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Revista Digital de El Quinto Hombre
Por Pablo Ingrassia
UN
HOMBRE LLAMADO...
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ALBERT EINSTEIN
Cuando una persona se destaca por su inteligencia o por su destreza
mental, suele llamársela un Einstein, aludiendo de este
modo a una figura que enriqueció el campo de la ciencia en la primera
mitad de este siglo con su revolucionaria Teoría de la Relatividad.
A lo largo de estas líneas descubriremos a un genio paciente y tranquilo,
como buen pisciano que era y que supo ver a la física con otros ojos,
dueño de una notable intuición que se mantuvo presente hasta en el
más complejo de sus razonamientos. |
Albert Einstein nació el 14 de marzo de 1879 en la ciudad alemana de
Ulm, y al parecer, los dotes de genio no se hallaban todavía presentes
en aquel niño de mirada triste que recién pronunció sus primeras palabras
mucho después de haber cumplido los tres años.
Desde niño, Albert manifestó una resistencia instintiva ante todo tipo
de coacción. Se estremecía al ver los desfiles militares y le repugnaba
la simple idea de desfilar mecánicamente siguiendo el ritmo absurdo marcado
por el sonido de un tambor.
Durante sus primeros años de escuela llegó a ser un alumno normal,
salvo cuando había que usar la memoria. Le molestaban los rígidos y repetitivos
métodos de formación predominantes en aquella época.
Su profesor de griego llegó a decirle: ¡Nunca llegarás
a nada.!
A los trece años el joven Einstein ya había leído las
obras de Kant, y sin embargo éstas, que eran incomprensibles para la mayoría
de los mortales, le parecían muy claras.
A los 15 años se traslada al norte de Italia y posteriormente a
Suiza. Allí se presenta al examen de ingreso de la Escuela Técnica Federal
de Zürich y fracasa. Al año siguiente consigue entrar y graduarse cuatro
años después.
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Pocos saben que Einstein
era un buen violinista al que le encantaba la música del siglo
XVIII, ya que en ella encontraba lo que siempre había buscado
en la ciencia: belleza, claridad y sencillez |
Al poco tiempo de haber obtenido la ciudadanía suiza
trabajaba como profesor ayudante en otra escuela técnica e ingresa como
empleado en la Oficina Federal de Patentes de Berna.
Casado y con un hijo a cuestas, ya se hallaba sumergido en problemas
de relatividad que discutía con colegas y amigos.
En 1905 presenta su tesis doctoral en física molecular. Al mismo
tiempo, experimentando con luces de distintos colores y placas electrificadas
descubre el efecto fotoeléctrico, por el cual recibe en 1921
el Premio Nobel de Física.
A esta altura de las circunstancias, Einstein ya había pasado al terreno
de los grandes científicos. Sólo le faltaba el broche de oro, y no tardó
en aparecer:
Hacia finales de ese año lleva a cabo una primera aproximación a
la Teoría Restringida de la Relatividad.
Albert Einstein era ya un reconocido físico en Europa,
asistiendo a todo tipo de congresos internacionales y recibiendo títulos
en cada universidad a la que asistía (a lo largo de su vida, Einstein
obtendría 25 nombramientos como Doctor Honoris Causa).
La obra científica de Einstein fue notable por haber abarcado una
multitud de problemas difíciles y profundos durante medio siglo. Contribuyó
a probar la existencia de átomos y moléculas, de la que se había dudado
hasta entonces y postuló la existencia del fotón o cuanto
de luz.
Era una persona convencida de todo lo que
afirmaba a tal punto que predijo (previa catarata de cálculos) cómo se
verían ciertas estrellas cercanas al Sol durante un eclipse en 1919.
Es así que para sorpresa de muchos, el 29 de marzo se produce el
eclipse y se confirma la Teoría de la Relatividad (sólo en la parte que
explica la desviación de un rayo de luz frente a un intenso campo gravitatorio
como puede ser el Sol). Su Teoría de la Relatividad crea un auténtico
tumulto.
Luego de producido este fenómeno, la prensa lo consulta preguntándole
cómo se siente al haber acertado en los cálculos, y Einstein le responde:
Pero hombre, si se sabía que esto pasaría tal como se lo mostré
previamente en mis papeles.
En 1916 termina la Teoría General de la Relatividad
y al año siguiente publica ambas teorías.
Como buen sabio y científico, dedicó su vida a la ciencia,
rechazando grandes ofrecimientos como la Presidencia del joven Estado
de Israel, en 1952.
Pero sus grandes aciertos en el mundo científico no lo acompañaron
en su vida privada: como esposo y como padre, enfrentando un divorcio,
el abandono de sus hijos y un posterior matrimonio con su prima Elsa.
Einstein en su estudio de Mercer Street,
mostrando uno de sus últimos trabajos en 1946
Aunque nunca dejó de pensar
en su familia (la totalidad del Premio Nobel se la dejó a su primera esposa
Mileva), varios cronistas le atribuyeron amantes, hijos dejados en orfanatorios,
etc., aspectos estos de su vida que no interesan destacar en el presente
artículo que sólo se propone mostrar al autor de la célebre ecuación "E=mc",
una fórmula clara y sencilla que muestra la equivalencia entre materia
y energía.
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Sin embargo, la muerte le llegó en pleno
trabajo, el 18 de abril de 1955 mientras intentaba terminar con el
problema de la Teoría del Campo Unificado que tantos años le había
llevado, algo que en la actualidad trae más de un dolor de cabeza
a los físicos que todavía no han podido dar con él, y es que el siglo
XX aún no ha dado otro Einstein que pudiera dar con este complejo
problema, reservado a genios de la talla de Arquímedes, Da Vinci,
Galileo, Newton, Gauss y Fleming entre otros, y coronando esta lista
al mismísimo Einstein.
Ultima foto tomada a Einstein el
14 de marzo de 1955, en su 76 cumpleaños
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