Revista Digital de El Quinto Hombre
ENERGIA ATOMICA DE TERCERA GENERACION
Por Juan de Dios Tello
Como es sabido, con el advenimiento de la teoría de la
relatividad propuesta principalmente por el sabio alemán Albert Einstein
el año 1905, prácticamente se cambió todo lo que se suponía saber de la
ciencia física. En ese entonces tal teoría parecía lo que actualmente
se denomina "ciencia-ficción". Pero a medida que transcurrieron los años
se vio que las propuestas relativistas se iban convirtiendo en realidad.
Una de las grandes proposiciones de la teoría era la transformación de
la masa en energía pura. Tal aseveración daba, en principio, la sensación
a muchos físicos de esos tiempos de ser nada más que simple fantasía.
Sin embargo, en la década del 40 al 50 la humanidad tuvo
conciencia de la tremenda realidad de los efectos del poder de la transformación
de la masa en energía. Tal transformación mostró por primera vez su máxima
expresión cuando se llevó a cabo en las proximidades de Trinity Site y
Alamogordo (Nuevo México, EE.UU.) el 16 de Julio de 1945, el experimento
de una reacción en cadena no controlada. Lamentablemente el éxito logrado
en tal ocasión culminó, semanas más tarde, en uno de los tantos y muy
tristes episodios de la humanidad, al ser destruidas dos ciudades japonesas:
Hiroshima y Nagasaki. Para tal cometido se emplearon respectivamente dos
artefactos de fisión nuclear. Luego, y hasta la fecha (que se sepa), el
empleo del poder del cambio de la masa en energía ha sido de gran utilidad,
al ser suministrada a las poblaciones en forma de electricidad.
La denominación cotidiana que se da a tal
logro es la de energía atómica o energía nuclear. Actualmente se conocen
dos formas principales de liberar la energía encerrada, mayormente en
el núcleo de los átomos. La primera es la que se conoce como fisión y
la segunda como fusión. En la fisión los núcleos atómicos son partidos
o divididos, aunque no en partes exactamente iguales. En la fusión, por
lo contrario, se unen átomos. Por lo general se emplean los de hidrógeno
o sus isótopos, deuterio-tritio.
Actualmente, en algunos de los países más desarrollados
del mundo, se cuenta con grandes laboratorios y gigantescos instrumentos
para lograr la fusión en forma controlada y continuada, con el fin primordial
de extraerle energía.
A esta forma de extraer energía para usos generales se
la denomina termonuclear, por la gran temperatura a la que se la obtiene
(del orden de los 18 millones de grados centígrados). Si esto se lograra,
se obtendría un incalculable beneficio como inagotable fuente de electricidad.
Hasta el presente sólo se ha podido comprobar el enorme
poder de la fusión a través de la explosión de artefactos termonucleares
experimentales, de lo cual hay muy escasa información; además, no viene
al propósito de esta nota.
Tal como se ha publicitado a través de todos los medios
de comunicación en estos últimos años, la existencia de los quarks es
una realidad perfectamente comprobada de acuerdo a las descripciones que
dan los científicos. El quarks es el constituyente de protones y neutrones,
los cuales a su vez forman los núcleos de todos los átomos de la materia.
Para ser breve diré, que tanto un protón como un neutrón están constituidos
indistintamente cada uno por 3 quarks.
Después de esta reseña trataré de explicar algunos aspectos
preocupantes que se plantearán cuando se intente obtener lo que se considera
la energía atómica de tercera generación.
Al hacer algunos cálculos desde mi modesto punto de
vista acerca del Campo Unificado, he llegado a la conclusión de que si
algún día se logra la desintegración en cadena y automantenida de los
quarks, se obtendrá una cantidad tal de energía que superará enormemente
a las de fisión y fusión. Por ejemplo en la transmutación de la masa en
energía (teoría relativista), por cada gramo de materia aniquilado se
obtienen 25 millones de kilowats hora. En cambio, si a dicho gramo de
materia se lo aniquilara hasta en sus quarks, se lograrán 1200 sextillones
de kilowats hora. Lo cual expresado en unidades nos da 12 seguido de 38
ceros. Llegados a éste punto, se nos plantea una reflexión sobre la magnitud
de la transmutación quarks y su cuantiosa energía resultante. Téngase
en cuenta que la aniquilación de un solo quarks nos proporcionará 400
billones de kilowats hora. Pero como en cada átomo de hidrógeno desintegrado
hay 3 quarks, una sencilla suma nos dice que un átomo de hidrógeno desintegrado
a nivel quarks nos proporcionará 1200 billones de KWH.
Tal vez las personas entendidas
en el tema se pregunten: ¿Cómo es posible que la desintegración quarks
ya lograda, no haya destruido los laboratorios donde se llevó a cabo tal
experiencia?. La respuesta, a mi entender, es que se debe a que los quarks,
en todos los casos experimentados, han sido fisionados pero no aniquilados.
Estos al ser fisionados liberan una cierta cantidad de energía pero mayoritariamente
corpúsculos fundamentales y aun en la desintegración espontanea que sigue
a la primera (desintegración en cascada), no se libera toda la energía,
porque solo se trata de nuevos corpúsculos más pequeños, pero también
fundamentales. Algo así como ocurre con la fisión o fusión de los núcleos
atómicos: estos son partidos o divididos, o como ocurre en la fusión,
que se unen núcleos atómicos pero de ninguna manera son totalmente aniquilados
hasta el punto de liberar su energía total.
Tanto en la fisión como en
la fusión, una pequeñísima parte de los átomos se transforma en energía
pura y por lo tanto cuando se hace detonar un artefacto nuclear de toda
la masa fisionable solo una milésima parte es convertida en energía.
Hasta el presente, no se ha
logrado la conversión absoluta de un gramo de cualquier materia en energía,
salvo en forma estadística, o sea empleando grandes masas de elementos
fisionables. Con la desintegración quarks se está ya más cerca de la transformación
total de la masa en energía, pero ésta resulta ser tan inmensa que pondrá
en peligro no solamente al laboratorio donde se experimenta, sino también
a la región donde esto ocurriera. Por lo cual tengo el convencimiento
de que los experimentos para lograr la energía atómica de tercera generación,
aunque sea con una masa de unos pocos gramos, deberán ser realizados en
el espacio exterior, por lo menos a unos 1000 km. Fuera del planeta. Tal
vez pasen más de 50 años antes de que se logre la liberación de la energía
atómica a nivel quarks, pero también podría ser mañana...
Si bien esta nota, como tantas
otras referidas a estos temas, se las tendrá muy poco en cuenta, no obstante
creo un deber decir lo que pienso, de lo que a mi entender puede ser de
gran beneficio, como lo es la energía atómica cuando se transforma en
electricidad y alumbra las poblaciones. De otra manera su empleo es capaz
de no dejar dormir...
Es por todo lo dicho que espero
que se tenga gran cuidado con la energía atómica de tercera generación.
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