Revista Digital de El Quinto Hombre
LAS PIEDRAS PRECIOSAS - Su misteriosa fascinación
Por Paul Valere - Argentina
AXINITA
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Incluso entre los pueblos
más antiguos las piedras preciosas han ejercido siempre una irresistible
fascinación. Unicas por su rareza, su perfección, su resplandor, algunas
se encuentran bajo la protección de los museos; otras iluminan diademas,
collares y brazaletes, y las hay también que son adoradas en los templos,
como símbolos del poder de los dioses.
Pero las piedras preciosas
no sólo sirven para demostrar las riquezas de quienes los poseen. Además
se les atribuye poderes terapéuticos y actúan como talismanes contra la
mala suerte.
En la Biblia se encuentran
los primeros relatos del papel mágico de las gemas. Varios siglos antes
de Cristo, la suntuosidad de aquellas que habían sido bordadas a la casulla
de Aarón, primer gran sacerdote de Jerusalén, inspiraron gran número de
leyendas. Las doce joyas que la componían fueron, en efecto, relacionadas
con la suerte de las doce tribus de Israel. Si una de ellas cambiaba de
color, palidecía o se volvía lechosa, significaba que la tribu correspondiente
se encontraba bajo los efectos de la cólera divina. Si, por el contrario,
la gema brillaba con mayor resplandor, el favor de Dios estaba de su lado.
Se asegura que Cleopatra hacía
disolver perlas en vinagre y bebía esta mezcla para paliar los efectos
de la fatiga y la vejez. De hecho, las perlas no se disuelven en el vinagre,
pero si es posible triturarlas y luego servirlas con cualquier líquido.
Cierta o no, la leyenda ha llegado, tenaz, a nosotros, a través del transcurso
de los siglos.
Aparte del curioso caso de
Cleopatra, las perlas siempre tuvieron gran importancia en la Antigüedad.
En esa época se consideraba que provenían de la condensación de los rayos
de la Luna y ésta era a su vez reconocida como el astro gobernante de
la belleza femenina. En Japón, todavía hoy, se encuentra en la farmacopea
una receta de "perlas molidas en alcohol", capaz de transformar a un anciano
en un joven adolescente, grácil y vigoroso.
INDIGOLITA
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Ventajas.
También para los antiguos, las piedras rojas, tales
como el rubí, la cornalina y el granate, podían ser indiferentemente utilizadas
para combatir las fiebres y las hemorragias. La amatista era, por su parte,
empleada contra las intoxicaciones y tenía la reputación de impedir la
embriaguez y de lograr que los alcohólicos dejaran el vicio.
En el siglo XVIII, a la turquesa
se le suponían los mismos efectos moderadores. Se decía además que acababa
con las indigestiones y que evitaba el aumento de peso.
El zafiro luchaba contra los
envenenamientos de la sangre, impedía la formación de forúnculos y solucionaba
los males de amor.
La malaquita no es actualmente
considerada como joya. Sin embargo, en el Extremo Oriente se le reconocía
el mérito de luchar contra la pereza, de espantar el mal de ojo y de ser
también un poderoso sedante.
En el siglo XVI, un médico
español recomendaba a la esmeralda en los casos de disentería aguda. Pero
este tratamiento planteaba serios problemas a las personas sin grandes
recursos - como el caso del elixir de perlas molidas -, porque el enfermo
tenía que mantener una gema sobre el vientre y otra en la boca. Desde
el Renacimiento se empezó a proponer a la esmeralda para los casos de
dispepsia o las digestiones difíciles.
Los indios reconocían al jade
- y muchos lo hacen todavía - un poder curativo contra los males de los
riñones, de donde proviene su nombre "piedra de ijadas" o piedras de los
riñones". El jade era también muy apreciado en la China antigua, donde
era estimado como la piedra mágica por excelencia, adornando los templos
bajo la forma de estatuas y objetos rituales. Las más famosas de estas
representaciones simbólicas eran los seis jades rituales dedicados a la
Tierra (Ts'owng) al Cielo (Pi) y a los cuatro Puntos Cardinales.
Otras joyas son igualmente
reputadas por sus múltiples ventajas. El topacio, por ejemplo, aleja las
muertes súbitas, y el ónix, una variedad ágata, comparte con las piedras
rojas el privilegio de combatir las fiebres perniciosas. Finalmente, el
jaspe protege de las serpientes venenosas y cura la fiebre de los pantanos.
HEMATITE
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Diamantes.
No se sorprendan si nos extendemos
aquí largamente sobre el diamante, la reina de las piedras preciosas.
Símbolo de la pureza, el diamante siempre ha tenido un sitial de honor
entre las joyas de los reyes, no sólo por su considerable valor, sino
porque se le atribuye el papel de "guardián de la corona". Dicho en otras
palabras, supuestamente garantiza a los soberanos la solidez de su trono.
Pero el diamante tiene además
otras cualidades menos exclusivas. Llama a la prudencia, la lealtad y
el perdón. También puede curar de las mordeduras de serpientes, escorpiones
y otros animales venenosos.
Así, en todos los tiempos
y en todas partes del mundo, se ha reconocido a las piedras preciosas
el poder de actuar sobre los hombres. Durante la Edad media, en Occidente,
aumentó extraordinariamente la creencia en las piedras preciosas, asociándolas
con influencias planetarias, médicas y de alquimia. Unidas a los signos
zodiacales, las gemas actúan sobre los seres humanos. He aquí las doce
piedras que corresponden a los doce signos del zodíaco.
Aries - Opalo
Tauro - Zafiro
Géminis - Agata
Cáncer - Esmeralda
Leo - Onix
Virgo - Cornalina
Libra - Turquesa
Escorpio - Aguamarina
Sagitario - Topacio
Capricornio - Rubí
Acuario - Granate
Piscis - Amatista
Por otra parte, existe también
una correspondencia entre las piedras preciosas y los meses de año. Según
una vieja creencia china, el hecho de llevar cada mes una gema distinta
permite alcanzar las virtudes de correspondientes a cada una de ellas.
Veamos cuales son:
Enero Granate: símbolo de la fidelidad, amistad y constancia.
Febrero Amatista: sinceridad.
Marzo Aguamarina: mito del agua: viajes felices.
Abril Diamante: pureza y fidelidad.
Mayo Esmeralda: felicidad, virtud.
Junio Opalo: esperanza, felicidad, desahogo material.
Julio Rubí: amor.
Agosto Cornalina: melancolía.
Septiembre Zafiro: sabiduría.
Octubre Agata: Pureza.
Noviembre Topacio: amistad.
Diciembre Turquesa: inocencia, símbolo de la riqueza material.
TURMALINA
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