Revista Digital de El Quinto Hombre
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COMO NOS CONECTAMOS
CON LOS DEMÁS
Por Lic. Adriana Ferreyra
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Siempre tenemos la posibilidad de realizar "algo más" para relacionarnos
con nuestros semejantes. De poner el corazón para poder conectarnos
y sentirnos más unidos a través del amor. Vale la pena intentarlo
y lograr así una comunicación más sincera.
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Al acercarnos al otro, extender nuestra mano para estrechar la suya,
diciéndole "es un gusto", sentimos diferentes sensaciones, a las cuáles
no prestamos atención, salvo que rechacemos a la persona o nos despierte
gran simpatía inmediatamente de conocerla.
Sería muy bueno tratar de conectarnos con nuestro semejante más allá
de las palabras, esas que decimos por compromiso; vivimos en una sociedad
tan hipócrita que todos hacemos lo mismo, sabiendo que nos comportamos
de esa forma porque es lo que nos marcan las "buenas costumbres".
En lugar de expresar al descuido ese "encantado /a", que no nos significa
nada, tratemos en ese apretón de manos o en ese beso en la mejilla, de
conectarnos más allá, pensando que esa persona es esencialmente, igual
a nosotros y que las diferencias sólo tienen que ver con los roles que
cumplimos en la vida.
¿Por qué nos cuesta tanto entregarnos?. ¿Por qué colocamos una barrera
ante el semejante a pesar de nuestra sonrisa?. Es tanto el miedo que
tenemos que nos lastimen, que vivimos encerrados en una armadura. Por
supuesto nos protege pero nos quita también la posibilidad de experimentar
el amor por los demás.
Nuestras experiencias en el pasado, (seguramente no todas fueron positivas
y tal vez nos enfrentamos muchas veces con el desamor), el dolor de no
ser aceptados, la traición y cantidad de hechos, nos abrieron profundas
heridas que no hemos podido superar; así inconscientemente vivimos acorazados,
negándonos la posibilidad de sentir.
Seguramente te preguntarás: ¿Cómo puedo despojarme de
las corazas y enfrentarme al mundo sin que me lastimen?. Trabajando el
espíritu, fortaleciéndolo. Porque de lo contrario estaremos viviendo la
mitad de la vida, encerrados en una cárcel que nosotros mismos fabricamos;
no nos permitimos ser, sentir; siempre detrás de cantidad de máscaras,
que usamos de acuerdo a la ocasión, pero esto no nos hace feliz; tal vez
tengamos ganas de decirle a nuestra pareja o a nuestros padres o a algún
amigo, que lo amamos; pero no nos lo permitimos, por infinidad de motivos
coronados por diferentes miedos; el ser sinceros y decir lo que sentimos
nos hace vulnerables.
Tenemos un modelo que nos marca la sociedad, de ser distante, ganador/a,
insensible y todas estas supuestas cualidades, además de una belleza física
"X"; es lo que hace a un hombre o a una mujer triunfadores; esto nos da
satisfacciones momentáneas pero en el fondo, estamos gestando un profundo
vacío.
Todo el amor que tenemos dentro pulsa por salir; ésa es nuestra real
naturaleza, ¿lo seguiremos ocultando?, ¿Lo seguiremos frenando? o nos
permitiremos expresarlo.
¡Inténtalo! y te darás cuenta cuánto tiempo perdiste; no hay nadie que
se pueda resistir a un auténtico abrazo amoroso, donde dos corazones se
encuentran reconociéndose en el espíritu.
Miremos a los ojos tratando de conectarnos con el alma que tenemos enfrente,
allí descubriremos la verdad del otro, no en su vestimenta, en su léxico
o en su intelectualidad; esos son elementos que no hacen al verdadero
ser, que vale la pena descubrir.
Haz la prueba, comienza ahora; cuando te encuentres con tus amigos, trata
de verlos más allá. Más que verlos trata de sentirlos desde el corazón;
te aseguro que te llevarás una gran sorpresa y a partir de allí, ambos
se sentirán más unidos.
El Amor es mágico ¡cómo será de mágico que representa a Dios!, el
Dios que todos tenemos adentro.
El Quinto Hombre
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