Revista Digital de El Quinto Hombre
BREVE HISTORIA DEL NUMERO 13
Por Pablo Solowiej - Argentina
La sola mención
del número trece, sinónimo
de "mala suerte", hace que despierte nuestro interés en cuanto lo escuchamos;
la lámina del "Tarot" que lleva
ese número simbólicamente se representa con la figura de la muerte, y
en la historia de los números que en el tiempo se pierde es especialmente
significativa la del número trece, que actualmente parecería ir por el
mundo con la funesta carga de la "desgracia", teniéndosele muy en cuenta
en el juego, en su ubicación dentro del mes calendario, en el boleto de
colectivo y muy especialmente en la cantidad de comensales reunidos en
la mesa, lo que muy bien se cuidan no sumen dicha cifra. Podríamos citar
ejemplos por demás interesantes, entre ellos que en Buenos Aires no circuló
ningún tranvía con el número trece hasta el año 1913, año en el que los
responsables de dicho transporte decidieron ponerlo en marcha.
Sin duda que el sentido de
"acontecimiento desagradable" se arraigó en el pueblo cristiano por la
época de la "Ultima Cena", donde Jesús y sus doce discípulos sumaban trece
personas en la mesa. Los antiguos hebreos nos dan muestras suficientes
de un concepto totalmente distinto y casi podríamos decir contrario si
recordamos que:
Eliezer el Rabí, ante una
tremenda sequía, pide se hagan trece ayunos, al fin de los cuales llueve.
Trece son los principios de
Maimónides, judío español de la Edad Media que profesó un sistema filosófico.
Trece letras componen en hebreo
el nombre de Jacob.
Trece veces la palabra "Pacto"
está escrita en el capítulo de la circuncisión.
Trece meses componen el año
bisiesto hebreo.
Trece cuernos eran usados
en los templos hebreos para llamar a su comunidad, trece eran las mesas
que había dentro y trece las reverencias devocionales.
Trece años debía tener cumplidos
el chico hebreo para la mayoría de edad religiosa "Bar Mitsva" (Hijo del
deber); era el día más importante de su vida juvenil, ya que a partir
de ese momento se convertía en un miembro responsable del judaísmo y podía
casarse; actualmente existen familias judías cuyos varones contrajeron
enlace a los trece años.
También, los antiguos habitantes
de la península de Yucatán consideraban el número trece como sagrado.
Sacerdotes mexicanos antiguos
contaban las semanas como de trece días y trece años formaban una "indicción"
(semana de años). En el terreno esotérico recogemos que:
Photius dice que los herméticos
de la escuela de Pitágoras, definen el número trece como "la falta de
mezcla, por la simplicidad de lo inefable".
Janeiro lo relaciona con la
letra "L" y el Planeta Urano, y al referirse al "Arcano Mayor número trece
del Tarot, lo define como "la inmortalidad en el acto de renovar la vida",
símbolo del misterio del "agua primordial" cifrado en la letra MEN (del
alfabeto hebreo, que corresponde por orden al número trece, tiene su equivalencia
en nuestro abecedario a la letra "M" y su valor interpretativo sería "madre").
Papus habla de la letra hebraica
LA MEN, refiriéndose al Tarot número trece y dice que jeroglíficamente
designa a la mujer compañera del hombre, y da la idea de la fecundidad
y la creación; dice que constituye lo material y lo femenino, como también
expresa la destrucción y siguiendo la regeneración. En el orden moral
la alegoría del Arcano número trece se presenta como la muerte de una
forma de vida y que permite comenzar una de distinta naturaleza espiritual.
Si tomamos como cierto el
origen egipcio del Tarot, observamos que investigadores de diversas escuelas
pretenden adaptar las láminas del "Libro de Thot" a sus respectivos puntos
de vista, pero que en su mayoría interpretan el Tarot número trece como
una lámina que anuncia cambios hacia algo definitivo, pocos los casos
como símbolo nefasto.
Analizando el "Tarot de Marsella",
la carta número trece es la única de los veintidós "Arcanos Mayores" que
no lleva su nombre impreso, y simbólicamente se presenta con la figura
de un esqueleto humano, revestido de piel rosada, manejando una guadaña
de mango largo, sobre un conjunto de plantas, manos y cabezas esparcidas
por el suelo; es llamada generalmente "la muerte" e indudablemente se
trata de una figura que resulta a simple vista familiar.
Remontándonos a la historia
de las cosas, podemos ver que hasta el período helenístico, no aparece
en ninguna obra de arte figuras esqueléticas, tampoco en el arte cristiano
de los primeros siglos hay representaciones de este tipo. Sólo en fecha
no determinada de la Edad Media surgen estas figuras en las primeras impresiones
en el orden artístico de las catacumbas.
Aparece el esqueleto representando
la muerte, en los frescos titulados "Danzas de la muerte", en cementerios
e iglesias de toda Europa por los años 1423 en adelante aproximadamente.
Lo que no se puede determinar
es que si tal representación simbólica, tanto en los frescos como en el
Tarot, tienen un origen común, o si este último desciende del anterior,
aunque recién en los tramos finales de la Edad Media el esqueleto comienza
a llevar una guadaña. En las danzas macabras la muerte era surtida de
diversos elementos que podían ser una gaita, como una tijera, y generalmente
se la representaba con el instrumento que correspondía al oficio o profesión
de la persona que la muerte se quería llevar; posiblemente la aparición
de la guadaña manejada por la muerte tenga relación en fechas con algún
cambio producido en las formas de realizar los trabajos de agricultura.
Oswald Wirth interpreta el
sentido mántico del arcano número trece como: "El principio transformador
que renueva todas las cosas. Lo ineluctable. Necesidad. La marcha fatal
de la evolución. El movimiento Eterno que se opone a cualquier detención,
a cualquier fijación definitiva, a aquello que estaría realmente muerto.
El espíritu de progreso (el Espíritu Santo de los Gnósticos). El paráclito
consolador que libera el espíritu del yugo de la materia. Liberación.
Espiritualización. Desmaterialización. Shiva. Desilusión. Penetración
intelectual. Percepción de la realidad desprovista de todo adorno sensible.
Lucidez absoluta en el juicio. Iniciación íntegra. Muerte incipiente.
Desprendimiento. Ascetismo. Inflexibilidad. Incorruptibilidad. Poder de
transmutación capaz de regenerar un medio corrompido. Dominio. Fin necesario.
Fatalidad. Fracaso del que la víctima no es responsable. Transformación
radical. Renovación. Herencia. Influencia de los muertos. Atavismo. Necromancia.
Espiritualismo. Melancolía, lutos, tristeza, vejez, decrepitud, descomposición,
corrupción, disolución".
Esta interpretación del: "Arcano
Mayor" número trece, según Wirth, legado de la Edad Media, se refiere
a dicho "Arcano" en forma individual, ya que su significado en conjunto
con otras láminas puede variar fundamentalmente.
La historia del número trece,
la muerte, la fatalidad, etc., es una historia más, llevada por el sendero
de la superstición.
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