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Revista Digital de El Quinto Hombre
LA CUADRATURA DEL CIRCULO
Por Pedro Etcheverry - Argentina
Existe, de verdad, la cuadratura
del círculo; lo redondo puede ser cuadrado. Un árbol tiene raíces, tronco
y ramas, pero no es verdaderamente un árbol hasta que su savia (su espíritu)
no comienza a trabajar en él para que produzca hojas, flores y frutos;
así sucede en el ser humano, que posee un estómago, pulmones, cerebro,
pero esto no basta para ser verdaderamente un ser humano; como las raíces,
el tronco y las ramas, estos órganos representan la forma material y un
soporte a través del cual el espíritu (la savia) debe trabajar para hacer
las hojas, las flores y los frutos.
El secreto está en poner el
espíritu en todo lo que hacemos. El descenso del espíritu es comparable
a la llegada de la primavera, que extrae del árbol todas las riquezas
ocultas que contiene. Los hombres que no saben dejar que el espíritu trabaje
en ellos se convierten en árboles secos; se les corta y se les hecha al
fuego.... a no ser que nos sirvamos de ellos como material de construcción.
Los demás árboles, por el contrario, son cuidadosamente conservados y
protegidos; se los alimenta, se les riega, se les defiende contra los
parásitos. Algunos pretenden que se les proteja, que se les ayude sin
haber dado ni flor ni fruto, y eso no es posible: nadie se ocupa de los
árboles estériles.
Después llega la estación
en la que las hojas, las flores y los frutos caen; quedan las raíces,
el tronco y las ramas lo que nos muestra que es estable. En la primavera
siguiente, en efecto, las hojas, las flores y los frutos aparecen de nuevo;
"volvieron". Los que no han comprendido estas grandes leyes sacan conclusiones
erróneas diciendo que el lado material es el que subsiste y es lo más
importante. El soporte material, el estómago, los pulmones, la cabeza,
permanecen, mientras que las otras funciones son periódicas, como las
flores, las hojas y los frutos.
Esto no es una filosofía materialista
porque en la vida espiritual las hojas, las flores y los frutos son las
inspiraciones que no se manifiestan más que de vez en cuando y puesto
que se ha producido una vez puede volver a producirse. Somos nosotros
los que no sabemos favorecer y hacer retornar la inspiración. El espíritu
es el más tenaz, el más fiel, pero está en movimiento. La materia está
inmóvil, fija; esta inmovilidad es simbolizada por el cuadrado, mientras
que el movimiento periódico, cíclico del espíritu es simbolizado por el
círculo. La cuestión es saber cómo unir el círculo y el cuadrado.
En todo tiempo los geómetras
han intentado resolver el problema de la cuadratura del círculo, es decir,
construir un cuadrado que tenga la misma superficie que un círculo dado.
Los Iniciados hace mucho tiempo
que han descubierto la solución porque han sabido observar la Naturaleza,
y particularmente a los árboles, cuya madera se cubre periódicamente de
hojas, de flores y de frutos. El espíritu viene periódicamente a hacer
ciento trabajo y es el círculo símbolo del Universo ilimitado e infinito.
Es en este círculo donde el cuadrado, la materia, puede florecer y fructificar
en cada vuelta del espíritu. Cuando el árbol vivificado por el espíritu,
lleva los frutos del espíritu, ha resuelto la cuadratura del círculo;
siempre llega un momento en que el cuadrado y el círculo coinciden.
Mucha gente es un cuadrado
inmenso con un círculo muy pequeñito dentro. Aquel cuyo círculo está dentro
del cuadrado camina taconeando fuertemente y lastimando la Tierra. Mientras
que el que tiene el círculo en el exterior no camina, vuela. La Tierra
le conoce, le gusta sentirlo pasar. Porque es sensible y consciente.
Cuando no estamos inspirados
somos como el árbol en invierno, pero hay que saber que las inspiraciones
llegan periódicamente como la floración del árbol, cuando hay condiciones
para ello, es decir la primavera. Depende de nosotros el crear en nuestra
alma las condiciones de la "primavera". Hay que buscar el amor, el que
crea la primavera en el hombre, pero no cualquier clase de amor sino el
amor espiritual.
Cuando el árbol vuelve a florecer
después del invierno, se pone vestidos nuevos, adornos nuevos, todos están
felices y van a contemplarlo. LO mismo ocurre con el hombre. El tiene
el mismo estómago, la misma cabeza que antes, pero de pronto se lo encuentra
adorable porque se ha cubierto de hojas, de flores y de frutos. "No se
ama a los árboles fríos y desnudos".
Si uno siente que no nos aman,
hay que decir: "Estoy en un período en el que mis flores, mis hojas y
mis frutos han caído. ¿Me debo suicidar por esto? No. Trabajaré para que
vuelva la primavera". Desanimarse es no comprender que la vida es un movimiento
perpetuo, un cambio permanente. Si actualmente estamos pasando el invierno,
hay que tener confianza, el espíritu volverá, las hojas reaparecerán.
Si no tenemos paciencia de esperar el retorno de las estaciones, si no
sabemos que el cuadrado se encuentra en el interior del círculo y no en
el exterior, es que no hemos comprendido nada de la verdadera filosofía.
Hay que meditar siempre en
la en la historia del árbol. La inspiración viene periódicamente, prepararle
las condiciones idóneas mediante el trabajo de nuestro intelecto, de nuestro
corazón y de nuestra voluntad, que siguen itinerarios diferentes, y muchas
veces, no llegan juntos al mismo final.
El lado físico es tenaz y
el lado espiritual es resistente y siempre subsiste. Si destruyeras tu
casa (el cuadrado), el espíritu (el círculo) permanece indestructible;
es el océano cósmico que nos rodea, en el que vivimos y respiramos.
BIBLIOGRAFIA:
El lenguaje de las figuras geométricas - Omraam Mikhael Aivanhov
- Ediciones Prosveta.
El Quinto Hombre
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