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Revista Digital de El Quinto Hombre
EL ECTOPLASMA, CLAVE DE MISTERIOS
Grupo CAEFA - Argentina
La aparición de
personas fallecidas en el mundo de los vivos, la creación de imágenes
de seres y cosas en el espacio de una habitación a media luz, la transfiguración
de una persona en otra, son cosas que los médiums suelen mencionar como
habituales en sus momentos de trance. La credulidad popular asigna veracidad
a esas afirmaciones, al mismo tiempo que la incredulidad de los más cultos
descarta la posibilidad misma de casos semejantes.
No obstante la ciencia tomó
esas versiones y las sometió a análisis experimentales que probaron la
realidad de tales fenómenos, aun cuando las explicaciones preternaturales
(por encima de la naturaleza) no puedan ser consideradas en una evaluación
crítica. En este sentido, la parapsicología (más allá de la psicología)
una ciencia que va de sorpresa en sorpresa, ha desdoblado la consideración
de estos casos en dos aspectos de modo tal que una cosa es el fenómeno
en sí y otra, muy distinta, su explicación.
Hoy la ciencia parapsicológica
designa con el nombre de "prosopeya" a las explicaciones no científicas de los fenómenos paranormales.
La existencia de tales manifestaciones se comprueba críticamente, pero
no puede decirse que existan explicaciones válidas sobre sus mecanismos.
A tal punto ha llegado la perplejidad de los modernos investigadores,
que algunos teólogos católicos han llegado a replantear la definición
misma de la noción del milagro, considerando que su esencia no está en
la característica de excepción de un hecho dado (curación de enfermos,
por ejemplo) sino en el marco religioso en que ocurre la manifestación.
De todos los fenómenos paranormales (más allá de la normalidad) conocidos,
uno de los que más sorprende es la formación de "ectoplasma",
cuya originalidad corre pareja con lo espaciado de sus apariciones. La
palabra ectoplasma fue tomada del griego (estos = afuera; plasma = cosa)
para designar una aparente, materia que sale,
en determinadas condiciones, del médium en trance y toma formas o ejerce
fuerzas y movimientos. Esto en principio, es inexplicable, y la misma
parapsicología desconoce la naturaleza del ectoplasma, considerándolo
como un fenómeno de concentración de "telergía";
siendo la telergía una fuerza psicofísica emanada de ciertos sujetos dotados,
que produce movimientos de cosas sin ser tocadas por ellos.
La medium en estado de trance, expulsa por alguno de los orificios
de su cuerpo el ectoplasma, que va adquiriendo paulatinamente consistencia.
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Cada vez que los
investigadores intentaron someter al análisis químico esta sustancia,
fracasaron. Sólo el profesor Schrenck-Notzing, cuando estudiaba a
la médium Stanislawa Tomczic, logró una muestra de un milímetro de ectoplasma
que, llevada al microscopio reveló estar compuesta por clorato de sodio,
fosfato de calcio, glóbulos de tejido adiposo y gran cantidad de leucocitos
y células epiteliales, teniendo en conjunto una apariencia de clara de
huevo. El ectoplasma ha sido registrado por dinamómetros (medidores de
fuerza) y fotografiado en las más severas condiciones de prevención contra
la posibilidad de fraude. En ocasiones, excepcionalmente, el borde de
una formación ectoplasmática ha tocado al propio médium que lo emana,
y en esos casos los dotados sienten un fuerte dolor. Desde ese punto de
vista, el ectoplasma aparece como una prolongación biológica del sujeto
sometido a experiencia, aunque, como se dice más arriba, no puede hacerse
una afirmación definitiva ya que, al margen de la comprobación del fenómeno,
todos son interrogantes en esta materia. Finalmente, cabe señalar que
el ectoplasma se presenta como una masa pastosa o vaporosa, capaz de moldearse
progresivamente hasta adoptar las más singulares apariencias, siendo lo
más frecuente el aspecto de un miembro, lo que ha hecho que muchas veces
se hable de "el tercer brazo"
o "la tercera pierna" de algunos
médiums conocidos.
Para los investigadores parapsicológicos,
el caso más reconocido de emanación ectoplasmática es el de Eva
Carriere, una médium que pudo ser exhaustivamente investigada por
diversos hombres de ciencia a lo largo de dos años en que ella fue capaz
de producir dicha sustancia. Durante esos dos años, Eva Carriere produjo
con regularidad emanaciones de ese tipo, que tomaban formas rudimentarias,
en alguna medida parecida a una mano. Hasta doscientas personas fueron
invitadas a presenciar las actuaciones de la célebre médium, eligiendo
especialmente a aquellas más escépticas, de modo tal que sus testimonios
no estuvieran influidos por una predisposición a favor de la credulidad.
Otro caso muy válido es el que fuera registrado fotográficamente y publicado
por la investigadora Juliette Alejandra Bisson, que muestra a la médium
con una emanación ectoplasmática en forma de brazo.
También el niño Willy
Schneider fue investigado por su producción de ectoplasma. Las experiencias
se hicieron en la ciudad de Munich con la participación de 94 investigadores,
entre ellos 24 profesores universitarios, 18 médicos, 19 científicos y
1 perito en cuestiones mágicas, para garantizar la inexistencia de trucos.
La sala se disponía iluminada con luces rojas y a Willy lo vigilaban do
personas, una a cada lado. Para mayor seguridad, se pintaban puntos fosforescentes
en sus codos, de manera que se viera en la penumbra cualquier movimiento
más allá de los temblores que acompañaban su estado de trance. Los 94
investigadores convinieron en que, por las seguridades tomadas, quedaba
excluida cualquier hipótesis de fraude. El fenómeno se produjo, y los
94 testigos firmaron el informe que detallaba la comprobación de tan extraordinario
poder. Otras veces el niño era encerrado en una caja de gasa, con una
única salida, por donde aseguraban sus manos. Entonces, de su boca salía
como un hilo de ectoplasma que atravesaba la pequeña abertura y se hacía
sentir sobre la piel de los investigadores. En ocasiones, la emanación
no resultaba visible para los participantes, pero el niño gritaba igual
que cuando se producía, y su público sentía, de todos modos, el contacto
con el ectoplasma. Visible o no, la emanación era capaz de producir ciertos
pequeños movimientos en objetos próximos. El caso de Willy Schneider,
en que el ectoplasma resulta alternativamente visible o no, tiene su equivalencia
en otros dotados investigadores por los parapsicólogos quienes señalan
la existencia de distintas densidades en tal sustancia (a veces variando
de una sesión a otra en un mismo individuo) y de colores cambiantes que
llegan incluso a tener una cierta luminosidad. Esta especie de fosforescencia
es señalada por el propio Dr. Thomas Mann, que tuvo oportunidad de asistir
a algunas de las sesiones experimentales llevadas a cabo en base al poder
del pequeño Willy Schneider. También investigado está este caso que se
llegó a construir un tubo de madera que en su interior tenía una aguja
sensible, para constatar las cargas de energía del ectoplasma mientras
éste estuviera atravesando dicho tubo. Muchos otros casos fueron denunciados
a lo largo de profundas investigaciones y, en todos ellos, los hombres
de ciencia antepusieron los interrogantes a la credulidad; pero la evidencia,
aun inexplicable, les impuso el reconocimiento una realidad que escapa al mundo normal de las leyes físicas y biológicas.
La fantasmogénesis (formación
de fantasmas con distintas apariencias); la materialización (aparición
de imágenes ectoplasmáticas de personas vivas o muertas); la transformación
(cuando el médium cambia su apariencia por la del ser convocado) y otros
fenómenos semejantes son material de estudio para quienes buscan la verdad
científica. A veces, esa intención choca contra la actuación de los propios
dotados, quienes suelen atribuirse más facultades de las que poseen. Hoy
la ciencia parapsicológica considera que los fenómenos paranormales se dan sólo esporádica
e incontrolablemente y que, no pocas veces, el hecho mismo del que
el dotado ponga especial empeño en lograrlos resulta más un impedimento
que una ayuda. Se da el caso de dotados que perdieron su facultad cuando
se cambió a su investigador habitual por otro. También ha ocurrido muchas
veces que los dotados, ansiosos de mostrar lo ilimitado de sus poderes,
han efectuado trucos, lo que sorprendió en ocasiones a hombres de ciencia
desprevenidos. Pero, en ese aspecto, la parapsicología está lo suficientemente
precavida y toma a su servicio, en forma habitual a prestidigitadores
e ilusionistas que conocen todas las artimañas de los trucadores. No obstante,
los fenómenos se repiten y el asombro se convierte en una motivación más
para la exhaustiva indagación acerca de su naturaleza, sus condicionantes
y sus verdaderos alcances.
La formación de ectoplasma es, en ese sentido, uno de los más inasibles
interrogantes; llegando a la contradicción, por ejemplo, de ser inconsistente
(lo que indicaría que no se trata de materia) y, a la vez responder al
tacto (lo que indicaría exactamente lo contrario). Frente al ectoplasma
- comentó un científico que estudió diversos casos - no sabe más un investigador
que un niño. Se trata de un misterio que tienta al más escéptico a definirlo
como milagro. La ciencia, en esta materia, aún no ha nacido. Una larga
gestación, tal vez, tendrá que devenir aún hasta el momento en que se
haga la primera luz. Para la ciencia de hoy, el hombre es el objeto
más desconocido, y para la civilización de mañana, la inquietud con
más angustiante necesidad de solución.
El Quinto Hombre
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