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Revista Digital de El Quinto Hombre
EXCEPCIONAL CASO DE CONTACTO DEL CUARTO TIPO - UNA ABDUCCION Y VIAJE
TEMPORAL: CASO TRANQUERAS (Argentina)
Una investigación de CAEFA (Centro Argentino de
Fenómenos Anómalos
Este suceso aconteció un
13 de abril del año 1972.
Luis P., vivía en Buenos
Aires y debía viajar a Miramar, una hermosa ciudad balnearia de la Argentina,
a 450 kilómetros al sur de esa capital; lo hacía junto a su amigo Rodolfo.
Este viaje lo realizaba con frecuencia ya que poseía un departamento en
dicho balneario.
Ese viernes 12, Luis estaba
ansioso por viajar y después de cenar, pasó a buscarlo a Rodolfo por su
casa; ya era la medianoche. El tiempo se presentaba tranquilo, despejado,
con un cielo estrellado y sin viento. Debían recorrer una larga distancia
hasta el destino final: Miramar.
Se trasladaban en un Fíat
600 de color blanco, con buena música; así lo define Luis, ya que contaban
con un equipo de magazine. Hablaban poco en el trayecto; los temas más
comunes eran de autos o motos, ya que ambos contaban en esa época, 17
a 18 años aproximadamente.
Había muy poco tráfico por la Ruta
2; cargan combustible en Maipú y prosiguen viaje. Llegan a Mar del Plata
y en la Terminal de Ómnibus, se detienen a desayunar; eran las 5 de la
madrugada y reanudan su viaje entre las 5.20 a 5.30 hs. , aproximadamente.
Las referencias horarias serán muy importantes para luego analizar este
caso.
Una vez en camino tomaron
la Costanera de Mar del Plata, recordando Luis el ruido que hacían las
gomas del auto en el asfalto. Por Ruta 11, pasando el Faro de Mar del
Plata y en los Bosques de Peralta Ramos, el camino estaba cortado. Siendo
aún de noche, observan un caballete grande blanco con un tacho abajo y
un cartel que decía Desvío y una flecha que señalaba a la derecha. Al
doblar, el camino estaba con piedras grandes pero no era un camino hecho
por la Red Vial.
La noche se presentaba oscura
e inmediatamente de penetrar en ese camino, comenzó a llover en forma
torrencial, el limpiaparabrisas no daba abasto, hicieron 30 o 40 metros
y se toparon con una tranquera cerrada; dan marcha atrás, giran, hacen
80 metros y se encuentran con otra tranquera; a la izquierda estaba la
flecha y a la derecha supuestamente salía la ruta. Entonces, continuaron
unos metros más y ven que el camino se transformaba, había pasto y tierra,
como si fuera la primera vez que pasaba alguien por allí.
En ese momento, Rodolfo se
desespera y le grita a Luis que lo deje manejar, cosa muy extraña, ya
que él lo hacia muy mal. Luis accede e intercambian las ubicaciones; retoman
el camino haciendo la primera maniobra y encuentran la misma señal de
desvío; hacia la izquierda estaba la tranquera pero de repente, observan
una huella entre el medio del campo y se introducen por allí, al cabo
de unos 10 o 20 metros aparecen "parados" arriba de la ruta con Mar del
Plata hacía la izquierda y Miramar a la derecha.
Al cabo de unos metros, de
pronto. no llovía más; entonces, detienen el auto e intercambian las ubicaciones
para proseguir viaje a Miramar, había llegado ya la media mañana.
Al arribar a su destino,
estacionan el auto y como no tenían llave del departamento, tocan el timbre
de Tito, el encargado del edificio; una vez llave en mano, se retiran
a descansar, siempre acostumbraban dormir dos o tres horas, pero se sentían
muy cansados, más de lo normal.
Los despierta el encargado
y su familia, golpeando la puerta con mucha violencia, eran como mazazos.
Lo increíble es que la hora en la cual habían sido despertados era las
10 de la mañana pero del "domingo". Habían transcurrido 24 horas durmiendo
aproximadamente, esta situación explica el comportamiento del encargado.
Luego de almorzar comentan
lo sucedido pero no lograban ponerse de acuerdo sobre lo que realmente
les había sucedido, ya que Luis y Rodolfo aducían haber arribado a primera
hora del sábado y Tito decía que en realidad llegaron al mediodía. Al
preguntarles el porqué del auto embarrado, le comentan de la lluvia que
tuvieron que soportar en el trayecto, también recibieron como respuesta
que jamás había llovido porque el hijo de Tito, que estudia en Mar del
Plata, corrobora este hecho ya que había llegado ese mismo sábado.
Quisieron tratar de certificar las numerosas circunstancias tan extrañas
en que estaban envueltos, decidiendo entonces tomar el auto de Tito, un
Peugeot 403 e ir hasta Mar del Plata, notando con asombro que el camino
estaba normal, no había rastros de agua ni marcas que explicara todo lo
vivido esa madrugada por ellos.
Luego de este incidente,
Luis y Rodolfo nunca más tocaron el tema. Más tarde Rodolfo se radica
en Estados Unidos, donde reside actualmente. Luis, por su parte, siempre
tenía una predisposición a mirar el cielo, luego de esta experiencia.
Al analizar este suceso,
por supuesto, quedaban muchos interrogantes sin resolver. Luis se ofreció
a profundizar todo esto y quiso que nosotros le realizáramos una relajación
profunda para liberar recuerdos espontáneos, lo que se hizo.
Sabemos que los recuerdos
siempre quedan en el inconsciente, nunca se olvidan. Luis manifestaba
que cuando pasaba por las tranqueras sentía frío, motivo que hizo que
dirigiéramos la investigación hacía el origen de esa sensación y que tuvo
lugar en la primera tranquera. Al concentrarse en ella, recordó que detrás
había un pasto alto, como si fuera trigo; al penetrar en ese pasto siente
que éste es suave y el frío es muy intenso. Finalmente puede observar
un Trompo Gigante, que aparece
como suspendido y en el cual hay una escalera, de la cual bajan dos figuras con características humanas, de estatura media, 1.80 mts,
con un casco gigante protector, tipo escafandra; los dos están iguales
y no puede definir la vestimenta. Los seres están a 15 metros de Luis
y Rodolfo.
En ningún momento hay una comunicación telepática sino que todo era por
medio de señas. Ve las barandas finitas de la escalera, al tocarla percibe
que es porosa como si fuese óxido, y los escalones eran tres. muy anchos
y planos, con rayitas para no resbalarse, de color aluminio.
Los seres se colocan uno, adelante y el otro, detrás; ambos introducen
a los dos hombres en el trompo, o lo que podríamos llamar a partir de
este momento Nave; el interior de la misma es una sala pequeña de tres
metros aproximadamente, iluminada, pero no puede identificar la procedencia
de ella.
Además hay un sillón, tipo
de Odontólogo muy moderno de color negro, encontrándose detrás una columna
que da a una especie de escalera de bomberos. Una parte va para arriba
y el sillón está pegado a ese caño a donde lo sientan. Lo toman del brazo
suavemente y lo sientan.
A Rodolfo lo llevan hacia
el costado izquierdo, a otro sector, que parecía ser la parte principal
de la nave. Una vez sentado le colocan un cinturón, como el de los autos
chocadores.
En todo momento se siente
muy cómodo, le parece "normal" sentarse en ese lugar, en un ángulo de
90º . Observa el piso de la nave, que le parece al de una "Conejera",
eran todos fierritos, uno al lado del otro, no divisó ventanas pero si
la puerta principal que se iba cerrando y presentaba muchas manijas del
lado de adentro siendo de acero inoxidable. Puede tomar más detalle de
los seres, que eran dos, y le parece que su vestimenta se le asemeja a
un muñeco, de los neumáticos "Michelin" pero más flaco; los pies prsentaban
una especie de patas de rana.
Le colocan una burbuja o
una pecera redonda en la cabeza, muy amplia y todo se transforma adentro
como en una niebla de color naranja, produciéndose un silencio total.
En ese momento se abre la puerta y lo traen a Rodolfo, el ser que lo acompaña
hace un ademán para que se retire y le indica al otro que le quite todo
a Luis y haga lo mismo.
Se abre la puerta y aparece
la escalera; de pronto, se resbala Luis, ya que le parece mojada. Para
él, la mañana ya estaba a pleno.
La nave luego desaparece y lo único que queda es un gran silencio. Entonces,
suben al auto y constatan que era las 10 y 20 de la mañana.
Luis aclara que sintió una
gran alegría, percibiendo que estos seres tenían mucha pureza, cosa que
no encuentra en los humanos.
Luis es una persona muy sencilla,
correcta, muy amable, analítica. Aceptó de muy buen agrado, analizar estos
acontecimientos que estuvieron latentes en su interior durante muchos
años. Nunca se los dijo a nadie, por temor al ridículo, pero sabía interiormente
que algo había sucedido ya que a partir de aquel momento su vida cambió
en aspectos más positivos.
Ahora que conoce lo que sucedió,
esa madrugada del 13 de abril, internamente siente deseos de volver a
verlos y que el hecho de mirar el cielo, como es su costumbre a partir
de aquel día, tiene ahora mucho más sentido.
Investigadores: Alicia Coscarella, Eduardo
Irioni y Norma Pregliasco
El Quinto Hombre
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