Revista Digital de El Quinto Hombre
LA BASURA PELIGROSA
Grupo CAEFA - Argentina
Los riesgos que genera la
producción de energía atómica ya han trascendido a los reactores y las
centrales y se extendieron hacia el transporte y la disposición final
de los productos radiactivos.
En California y otros condados
de los Estados Unidos, por ejemplo, se declaró una moratoria para la construcción
de nuevos reactores que durarán hasta definirse la política de residuos
radiactivos (los basureros nucleares).
Parte del debate en esa nación
tiene que ver con el proyecto de instalar un repositorio, nombre técnico
del basurero nuclear, en la montaña de Yucca. Esta montaña fue propuesta
para horadar un gran agujero, hasta llegar a sus entrañas, y dejar allí
la basura radiactiva, envuelta en herméticos containers de metal que no
dejen salir la radiación.
Pero como algunos de los residuos
tienen un promedio de vida de 10 mil años, los ecologistas dudan de que
algún plan pueda garantizar la ausencia total de riesgos para las generaciones
futuras. Los planes para manejar los desechos radiactivos fueron dispares.
Se propuso enterrarlos en zonas desérticas, sepultarlos por sedimentos
en el fondo oceánico y hasta enviarlos en "paquetes de lujo" hacia el
espacio exterior.
La peor de las opciones, con
todo, es la exportación a países en vías de desarrollo, a bordo de containers,
como si los desechos radiactivos fuesen basura común.
Cuando se depositan en algún
lugar, sitio no sólo debe ser a prueba de terremotos, erupciones volcánicas
e inundaciones, sino que además se transforma en lugar "tabú" para la
vivienda, la recreación y hasta el paso de autos o camiones.
Lo cierto es que la basura
nuclear quema más que una papa caliente, nadie sabe donde colocarla para
que no haya ningún perjudicado.
Mientras los Estados Unidos
y otras naciones debaten en que lugar enterraran sus desechos radiactivos,
hay un tránsito constante de estos productos. Desde las centrales hacia
centros de investigación o de tratamiento médico, los compuestos peligrosos
van y vienen.
Para la Comisión Nacional
de Energía Atómica de la Argentina, el transporte de materiales radiactivos
representa solo una pequeña porción del problema, aún así, se estima que
anualmente tienen más de 10 millones de bultos con estos productos.
Pero también hay desechos
útiles, los radioisótopos, distintos compuestos radiactivos que se emplean
en investigaciones sobre contaminación, vegetales, fertilidad del suelo,
riego, en la lucha contra las plagas y en la conservación de alimentos.
También se destinan al tratamiento del cáncer y al diagnóstico de otras
enfermedades; en este último caso se inyectan en el organismo, en pequeñas
dosis y a través de vehículos especiales para detectar fallas fisiológicas
o tumores. Sin los radioisótopos sería imposible realizar estudios que
a menudo salvan la vida de las personas.
Otros radioisótopos se usan
para detectar fugas o fisuras en tuberías subterráneas, para medir el
desgaste de máquinas y en detectores de humo peligroso.
Pequeñas cantidades de isótopos
tales como el tritio se usan en calidad de fuentes luminosas en instrumentos
de navegación y en señalización en aeronaves y teatros (en este último
caso para indicar las salidas de emergencia en casos de incendios).
De acuerdo con las normas
internacionales de seguridad, cada bulto con material radiactivo debe
pasar por tres ensayos: el de impacto (se lo deja caer en dos oportunidades
para que el embalaje experimente el mayor daño posible); el térmico (se
expone durante 30 minutos por lo menos a 800 grados centígrados o más)
y el de inmersión en agua (con una presión equivalente a 15 mts. de profundidad
y durante 8 horas como mínimo).
Aunque un piloto de una aerolínea
internacional recibe una radiación mayor que un trabajo de una central
nuclear, los recuerdos de Chernobyl están demasiado frescos.
"No puede condenarse a la
fuente más rendidora de energía que tenemos hasta ahora por un error humano"
dicen los ingenieros nucleares.
Pero a la hora de elegir los
sitios más convenientes para los repositores y hacerse responsables de
los desechos radiactivos y su disposición, el entusiasmo por la defensa
de la energía nuclear decae un poco.
El Quinto Hombre
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