Revista Digital de El Quinto Hombre
EL ORIGEN EXTRATERRESTRE DEL HOMBRE
- NOTA IV
Una hipótesis de J.M.DIEZ GOMEZ (España)
ACLARACIONES NECESARIAS
Quiero hacer antes algunas
aclaraciones que me parecen imprescindibles.
La primera es que seguramente
han notado mi aparente inseguridad en la exposición de algunas cuestiones;
suelo escribir "creo", "me parece", o bien "supongo", en lugar de estampar
una afirmación o una negativa rotunda; no le extrañe demasiado; la verdad
es que ante este enigma que he descubierto, me encuentro tan asombrado
como el que ahora lo está leyendo y aquilatando. Me parecería una osadía
dar por cierto así, de repente, lo que desde hace siglos, toda la Humanidad
consideró como un absurdo o una fantasía, Prefiero exponer incluso la
exactitud matemática con toda la humildad que unos a otros nos debemos,
cuando sobre todo, sintiéndonos minúsculos granos del Universo; intentamos
comprender hasta la limitada altura de nuestra inteligencia, cualquiera
de los secretos de la Eternidad y del Infinito.
La segunda es que parecen
mezclarse los conceptos de nave espacial y de ser humano; así Adán unas
veces aparece como el hombre y otras como la nave; es que este jeroglífico
mezcla en dos canales las dos imágenes hasta ahora descubiertas. Somos
nosotros, al descifrarlo, quienes debemos adjudicar, a cada resultado
numérico, la identidad que le corresponde; incluso también cuando además
de nave y hombre aparece la personalidad de un astro.
Además, he descubierto al releer que el "nombre" de cada patriarca,
cuando queremos operar numéricamente con él, es el que figura en la primer
columna numérica de la Lista de los Patriarcas publicada en el comienzo
de este estudio; Adán por tanto, se llama 930, Cainán 910, Lamec 777,
etc.
EL CODO SAGRADO Y EL CODO SECRETO
Volvamos al jeroglífico; acabamos de obtener, gracias
a Cainán (910) y al número respecto del alma (el 7) la dimensión del
radio ecuatorial de nuestra Tierra, con una significativa diferencia de
7 kilómetros.
Es lógico que quienes ya se encontraban o pensaban encontrarse,
como inquilinos de este bello planeta, tuviesen una unidad de medida lo
más exacta posible; la primera definición que nos enseñaron para designar
nuestra unidad de medida fue el metro, la diezmillonésima parte del cuadrante
del meridiano; era una medida práctica porque así, en una escala reducida,
teníamos, abriendo los brazos simplemente, una idea general de la dimensión
en forma comprensible para todo el mundo.
"Ellos" lo hicieron mejor; tomaron la diezmillonésima
parte del radio porque puede resistir muchos miles de años más, sin que
la medida varíe sensiblemente.
En los tiempos antiguos, la medida natural tomada del
mismo hombre fue el codo, porque era considerada de una manera general,
como la medida de un antebrazo; ese codo se subdividía a su vez en manos;
tenía cada codo, cinco manos y cada mano estaba compuesta por la medida
de cuatro dedos, teniendo cada codo, aproximadamente medio metro; dicho
todo esto en términos generales.
Los que imaginaron todo este jeroglífico tenían también
pensada una medida y yo la he llamado también codo porque creo que debe
ser la diezmillonésima parte del radio; radio bíblico, el obtenido al
multiplicar el nombre de Cainán por el alma 910 x 7 =6.370.000 metros;
pero como estamos comprobando que el alma o número 7 interviene firmemente
en este rompecabezas, tal codo tendría SIETE MANOS, en lugar de cinco.
La mano con sus cinco dedos nos da la idea material de lo que hemos llamado
"la fuerza del desarrollo" que es el número cinco.
Cada dedo sería algo así como nuestro centímetro, tomado
como unidad de medida; si todo es así, la dimensión que tiene el codo,
la mano y el dedo con 7 manos daría 7 x 5 = 35 dedos, siendo la diezmillonésima
parte de 6370.000 metros 0,6370 metros y el codo 0,6370 dividido por 7
igual 0,0910 metros, medida de la mano y 0,6370 dividido por 35 igual
a 0,0182 metros, medida de un dedo.
Observemos que en este número 0,0182, la cifra 182 en
la Lista de los Patriarcas figura como el número de años que tenía Lamec
cuando tuvo su primer hijo; a este codo lo he denominado el CODO SECRETO,
que como puede verse resulta un poco mayor que el codo clásico en unos
diez centímetros.
Pero tenían otro codo más, el que yo he denominado CODO
SAGRADO, es decir, el que procede de la medida obtenida del fallecido
Abel al multiplicar su cifra o nombre numérico por el alma o número 7,
es decir, 908 x 7 = 6.356.000 metros.
Abel era menor que Caín y tratándose del radio polar
terrestre es asimismo el menor; me parece que la diferencia debe estar
en el número de dedos, no el de manos, puesto que el alma o número 7,
debe estar presente en los dos.
Así pues, este codo sagrado por tratarse del hijo bueno,
de Abel, tendrá siete manos pero de cuatro dedos (como el clásico) cada
mano. Hagamos las mismas operaciones: 7 x 4 = 28 dedos, cada codo sagrado.
6.356.000 dividido 10.000.000 es igual a 0,6356,medida del codo sagrado;
0,6356 dividido por 7 da 0,00908 metros, medida de la mano sagrada y finalmente,
0,6356 dividido 28 da 0,0227, medida del dedo sagrado.
LA CIRCUNFERENCIA ECUATORIAL
TERRESTRE
Una vez obtenidas todas estas medidas, que han constituido
una necesidad, ya que teníamos entre las manos las de los radios polar
y ecuatorial, se impone la necesidad de hallar la medida de la circunferencia
ecuatorial.
Debo confesar que tuve que revolver un poco mi cerebro
hasta conseguir ponerlo a punto con el de aquellos hombres que llamamos
magos o hechiceros, pero a los que siempre he considerado como los que
saben cosas y que sorprenden a la plebe y por supuesto gobernaban aprovechándose
de su ignorancia.
Porque no debemos olvidar que estamos descifrando un
jeroglífico y es lógico que, los que lo hicieron, pusieran toda suerte
de "pegas" a quien pretendiese adivinarlo.
No sabemos el valor de la letra "pi" y es este valor
el que tendremos que averiguar; es algo semejante a la adivinación del
nombre numérico de Abel, que tampoco figuraba.
Para conocer ahora el valor de "pi", tendremos que conocer
primero la longitud de la circunferencia ecuatorial y vamos a adivinarla
con la magia de estos razonamientos extraños:
PRIMERO: La esencia de todo jeroglífico es la narración
de la verdadera historia de la humanidad y ya sabemos que la Historia
es el número 40; la longitud de la circunferencia terrestre comenzará
por 40 seguido de seis ceros (la creación fue en seis días); así deben
ser miles de kilómetros o millones de metros que conforman 40.000.000.
SEGUNDO: Debe contener la unidad de medida por lo cual
nos lleva a colocar la medida del dedo secreto, 0,0812; pero no debemos
dejar que nos engañen; Abel y sus cifras son sagradas, y en esta tierra
nuestra, el alma o número 7 debe ser numéricamente una insignia en la
longitud de su circunferencia, ya que nadie representará mejor a los dos
hermanos, el alma que Abel fue la víctima, de Caín el asesino; a continuación
del número 40 irá el 0,0227, el dedo sagrado y nos dará la cifra de 40.022.700.
TERCERO: A la Creación la conocemos numéricamente por
el 10; la pondremos a continuación; y así todas las cifras serán tan humanas
como sagradas; el total de la longitud de la circunferencia ecuatorial
será 40.022.710 kilómetros.
Este número obtenido por medios "mágicos" varia muy poco
del que astronómicamente se considera como la auténtica medida.
Ahora ya estamos en condiciones de conocer el valor de
la letra "pi"; tenemos que dividir la cantidad obtenida por el doble del
radio y nos dará 40.022.710 dividido por 12.740 que es igual a 3,1415
exactamente.
Nos admira pensar la habilidad de quienes, presentándonos
antes un radio 7 kilómetros menos que el auténtico y demostrándonos que
se establecieron al llegar a la tierra, en un lugar al nivel del mar;
como dijimos simultaneado esta reducción con la exactitud en el valor
de la letra "pi" obteniéndola como 3,1415 exactamente y no como la tenemos
nosotros que refundimos 3,1416, esa larga cola de números que la hace
inexacta.
Recordemos que los antiguos concedían precisamente este
valor a la letra "pi"; 3,1415; lo que no se sabia era porque y ahora lo
sabemos.
LA SEMILLA HUMANA
Es lógico suponer que quienes han llegado a otros astros
lo hicieron en forma de semilla, una semilla humana; veamos como se ha
podido realizar este prodigio y aunque una manera muy esquemática, voy
a presentarles un resumen de lo que fue el Arbol de la Ciencia del Bien
y del Mal de sus frutos y del consiguiente "pecado original"; puedo ponerlos
en condiciones de hallar por sí mismos el rompecabezas total de estos
números.
Volvamos a recordar la composición del óvulo humano;
es una célula material que está viva porque se compone esencialmente de
dos espiritualidades: el número 6 (la evolución) y el número 7 (el alma);
alma y evolución unidas son capaces de crear un óvulo humano; es decir
6 + 7 = 13.
Se fecunda este óvulo por el contacto y la mezcla con
el número 5, que es la fuerza que desarrolla todo el sistema decimal y
es también el espermatozoide numérico. Fecundado el óvulo adopta este
número final: 13 x 5 = 65, el óvulo fecundado.
Este óvulo fecundado se puede desarrollar en una nave
pero no podemos transportarlo así, porque la dueña de la matriz moriría
si tuviera que recorrer millones de años luz, y con ella el óvulo. Por
tanto, la primera solución es transformarla en semilla. ¿Por qué?
Nos dice la Biblia en el Génesis 1 - 27 "... he aquí
que os he dado toda hierba que da simiente y todo árbol en que hay fruto
que da simiente para comer"; en cuanto al alimento destinado a las bestias
dice el versículo 30 "... toda hierba verde le será para comer".
Es decir que, al macho y hembra, que la Biblia llama
ya hombres, les da para comer semillas; la hierba es el alimento de las
bestias; luego si una semilla, aunque sea humana, se encuentra en el camino
por donde caminan las bestias y la pareja de hombre y mujer, aquellas
no la comerán porque solamente se alimentan de hierbas.
Por el contrario lo más probable es que, aunque no sea
una semilla vegetal, pero tiene con estas cierto parecido, el Génesis
3,6 "... bueno para comer y agradable a los ojos..."; no hay duda que
aquella pareja de infrahombres lo mirará, quizá lo olfatearán y al final
lo probarán y por fin lo comerán.
Si el óvulo fecundado, número 65, logramos frenarlo en
su tendencia a crecer, lo habremos convertido en una semilla microscópica
que podrá ser lanzada por medio de un artificio que no es otra cosa sino
un Arca, similar a la Arca de Noé.
Como el grano de mostaza esta semilla fructificará, pero
su fruto se perderá a menos que sea ingerida por una especie de animal,
muy próximo al hombre que sentirá en su sangre, en todo su ser, la transformación
inmediata: de animal pasará a ser hombre, a conocer el Bien y el Mal.
No otra cosa quiere significar ese brusco tránsito que
nos reflejan los versículos 6 y 7 del capítulo 3 del Génesis, cuando sin
transición, después de haber comido el fruto, cosa que se explica en el
versículo 6, dice en el versículo 7: "y fueron abiertos los ojos dentrambos..."
Veamos su confirmación por medio de números; vamos a
instalar un extraño laboratorio biológico. En él tenemos muchos óvulos
en sus correspondientes tubos de ensayo y, por medios químicos y físicos,
vamos a realizar dos operaciones esenciales.
Primero : en un óvulo normal, sin fecundar, en estado
latente, operaremos de tal manera que frenaremos su predisposición a germinar,
tan pronto fuese atacado por el espermatozoide. Para frenarlo, reduciremos
al mínimo de potencia a ese número 5, que implícitamente está comprendido
en la escala evolutiva determinada por la serie de números del l al 6,
y con él a toda composición del óvulo formado por la suma de 6 y 7, para
lo cual restaremos así: 13 - 5 = 8. Este ocho es el óvulo latente frenado.
Segundo: ahora, a un óvulo fecundado, número 65, vamos
a restarle, a quitarle, una sustancia que estará representada por el
número 8, que es lo que ya sabemos que representa el freno que impide
la germinación y así nos quedará un óvulo fecundado, desde luego, frenado
en su desarrollo hasta que podamos volver a hacerle recuperar la energía
sustraída.
Haremos así: 65 - 8 = 57, el óvulo fecundado y frenado.
Ya está dispuesto para ser lanzado al espacio; lo lanzamos
y, al caer sobre el sendero, al ser examinado por ese infrahombre, viendo
que su aspecto y quizá su aroma, es semejante al de una semilla vegetal
para comer; duda un poco, porque no acaba de estar convencido que es un
vegetal; pero la curiosidad, el afán de independencia, propio del que
se prepara a transformarse con el tiempo en un hombre (el conocimiento
ancestral), y al ingerirlo, numéricamente nos resulta esto: 720 + 57
= 777, es decir, el número de Lamec, el padre de Noé; y éste nuevo Adán
será el generador del verdadero hombre del Adán de esta tierra.
Para que estemos seguros de esto, sepamos que el número
de Noé (950) es la suma de Cainan (910) y de la Historia (40), da el 950
de Noé.
L PECADO ORIGINAL
Casi ya ha quedado explicado el llamado " pecado original "; sabemos
que la verdadera orden de Dios, es aquella que hay que cumplir, queramos
o no queramos. Por ejemplo, morir o saber elegir los alimentos.
Un caballo no comerá jamás una langosta con mayonesa; ni un perro comerá
una coliflor cruda; ambos tienen la orden dada implícitamente en su conformación
interna; que morirán de hambre antes que transgredir tal mandato; lo mismo
sucedió con aquella pareja de infrahombres; la orden recibido a través
de sus apetitos les impedía comer otra cosa que no fueran semillas vegetales;
les engañaron. Apareció ante sus sentidos, una semilla, un fruto con semilla,
que pendía de un árbol, el cual había crecido de una primitiva semilla
humana, aunque ellos desconocían este hecho " ...vió la mujer que el árbol
era bueno para comer..."
Génesis 3, 6.
Lo probaron; era bueno el sabor y terminaron de ingerirlo; sucedió lo
irremediable, se hicieron repentinamente hombres auténticos, pero habían
violado la Ley.
En consecuencia aquellos infrahombres (720) transformados ya en hombres
(777) no podrán ya generar de manera continua a los infrahombres como
ellos lo fueron, sino que escalonadamente y cada vez con mayor frecuencia,
sus hijos serán hijos totales y seguirán siéndolo siempre. De vez en cuando,
muy de vez en cuando, es posible que los que ahora denominamos hombres
anormales sean una reminiscencia de aquel pasado. Es una simple sospecha.
¿Cómo iba Dios a perpetuar un castigo, por el insignificante hecho de
haber comido un fruto, la pareja de primeros padres, cuya existencia se
pierde entre las brumas de los milenios? En cambio, se perpetuará Dios
por medio de sus leyes siempre perfectas, la transformación que eleva.
EL JEROGLIFICO
He llegado al final del resumen que intenta explicar el comienzo del
jeroglífico; he puesto toda mi voluntad en que quedase suficientemente
explicado para que todos puedan por sí mismos continuar desarrollándolo.
Por mi parte, debo exponerles el deseo que acierten; yo creo haber acertado.
La teoría que sustento se adapta como un guante al contexto bíblico; pero
acepto siempre que puedo estar en un error, quizá todos estos números
no son lo que yo pretendo sino una complicada fórmula para fabricar una
de esas sopas rápidas que parecen la culminación de nuestras prisas y
de nuestra civilización.
Sí, quizá puede ser otra cosa; claro que, sea la cosa que sea, también
habrá que demostrarla y, sin cambiar los números que se van obteniendo,
llegar hasta el final; lo que desde luego, no cabe la menor duda, en que
LA BIBLIA ES UN JEROGLÍFICO.
No puedo hacer más; quizá, algún día, entre todos podamos concretar mejor
esta extraordinaria cuestión que, si es cierta, - yo así lo crea aunque
no me atreva a asegurarlo - a transformar algunas cosas y algunos hechos
científicos.
El Quinto Hombre
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