajo, le dio un auténtico carácter holístico a la tarea pedagógica y terapéutica que se realizó, pues se trató de no desperdiciar ningún "canal de entrada" que pudiera resultar útil en la formación de los pequeños.

-         Aprendizaje Holístico, consideraciones biológicas y terapéuticas.

Se trabajó con tres grupos compuestos por cinco alumnos cada uno. Los niños (pacientes) fueron reunidos en función de la edad cronológica, grado de madurez intelectual y emocional, y tipo de trastorno de conducta, tal como más adelante se detallará.

No se hizo distinción entre niños con diagnóstico de dificultades de aprendizaje debido primariamente a disfunción neurológica o a causa de un desarrollo emocional perturbado exclusivamente. Más que el diagnóstico, gravitó para la ubicación de los grupos, el funcionamiento de cada niño, especialmente por estar afectadas en ellos, una o varias de las siguientes áreas específicas:

-         Capacidad de autodominio.

-         Funciones integradoras.

-         Capacidad de razonamiento.

-         Adaptación emocional.

-         Adaptación social.

-         Desarrollo psicomotriz.

Las edades de los pequeños oscilan entre los cinco y los siete años.

En la mayoría de los casos, si bien son alumnos derivados a la Institución, por profesionales particulares (pediatras, fonoaudiólogos, neurólogos, psiquiatras), los diagnósticos no siempre son claros, ni las historias clínicas completas, pero para sintetizar señalaremos que se incluyeron niños:

-         Psicóticos en grados diversos (uno esquizofrénico).

-         Retraso madurativo simple.

-         Disfunción cerebral.

-         Retraso mental.

-         Distrofia muscular.

-         Síndrome de Down.

Características generales de los alumnos.

Son niños pobremente integrados, con desubicación temporoespacial, inmadurez en la capacidad integradora, trastornos discriminativos, atención dispersa, controles internos débiles, baja tolerancia a la frustración, cortos períodos de concentración, con frecuentes descargas emotivas y tendencia a la agresividad y variables grados de hiperactividad.

Muchos de ellos provienen de hogares inestables, que no pueden afrontar la responsabilidad de educar a un niño-problema. En forma velada o manifiesta, son rechazados, por eso poseen avidez de afecto y protección.

Experiencia realizada en el primer nivel.

Grupo integrado por los niños más pequeños (edad cronológica: 5 años - edad mental: 3 años). Se mostró muy bien dispuesto para el trabajo.

Como la sala de musicoterapia carece de muebles y adornos, ningún estímulo visual distrae a los alumnos. Sólo se colocaron almohadones, colchonetas y una mesa donde fue ubicado el grabador (elemento ya familiar para los chicos).

Con la habitación en penumbras, comenzó a escucharse la melodía programada (música barroca con 60 unidades o compases por minuto).

La primera reacción fue diferente en los niños que poseen perturbaciones neurológicas y en los que presentan rasgos psicóticos. Mientras los primeros se mostraron activos y excitados, los pacientes psicóticos cayeron inmediatamente en un estado de pasividad semejante a la hipnosis. Esta conducta se repitió en varias oportunidades seguidas y en los tres grupos de trabajo, por lo que se resolvió cambiar el comienzo de la sesión. (Lo notable fue la marcada diferenciación entre los pacientes con y sin compromiso orgánico).

Se procedió a realizar actividades previas más vivaces, para lograr una adecuada canalización de energías teniendo en cuenta que la pasividad de la música parecía tensionar a los hiperactivos, impidiéndoles concentrarse inicialmente en la tarea.

Una vez realizadas las actividades físicas de descarga y logrado el clima deseado, se ubicó a los niños en colchonetas.

Mientras fluía la melodía se fue acentuando la relajación, presionando en uno por uno, cada parte de su cuerpo y aflojando luego la tensión, en forma intercalada y rítmica (de la cabeza a los pies, tomando en cuenta los distintos segmentos corporales).

Considerando el bajo nivel del grupo, se trabajaron en varias sesiones solamente estos ítems.

Poco a poco se fue ampliando el campo de la experiencia a medida que los límites de la atención de los niños se expandían.

Experiencia realizada en el segundo nivel.

En este grupo se incluyeron niños de la misma edad que en el anterior, pero com mayor madurez intelectual. Esto permitió agregar otros estímulos que fueron aumentando de acuerdo con las respuestas observadas.

Se unificaron percepción táctil y percepción auditiva, tratando de recrear imágenes visuales, gustativas olfatorias, para estimular globalmente los sentidos y aumentar de esta forma la captación de los alumnos.

El comienzo de la sesión fue igual al del primer nivel. Como actividad de descarga se realizó la exploración del lugar de trabajo, vivenciando el espacio por medio de técnicas diversas.

Cuando estuvieron convenientemente relajados, y siempre con la música barroca como fondo, se les pidió que con los ojos cerrados, recordaran el ámbito donde estaban: textura de las paredes, color, tamaño de los almohadones, etc.

Poco a poco se fueron agregando elementos de la naturaleza a la visualización del lugar: el sol, flores, pájaros; evocando sensaciones asociadas con dichos elementos: calor, perfume, suavidad del pasto, canto de los pájaros, etc. De esta manera el salón se fue transformando en un paisaje campestre.

Esta parte de la experiencia llevó varias sesiones que iban aumentando el tiempo de duración cada vez que se repetían.

La última parte del programa fue llevada a cabo con dos grabadores. En uno se había colocado la música preparada especialmente para el aprendizaje, en la otra banda de grabación sonidos conocidos por los niños, relacionados con las imágenes que debían visualizar: agua de un arroyo, el sonido del mar, gorjeo de los pájaros, voces de animales, etc.

Los alumnos deberían reconocer y recordar los sonidos escuchados, que iban aumentando de dos por sesión.

Cuando finalizó la experiencia se observó que algunos niños (los menos deteriorados) lograron reconocer todos los sonidos y recordaron 6 ó 7 elementos, lo cual resulta muy positivo para estos pacientes que poseen atención dispersa. Los de patología más severa, reconocieron todos los sonidos, pero sólo pudieron enumerar 4 elementos.

Experiencia realizada en el tercer nivel.

En este grupo se ubicaron los niños mayores (de 6 y 7 años), en los que prevalecía la patología psiquiátrica.

Se siguieron los mismos pasos que en el segundo nivel, pero se agregaron dos experiencias posteriores al programa.

Completando 12 clases de relajación, visualización y sensopercepción evocada y/o vivenciada, los alumnos-pacientes de este nivel realizaron tareas de modelado y pintura con témpera, en las que se observaron características comunes:

-         El producto variaba si la actividad estaba acompañada o no por la música programada.

-         Con la música como fondo, el grupo trabajaba cohesionado y concentrado en el material.

-         También demostraron mayor interés por el resultado.

-         Apareció gran similitud en la forma del moldeado, en el que predominaron las formas redondeadas, suaves y pulidas.

-         Similitud en la resultante de la libre elección de colores, en la pintura. Fueron colocados potes con témpera amarilla, roja, azul, marrón, verde, anaranjada, violeta, negra y blanca. Los niños podían utilizar los colores puros o mezclarlos para obtener nuevas tonalidades: los cinco colores logrados, se ubican en la gama del verde.

-         El tiempo utilizado para concluir la actividad, excedió notablemente al que solían emplear antes de la experiencia, lo cual demuestra que el período de atención e interés aumentó.

-         Los pequeños demuestran verdadero placer y se preocupan por tener buenos resultados, mostrando se "creación" con orgullo y deseando conservar el producto.

CONCLUSIONES:

Al comienzo del programa la atención consciente no excedía los 2 minutos. Más adelante el período se fue ampliando de 5, 7, 10 y 15 minutos, que fue lo máximo logrado con resultados positivos.

La extensión del período de atención se proyectó hacia otras actividades no musicales realizadas por la maestra: audición de un cuento, participación activa en educación física y dramatizaciones, conversaciones etc.

En este tipo de experiencias grupales, el entusiasmo, el aburrimiento o el sosiego, se contagian. Las interrelaciones personales que se daban al finalizar el trabajo, aumentaron lo positivo de esta vivencia compartida.

El grupo se mantiene unido por más tiempo y funciona mejor.

Si bien no disminuyeron, en general, las conductas agresivas, parece que cada uno tiene más en cuenta al otro.

Se observan reacciones difundidas entre en grupo que no se presentaron con anterioridad.

Sin haber sido inducidos directamente, comenzaron a buscar posiciones más cómodas, se quitan los zapatos cuando escuchan la melodía. Se ubican muy juntos unos de otros y cerca de la fuente de sonido. Se acuestan (en ocasiones) adoptando  la posición fetal o abrazando a un compañero.

Todos los niños necesitan sentir confianza, protección y aceptación. Así encuentran seguridad en la estabilidad y predictibilidad de este tipo de música, de velocidad y ritmo parejo y melodía suave, en la cual "lo esperado ocurre". Esta crea una atmósfera de serenidad compartida, que al coordinarse con el contacto corporal con la terapeuta, su voz incentivando la "evocación de imágenes familiares", se convierte en una experiencia sumamente placentera y enriquecedora. Las defensas de los pacientes descienden y el aprendizaje penetra por debajo de los niveles de la conciencia (estados modificados de la conciencia) de los canales sensitivos-sensoriales.

Generalmente sólo se trata de desarrollar la percepción visual estimulando constantemente a "mirar", "observar", "comparar". Muy pocas veces se incentiva a "escuchar", "oler", "gustar", "recordar"...

A través de este tipo de tarea totalizadora, se estimulan las emociones de los pacientes, su imaginación y conexión con la realidad.

Los niños realizan asociaciones con vivencias concretas, que permiten vislumbrar estados de ánimo evocados, imaginarios o reales. Las comparaciones más generalizadas, se realizaron mediante la percepción de colores, sonidos u olores, relacionados con estados de tranquilidad. Algunos se retrotrajeron a su época de bebes (un niño llegó a emitir sonidos semejantes al llanto de un infante y pidió "mamadera" durante toda la sesión).

Este "puente" entre lo real y lo irreal, lo conciente y lo inconciente, sirvió para reconectar al niño esquizofrénico, que había atravesado un período severo en el transcurso de su enfermedad.

(Se continúa trabajando sobre "experiencias en psicosis infantiles" y "acción de los estados modificados de conciencia sobre niños con mal epiléptico").

Como resulta muy difícil, en este tipo de pacientes controlar los ritmos respiratorios, se trató de compensar este inconveniente, induciendo la relajación mediante la música y distintas formas de contacto, luego de la actividad física, ya mencionada. En algunos casos sirvió de ayuda indicarle a los niños que inflaran globos, para modificar su frecuencia respiratoria.

Al trabajar con dos bandas de sonido diferentes (música y efectos sonoros) se estimuló la discriminación auditiva (sobre un fondo sin variaciones se destacan diversas voces). La dificultad en la diferenciación entre figura y fondo es uno de los inconvenientes más comunes en los niños con problemas de aprendizaje.

Los niños con trastornos neurológicos, necesitaron mayor contacto corporal con la terapeuta, especialmente los que padecen disfunción psicomotriz y que poseen un esquema corporal pobremente integrado.

El Quinto Hombre