Revista Digital de El Quinto Hombre

                                    EL PLANETA QUE VUELA COMO UN ANGEL

                                                                                                   

Cielo e infierno unen sus fuerzas para acudir en ayuda de la unidad cuando un peligro la acecha; así el mundo mágico del Mito y la Leyenda se ve iluminado por la luz poderosa de todo lo positivo y los poderes de las tinieblas a la vez.
En este mágico e intangible mundo no hay lugar para la fuerza física. Éstas resultan impotentes porque cada mundo tiene sus leyes y en sí mismo es una unidad. Por esa razón, tampoco pueden las fuerzas mágicas tener éxito en el mundo de la forma, en la tercera dimensión, en la que vivimos.

por C.E.I.A.

(Centro de Estudios
de la Identidad Aborigen)

Esto señala el motivo por el cual los dioses representan la necesidad de ayuda para las grandes finalidades de la Tierra no solo en la física y en la química del planeta sino también en las fuerzas celestes e infernales que juegan a la luz de los hechos.

Mitos y Leyendas son palabras derivadas del griego y están referidas especialmente a la religiosidad de los pueblos de civilizaciones ya extinguidas o de antigua data.

La creación del mundo, sus orígenes y seres divinos o sobrehumanos son los referentes más sobresalientes; genealogías, aventuras y actividades de los mismos, su temática.

Cada etnia, cada pueblo, cada tribu, categoría  o familia tiene su propia y significativa mitología con creencias naturalistas que se ven amalgamadas dando origen a un complejo sistema de mitos y cosmogonias, agregando atributos superlativos y soberanos a los seres que los conforman.

Resulte creíble o no, nuestro planeta todo, tiene una única tradición en ese sentido y ella se va trasmitiendo. Por supuesto, que en cada región y en cada momento histórico, ha sufrido cambios y mutilaciones, pero las verdades que la fundamentan, sólo se renuevan llevando mensajes hacia el futuro, siempre siguiendo los cambios comvulsionantes de la  Tierra.

La tesis fundamental de la teoría  que abordamos hoy, dice que nuestro planeta es un ángel que vuela en el espacio y que al igual que el ser humano tiene cuerpo, alma y espíritu y que sus minerales, sus vegetales, sus animales y la humanidad del momento crea esos superhéroes  andróginos que nos resultan incomprensibles e invisibles porque son cuerpos de energía.

Al pasar los siglos, la esencia de los seres vivos que van habitando el planeta es la que genera esos dioses o héroes que sólo intervienen cuando las desviaciones de los hombres, las catástrofes naturales o los cataclismos cósmicos hacen peligrar su evolución.

La Humanidad desaparecida, deja los fragmentos mitológicos que perduran, una especie de catálogo de acervo científico y cultural que se convierten así en una ciencia mágica que los conjuga y los transmite; por lo cual el mito es considerado como una síntesis gráfica y memotécnica de la Cuarta Humanidad; nosotros actualmente somos la quinta, el quinto Sol, el del movimiento, como dicen los Aztecas.

Cada Dios, Semidios o Héroe va representando un cuerpo del mundo físico-químico, un alma del mundo mágico-psicológico  y una realidad cósmica-espiritual.

Lo increíble es que bajo un mismo nombre se va superponiendo en diferentes personajes que se repiten en Oriente y Occidente, en Europa más específicamente y en América. Cada mito fue preservado según las regiones para evitar su muerte. Sólo los símbolos parecen distintos pero encierran la misma verdad. Quizá Quezacoatl, Kukulkan, Viracocha sean un mismo y único personaje, dios o héroe.

Los dioses universales son generados por la acción de la Santísima Trinidad en todo el Universo; en nuestro planeta están divididos en Celestes, Terrestres e Infernal; viven en la luz directa, la luz reflejada o las tinieblas, según el plano de existencia.

Ellos se ven en las mitologías del centro de México; el país atlante, aunque barrido por olas imponentes, no desapareció bajo las aguas y aparece en TEPOZTLAN.

La Humanidad futura, que deberá llevar nuestra propia sangre, debe surgir de grupos para los cuales la salvación es una obligación, legándoles una vez más posibilidades de vida en un planeta al borde de la devastación.

La misión de nuestro destino humano es aprender a leer en los símbolos que nos develen los personajes mitológicos y los planos secretos.

En este siglo que se inicia y de acuerdo al movimiento de los astros serán redescubiertos y utilizados templos subterráneos, con una matemática muy avanzada; el valle sagrado de Tepoztlan  permitirá trabajar con precisión  y con la expresión de su más alta filosofía y elevada religiosidad, en este redescubrimiento analizando sus montañas y monumentos sagrados.

La tradición hablada tiene que estar de acuerdo con las estatuas de piedra porque ambas perpetúan un mismo mensaje.

Los personajes y los símbolos grabados en la roca han quedado invariables defendidos de la destrucción de los conquistadores españoles, a través de un silencio sagrado, esos hombres del otro lado del Atlántico, que vinieron desde el Este, como Quezacoatl y Kukulkan , los dioses o héroes míticos esperados en el siglo XVI.

Los mexicanos de ahora no se sienten depositarios de esos secretos que han sido legados de boca a oreja, por miles y miles de años.

Los han estudiado durante medio siglo, allí en las rocas talladas de los tres continentes; pero después de 500 años (1492-1992) empiezan a sentir que ya es hora, que unidos en una sola raza nueva, empiecen a descubrir y dar a conocer los mensajes eternos que encierran sus montañas, sus huacas, sus templos sagrados.

El pacto de silencio ha terminado; todos están relevados del juramento ancestral; hay que seguir investigando para que la oscuridad se vaya definitivamente y se haga la luz de los nuevos tiempos.

BIBLIOGRAFIA: "El Valle Sagrado de Tepoztlan"   De Daniel Ruzo

 

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