Revista Digital de El Quinto Hombre
EL FENOMENO DEL GIGANTISMO
Por Carlos Fernández Argentina
Uno de los temas más apasionantes y quizás el que mayor
investigación requiere por parte de los científicos de nuestros días,
es el que trata sobre las leyendas y mitos antiguos.
El investigador actual encuentra que en las historias y sagas más remotas
se habla de extraños seres que poblaron el planeta en épocas sin nombre
y, siendo poseedores de grandes conocimientos, instruían a los pueblos
primitivos enseñándoles el uso de la Naturaleza en su propio provecho
mediante el empleo de su ciencia y sabiduría.
Estos extraños personajes son los tan mentados GIGANTES que aparecen en
casi todos los libros sagrados de la antigüedad, desde el Lebhar Gabhale
(Libro de las invasiones) irlandés y el Ramayana hindú, hasta la Biblia
(Génesis, VI, 4 - Deutoronomio, III, II - Números, XIII, 33).
En éste artículo nos ocuparemos en especial de explicar los fenómenos
que provoca el gigantismo por medio de algunas hipótesis formuladas por
serios científicos y estudiosos del tema, que nos demuestran la veracidad
de este curioso fenómeno.
Actualmente sabemos que es la gravedad del planeta la que
determina el tamaño de los seres que lo habitan.
Por ejemplo: si instaláramos
una colonia integrada por cualquier tipo de forma de vida de origen terrestre
en un planeta de escasa fuerza gravitatoria, observaremos que con el paso
de las generaciones se irá produciendo la adaptación de la especie al
medio ambiente, por lo que variará su tamaño original, pues una vez liberados
en parte de su peso durante la etapa de su desarrollo, acrecentarán su
altura de acuerdo al peso que puedan soportar.
Lógicamente, esta mutación
de la especie no se produce en forma inmediata, sino que serán necesarias
varias generaciones para que el organismo se adapte definitivamente a
este cambio gravitacional.
En el caso inverso, cuando
la gravedad del planeta fuese mayor que la terrestre, el resultado que
obtendremos luego de varios ciclos vitales será que un paulatino enanismo
caracterizará la contextura orgánica de nuestros seres.
Estos cambios en la morfología
particular de las diversas formas de vida (incluyendo a la humana) al
modificársele la gravedad de su hábitat de origen, son la consecuencia
del aligeramiento o aumento de su peso normal. Lo demás se debe a la ya
mencionada adaptación natural al medio que sufren las especies.
Podemos entonces suponer que
la presencia de gigantes en el remoto pasado de la Tierra pudo deberse
a la acción producida por un cambio gravitacional en el planeta o a la
intervención de inteligencias exóticas llegadas de otros mundos.
Diversos científicos (entre
los que se destaca el famoso astrónomo Horbiger) opinan que el gigantismo
está directamente relacionado con la caída de cuerpos celestes atrapados
por nuestro planeta. Nuestra actual Luna sería la cuarta y, de acuerdo
con esta teoría, irá acercándose cada vez más, en espiral, hasta caer
sobre la superficie como las lunas anteriores, no sin antes estallar en
miles de trozos más pequeños y formar un anillo alrededor de nuestra órbita
planetaria, los que se irán precipitando y ocasionando al mismo tiempo
tremendos cataclismos sobre la corteza terrestre.
Durante el período de acercamiento,
la influencia de la gravedad lunar provocará que diversas regiones del
globo sucumban anegadas bajo las aguas, lo cual marcará el comienzo de
una era marítima en la que se iniciará la mutación adaptativa, que llevará
consigo el natural ensanchamiento de la caja craneana del ser humano.
Según algunos científicos,
esto último provocaría el libre desarrollo de la inteligencia normal,
debido a la mayor amplitud de la caja cefálica, como también a la influencia
de los rayos cósmicos provenientes del espacio exterior.
Asimismo en el reino animal
podemos encontrar rastros de estas mutaciones. Durante el curso de las
edades geológicas han aparecido gigantescos reptiles, aves y mamíferos
que luego desaparecieron sorpresivamente durante el período de catástrofes
naturales.
Podemos atribuir a la caída
de las lunas la extinción de dichas especies y su posterior fosilización,
ya que los restos enterrados (bajo condiciones normales) sólo se pudren.
La fosilización posterior pudo ser consecuencia del intenso bombardeo
de rocas lunares (del ya mencionado anillo orbital) que sufrió la superficie.
Este ciclo continuo de la
Naturaleza acaba con la caída de la Luna captada por nuestro planeta,
con los consiguientes cataclismos y el brusco aumento de la atracción
gravitacional terrestre.
Las aguas descienden y lo
que antaño eran islas, forman ahora enormes cadenas montañosas. En este
tiempo sin Luna, la Humanidad vuelve a iniciar su constante cambio morfológico
hasta que el planeta vuelva a captar otro satélite y todo comience otra
vez.
El gigantismo, como fenómeno
biológico en sí, es producto de una alteración hormonal de la pituitaria.
De acuerdo con la ciencia
oficial, es la mayor o menor cantidad de somatotrofina (hormona del crecimiento)
segregada por esta importante glándula ubicada en la base del cerebro,
la causa del respectivo aumento o disminución del tamaño en el ser humano.
Por esta razón, hay científicos
que opinan que en la noche de los tiempos y por efecto de las radiaciones,
rayos cósmicos u otras fuerzas desconocidas, se haya alterado el normal
funcionamiento de dicha glándula.
Sobre la otra hipótesis, la
que nos señala la presencia de entidades extraterrestres como forjadores
de la historia secreta del mundo antiguo, hemos de señalar que en reiteradas
ocasiones se los ha podido observar, en la actualidad junto a los cada
vez más frecuentes avistamientos ovni.
Hasta aquí lo expuesto; quizás
las futuras investigaciones contribuyan a arrojar algo de luz sobre estos
enigmas, que nos señalan un compromiso ineludible ante nuestro afán de
bucear en este campo desconocido, en pos de la verdad, para investigar
seria y documentalmente los fenómenos aún no explicados por el Hombre.
Un ejemplo de gigantismo entre
la gran variedad de humanoides observados están o no asociados a la presencia
de un vehículo no convencional, lo constituyen los seres agrupados dentro
de las tipologías cuya altura oscila entre 1 m 70 a 2 m 20, dentro de
la clase de seres medianos según la clasificación Zerpa.
Cabe destacar que en los vuelos
de cosmonautas rusos en la órbita terrestre, experimentaron un aumento
apreciable de sus estaturas, debido a la total falta de gravedad que debieron
soportar durante su prolongada estada en el espacio exterior.
El Quinto Hombre
|