Revista Digital de El Quinto Hombre

"LAS LLUVIAS ÁCIDAS"

La consigna parece ser una sola: "Cuidemos el Planeta". Pero muchas veces no sabemos cómo, o en otras oportunidades desconocemos aspectos que contribuyen a dañar nuestro suelo y por correspondencia directa a todos los que lo habitamos. Las lluvias ácidas son las responsables de la agonía de muchos lagos y bosques y en este informe realizado por investigadores de la Fundación Fabio Zerpa nos enteramos en qué consisten.

Primero comenzaron a morir los lagos, después los bosques; desde comienzo de siglo el humo industrial expelido por los Estados Unidos y Europa ha venido sobrepasando los límites tolerables en la atmósfera.

Los primeros síntomas comenzaron a dibujarse en la década del '60 en la selva negra. Las hojas en forma de aguja de una epicea se volvieron amarillas, cayeron, y luego el árbol entero murió.
La enfermedad por entonces desconocida, se propagó. En la actualidad la lluvia ácida es la responsable de la agonía de infinidad de bosques y lagos y en ese asesinato se encuentran implicadas sustancias de la industrialización.

La lluvia ácida se produce en la atmósfera, allí el petróleo y el carbón producen óxidos de nitrógeno. El humo del carbón de las plantas de energía elimina gran cantidad de sulfuro. Este terrible cóctel químico bañado por el sol y la humedad, llega a tener unas 150 reacciones químicas en la atmósfera, en el curso de apenas dos días, generando en definitiva tres contaminantes principales: ozono y dos ácidos, nítrico y sulfúrico.

Al cabo de estas reacciones pudieron haber cientos de kilómetros.

En el oeste de Suecia y también en el este de los Estados Unidos, la lluvia ácida ha hecho estragos; se estima que hay 14.000 lagos dañados en todo el mundo, en cada uno de los cuáles, el ecosistema (fuente de vida) ha muerto. Una de las formas de resucitar un lago, se está llevando a cabo en USA, trayendo peces de otros lugares para reestimular la cadena vital. La mayoría de las veces resulta estéril, ya que los peces no sólo deben tolerar los altos niveles de ácido, sino también fuertes concentraciones de aluminio procedente de la tierra circundante, afectada también por la lluvia ácida.

Tierra y agua -letales ambas- provocan un signo de muerte. ¿Por qué la Tierra? En condiciones normales opera una especie de filtro. Un componente clave para que el ácido no llegue al agua es el carbonato de calcio, pero este es escaso o inexistente en los suelos del Este de los Estados Unidos. En conclusión, no hay filtro.

Por esa razón, y como medida paliativa, se arroja desde helicópteros, carbonos de calcio, con el fin de neutralizar el ácido.

Pero la lluvia ácida no se circunscribe sólo a lagos y bosques; sus efectos llegan a perjudicar nada menos que la capital de Colonia, en Alemania. Este atentado con la naturaleza en forma de lluvias, carcome las estructuras medievales.

Un mecanismo perfecto se devora la vida, a un precio muy alto en estos tiempos modernos.

Si querés contactar al equipo de C.A.E.F.A.: caefa@fabiozerpa.com

 

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