Revista Digital de El Quinto Hombre
Eta Carinae: ¿La próxima
supernova?
Pablo Alberto Ingrassia
En el cielo de nuestro hemisferio, muy cerquita de
la Cruz del Sur, se encuentra la constelación de Carina, que junto con
las constelaciones Vela y Puppis, conforman la antigua gran constelación
llamada Argos (la nave de los argonautas).
Dentro de Carina hay una estrella
llamada Eta, es decir, la séptima estrella en cuanto a brillo al momento
de confeccionarse el catálogo estelar (recuérdese que en cada constelación,
las estrellas que la conforman se bautizan a partir del nivel de brillo;
es así que alfa es la más brillante, beta la siguiente, etc.).
Eta Carinae es una estrella
supergigante azul, de magnitud variable. Muchos astrónomos la consideran
el objeto más brillante y masivo de toda la Vía Láctea. Es también uno
de los más raros y extraños cuerpos celestes (su brillo fluctúa de manera
irregular y completamente impredecible).
Hoy en día, Eta Carinae mantiene
en vilo a más de un científico ya que su luminosidad se ha incrementado
levemente, sumergida en una de las nebulosas más distintivas y hermosas
del cielo, llamada NGC 3372.
Esta estrella es 120 veces
más masiva que nuestro Sol, y casi 2 millones de veces más luminosa, lo
que significa que si se la ubicara a una distancia 50 veces mayor que
la que separa a Plutón de nosotros, la veríamos tal como vemos actualmente
al Sol en el cielo.
Se la clasifica dentro del
grupo de las LBV (Variable Luminosa Azul), objeto cuya temperatura superficial
y masa se aproximan al límite teóricamente permitido para que una estrella
funcione como tal.
La temperatura superficial
oscila entre los 12.000º C y los 27.000º C (el Sol tiene 5.600º C). A
pesar de semejante calor, Eta Carinae es muy compacta, y su tamaño no
es mayor que el diámetro de la órbita de Mercurio (110 millones de km).
Si reemplazáramos a nuestro Sol por esta estrella, la Tierra sería freída
instantáneamente.
Hacia la tercera década del
siglo XIX, Eta Carinae era considerada una inusual y poco distinguida
estrella variable que oscilaba entre las magnitudes 2 y Luego, en 1830,
el astrónomo John Herschel notificó que el brillo de esta estrella había
aumentado levemente, llegando en diciembre de 1837 a la primera magnitud
(tal como brilla Antares,hoy en día, en Escorpio).
Investigando un poco, Herschel
pudo armar una historia reciente de esta misteriosa estrella, descubriendo
anotaciones que la ubicaban en magnitud 1 en 1827 y en 1832. Ya en 1838
volvió a situarse en torno a la cuarta magnitud, y en 1843 llegó rápidamente
a magnitud -1, siendo durante un breve lapso, la segunda estrella más
brillante en todo el cielo (superaba a Alfa Carinae, es decir, a Canopus,
y casi alcanzó a Alfa Canis Majoris, mejor conocida como Sirio, cuya magnitud
visual es de -1,43).
Durante los siguientes 20
años llegó a ser una estrella bastante notable. Finalmente su brillo decayó
y se estabilizó hacia 1868 en magnitud 7.
En 1889 ascendió a magnitud
6, y cayó de nuevo, esta vez hasta magnitud 8.
Entre 1950 y 1992 la magnitud
de esta estrella variable oscilaba alrededor de 6.
En 1994, el Telescopio Espacial
Hubble apuntó su espejo de 2,4 m de diámetro hacia Eta Carinae y reveló
una impresionante imagen: nunca antes se había visto una estrella semejante.
Una brillante mancha blanco-azulada expulsando grandes y calientes nubes
de gas en forma de esferas diametralmente opuestas.
Eyectadas de la estrella probablemente
en la erupción de 1843, cada esfera de gas se expandió a una velocidad
tan grande que al cabo de estos 150 años transcurridos, abarcaron un diámetro
de más de medio año luz hacia cada extremo (el diámetro del Sistema Solar
es de 12 horas luz).
Además, la imagen muestra
chorros de gas saliendo violentamente del ecuador, produciendo cierta
resistencia a la convergencia de ambas esferas, e impidiendo a la nube
de gas expandirse uniformemente como una sola gran bola.
Los astrónomos piensan que
Eta Carinae tiene uno de los vientos solares más densos conocidos, expulsando
cerca de 0,003 masas solares por año (equivalente a 2 masas terrestres
por día). A este ritmo, nuestro Sol podría desaparecer en 300 años, pero
Eta Carinae continúa estoicamente.
Qué ocasionó semejantes erupciones
de material estelar aún permanece en el misterio, pero los científicos
suponen que la gran masa, temperatura, presión interna y la quema de combustibles
muy pesados son en parte responsables de ello.
Ya en 1999, el brillo parecería
haberse duplicado, por lo que su magnitud aparente ubicada durante varias
décadas en cerca de 6, ha llegado a 5, el punto más brillante en todo
un siglo.
Un grupo de astrónomos aficionados
perteneciente a la LIADA (Liga Iberoamericana de Astronomía) afirma haber
observado las grandes esferas de gas de Eta Carinae a través de un telescopio
Schmidt-Cassegrain de 25 cm de diámetro, utilizando 350 aumentos solamente.
Todo esto hace de Eta Carinae
un caso único entre todas las estrellas conocidas de la Vía Láctea.
Su magnitud visual aparente
varía en estos momentos entre 5,5 y 5, a pesar de hallarse a una distancia
de 7.500 años luz (todas las estrellas que brillan con similares magnitudes
se ubican a menos de 3.000 años luz de nosotros).
En el año 3000 antes de Cristo,
los Sumerios registraron la aparición de una nueva estrella bastante brillante
a la altura del horizonte; ¿podría haberse tratado de una erupción más
de Eta Carinae.?
Cuando las estrellas experimentan
este tipo de aumento brusco en el nivel de brillo, se cree que ya están
llegando al final de sus vidas.
Mientras tanto, Eta Carinae
podría sufrir el destino de toda estrella supermasiva: colapsar y explotar
como Supernova, brillando en ese momento más que todas las estrellas de
la Vía Láctea juntas, y produciendo un espectáculo visual único para los
habitantes de la Tierra y de algún otro mundo sumergido en las profundidades
del espacio.
¿Cuándo se produciría esto.?
No se sabe con exactitud. Podría suceder en los próximos dos, diez, veinte
o diez mil años; podría explotar mañana mismo, o quizás explotó hace mucho
tiempo y Eta Carinae ya no existe, mientras la información continúa recorriendo
el Universo hasta alcanzarnos en cualquier momento.
Imagen de la estrella Eta Carina tomada por el telescopio
espacial Hubble en donde se puede apreciar la forma tan
particular de este moribundo cuerpo celeste. Todo el
Sistema Solar quedaría sumergido y desintegrado en el
interior de esta monstruosa estrella. Nunca antes se había
observado un objeto semejante en nuestra galaxia, y se
espera su explosión de un momento a otro, por lo que
Eta Carina es constantemente vigilada.
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Curva de brillo de Eta Carina medida desde finales del año
1830 en donde se puede apreciar el pico de brillo hacia
1843. Luego mantuvo fluctuaciones erráticas en torno
de la magnitud 6. Gráfico cedido por la A.A.V.S.O.
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Nota: El autor es miembro activo de la American Association
of Variable Star Observers desde 1996, habiendo aportado a la fecha más
de 1500 estimaciones de brillo en estrellas variables.
Bibliografía:
A.A.V.S.O Variable Star of the Month, April
2000
Web Site www.aavso.org
"Stars on the brink", Robert Naeye - Revista Astronomy, enero
de 1997.
"Scoping out the Monster Star", Robert Zimmerman - Revista
Astronomy, febrero de 2000.
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